Gerardo Pereyra nació en Chivilcoy y vive en Junín desde los siete años. De chico jugó al fútbol, luego al rugby; y también practicó taekwondo y boxeo. Es aficionado a la fotografía, la escritura, es sommelier y profesor de Educación Física.
En su faceta como entrenador, formó parte del equipo que preparó a Lucas Matthysse para su conquista mundial.
El 9 de septiembre de 2012 Matthysse se enfrentó ante el nigeriano Olesegun Ajose y se consagró campeón de la categoría superligero del Consejo Mundial de Boxeo, al ganarle por nocaut técnico en el décimo asalto en el Casino Hard Rock de Las Vegas, en Nevada, Estados Unidos.
Siempre tuve en claro que siendo profesor de Educación Física no me iba a llenar de dinero.
Hay que proponerse hacer cosas y buscar el camino. Imposible no hay nada.
Después de entrenar a Matthysse, el "profe" Pereyra confesó que estuvo a punto de abandonar su profesión. Pero siguió. Buscó nuevos desafíos y continuó trabajando.
Hoy, a los 50 años, la vida le presentó un nuevo desafío. Trabaja junto con su amigo Diego Cuadrado en la Escuela Municipal de Natación y asumió el compromiso de mejorar el potencial físico y aeróbico de Lucía Ferreri.
Sus inicios, la inserción laboral en Junín, la conquista mundial con Matthysse y los nuevos desafíos formaron parte de la siguiente charla con Democracia.
- ¿Cómo nace en la profesión de profesor de Educación Física?
- Creo que por pasión al deporte. El primer deporte que practiqué fue el fútbol y después a los quince años hice taekwondo. Me gustaba mucho hacer deporte y quizás por eso decidí irme a Lincoln a estudiar el profesorado allá. Hice la carrera y cuando terminé me volví a instalar en Junín.
- ¿Cómo fue ese regreso? ¿Costó la inserción laboral?
- En aquel entonces me di cuenta de que muchos chicos que se habían recibido ya estaban trabajando en algún club, entonces la inserción laboral para ellos es un poco más simple. Yo cuando me volví de Lincoln no tenía donde trabajar. También cuando me recibí y cuando volví a Junín me sentía más deportista que profesor. Estudiando comencé a jugar al rugby y cuando regresé a Junín jugué un tiempo y también conseguí trabajo en un gimnasio (Olaf).
- ¿En qué momento se dio cuenta de que la carrera que había elegido era la correcta?
- Creo que en general uno elige la carrera por la pasión al deporte y no porque quiera ser profesor. Hablo en lo general, seguramente debe haber casos especiales. Después, durante la carrera las cosas cambian y uno se da cuenta del rol que tenemos los 'profes' dentro de la educación. Son muchas las salidas laborales. Aunque siempre tuve en claro que siendo profesor de Educación Física no me iba a llenar de dinero (risas).
- ¿Cómo se dio su llegada al equipo de entrenadores de Lucas Matthysse?
- Fue en el año 2012 y 2013, trabajé con Lucas en el plano profesional. Trabajé con él y lógicamente con todos los profesionales del equipo que había conformado Arano. Una experiencia muy linda. Pude cumplir el objetivo de trabajar en la máxima competencia y formar parte de un logro deportivo muy importante, como fue el campeonato del mundo que logró Lucas. Cuando Lucas estaba festejando el título me dijo algo que siempre recuerdo: 'Gracias loco, esto lo logramos juntos'. Éramos campeones del mundo.
- ¿Había soñado con algo así?
- No, para nada. Nunca lo pensé. En total hicimos cinco peleas en Estados Unidos. Tampoco pensé nunca en conocer Las Vegas, Hollywood o Atlantic City. La verdad que más allá de lo deportivo y lo profesional, fueron experiencias muy lindas desde lo personal.
- ¿Y después de trabajar con Matthysse?
- Esa fue una gran pregunta que me hice en su momento. Porque después de haber logrado el campeonato mundial se me hizo difícil buscar nuevos objetivos dentro de la profesión. Sentí que había llegado a lo más alto y hasta pensé en 'matar' al profesor de Educación Física. Pero en algún punto también siempre seguí trabajando para la Dirección de Deportes del municipio de Junín y de esa manera fue que en los últimos meses me sumé a la Escuela Municipal de Natación, que dirige un gran amigo como lo es Diego Cuadrado.
- ¿Cuál es el trabajo específico que hoy realiza?
- Principalmente, estamos trabajando mucho con Lucía Ferreri, que en algún punto es un poquito el emblema de Los Predadores. Estamos apostando a trabajar con ella, a tratar de darle un empujoncito más en su carrera y a tratar de descubrir un poco más de su potencial. En este sentido, creo que hay varias cuestiones que podemos mejorar. Esto es parte del trabajo que ya comenzamos a realizar. Un poco la idea es intervenir para que ella también se dé cuenta de su potencialidad. En ese proceso estamos.
- Lo último, ¿qué palabras tendría para los futuros 'profes'?
- Es difícil, en lo personal me tocó la suerte de trabajar con un boxeador que logró ser campeón del mundo, pero más allá de eso el boxeo es un deporte que me gusta mucho. Tengo muchos amigos en ese mundo. Y el mensaje que puedo dejar viene del boxeo y es de Muhammad Ali. Imposible no hay nada. Hay que proponerse hacer cosas y buscar el camino. Imposible no hay nada, hay que encararlo nomás.
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