Haras "La Leonor": el establecimiento de Junín que crece y busca la excelencia
El proyecto cuenta con la presencia del padrillo Reride, hijo de Candy Ride, el mejor caballo argentino de todos los tiempos. El coordinador general de las tareas, Gonzalo Carini, explicó a Democracia los principales detalles del trabajo que se viene realizando.
El Haras "La Leonor" se creó a fines de 2018 y en la actualidad lo conforman unos veinte caballos. La propietaria del proyecto es Adriana Lombardi y el coordinador general es Gonzalo Carini.
Entre sus exponentes, el Haras cuenta con el padrillo Reride que es hijo de Candy Ride, el mejor caballo argentino de todos los tiempos, invicto y padrillo estrella en los Estados Unidos.
El cuidado y crecimiento de los animales, la pasión por el deporte y una industria en pleno crecimiento formaron parte de la siguiente charla con Gonzalo Carini.
- ¿Cómo surgió el proyecto?
- Comienza con Adriana Lombardi, ella tenía un establecimiento de caballos criollos, en Mercedes. Cuando yo comienzo a trabajar, Adriana decide hacer un cambio importante. Cambia de raza, es decir, de los caballos criollos pasamos a los de carrera y a partir de ahí iniciamos un proceso de crianza que me pareció muy atrayente. Y es interesante, principalmente porque Argentina es uno de los máximos productores de caballos de carrera en el mundo.
- ¿Cuáles fueron los objetivos en aquel inicio?
- La idea es tener un establecimiento de excelencia para no solo tener buenos caballos corriendo acá, en nuestro país, sino también para venderlos afuera. Ese es un poco el desafío. La idea también es venirnos todos para Junín, porque por el momento tenemos solo una parte que serían los studs, que están cerca de La Agraria. Después hay otra parte en Mercedes y los padrillos están en el Haras "La Misión", en San Antonio de Areco.
"Candy Ride es Maradona convertido en caballo, superó absolutamente todo lo previsible".
- Hay una historia muy particular con Candy Ride.
- Sí, Adriana decide traer un padrillo de Estados Unidos y la nota de color es que ese padrillo era hijo de un caballo argentino que al mismo tiempo es uno de los caballos más importantes del mundo y que se llama Candy Ride. Candy Ride corrió mucho tiempo en los hipódromos de nuestro país y cuando lo llevaron a Estados Unidos ganó también las carreras más importantes que hay allá.
- Un caballo muy especial...
- Candy Ride es Maradona convertido en caballo, superó absolutamente todo lo previsible, dentro de las pistas y fuera de las pistas como padrillo. De hecho hoy presta un servicio en Estados Unidos que es prácticamente de elite.
- ¿Estados Unidos es el principal mercado?
- Sí, uno de los principales, después está Europa, también los árabes y ahora Japón abrió muchísimo. Hoy creo que Japón es el que mejor hizo las cosas y por eso se está poniendo a la par de las grandes potencias, que son Irlanda, Gran Bretaña, Estados Unidos, Dubái y Arabia Saudita. Singapur está creciendo mucho. Y un poco más acá Chile creció mucho y Uruguay también.
- ¿Por qué creés que se está dando esta expansión?
- Es una industria que requiere de mucha mano de obra, que no se puede suplantar por nada, ni por la robótica ni por nada. El caballo requiere de un capataz, de un sereno, herradores, veterinarios, la tecnología aplicada a los caballos. Es decir que realmente es una industria gigante. Y nuestra idea es volver a tener un establecimiento de renombre al nivel más alto posible, y para eso trajimos un hijo de Candy Ride a la Argentina.
"Si me hablás mal de un caballo me estás hablando mal de mi familia. Es así".
- ¿Cómo nace tu pasión por los caballos?
- Con los de carrera estoy desde los 17, 18 años. A esa edad tuve la posibilidad de cuidar mis primeros caballos. Al principio fue como una especie de hobby porque yo tenía otro trabajo. Pero siempre me gustó mucho el hecho del cuidado de los caballos, siempre arranqué muy temprano, las primeras tres horas del día se las dediqué a los caballos. Hace 20 años que estoy en este mundo y siempre traté de ir sumándole aprendizajes. A la cuida le sumé la observación, el estudio de la genética y así fui sumando herramientas que hoy son las que le puedo ofrecer a Adriana para que ella pueda tener un establecimiento con proyección.
- ¿Cuáles han sido los momentos más lindos que te ha tocado vivir?
- Uno convive con un ser vivo como lo es el caballo. Y uno los trata como tal, acá los caballos son familia. Si me hablás mal de un caballo, me estás hablando mal de mi familia. Es así. Cada caballo tiene su personalidad, su espíritu, no todos son iguales y en líneas generales son muy nobles porque responden a lo que el humano les propone. Si uno les propone un buen trato ellos van a sentirlo y van a tratar de hacer las cosas bien. Y si la propuesta es distinta ellos van a estar más a la defensiva.
- ¿Dónde encontrás la adrenalina?
- En muchos momentos, en ver al caballo progresando, entrenando. Cuando comienza y le cuesta uno trata de ver los motivos, puede ser porque lo han maltratado o porque viene de una lesión. Son muchos momentos. Cuando el caballo evoluciona es un momento muy agradable y lógicamente que cuando corre y le toca ganar la sensación es increíble.