Rodolfo Zbucki tiene una mirada distinta sobre la fotografía deportiva. En sus trabajos se aprecia una búsqueda constante por lo informal, por romper desde el arte con las estructuras visuales a las que estamos acostumbrados.
Y en esa búsqueda aparecen los riesgos, el vértigo, la emoción y los resultados que Zbucki compartió con Democracia.
"Desde muy chico me gustó la fotografía. Realicé mi primer pequeño curso en la Escuela Santa Unión cuando estaba en cuarto año, en un taller que daba Alberto Chilote, un profe y preceptor nuestro", recordó.
Y añadió: "Cuando terminé la secundaria realicé un curso más avanzado en la ciudad de Rosario, luego me fui a Capital Federal y mientras estudiaba Informática realicé una carrera de fotografía, donde vimos de todo y donde lo que más me gustó fue estudio y fotografía deportiva".
Sobre aquellos inicios, completó: "En Capital realicé pasantías en diferentes estudios (modelos y foto-producto) y me quedó pendiente la fotografía deportiva. Hasta que en el 2017 decidí completar lo que me faltaba y empezar con el deporte, inclinándome más tarde al hockey, que es el más lindo para fotografiar".
El estilo y los referentes
En cuanto a su estilo, Zbucki explicó: "Me gustan mucho los ángulos bajos, sobre todo para la fotografía deportiva. Si bien las reglas sirven y las uso, muchas veces me gusta romperlas, ya que la fotografía tan estructurada en ocasiones es aburrida".
Entre sus referentes, contó que admira a Jonraffoul y Oscar Muñoz Badilla; y como deseo manifestó que le gustaría retratar algún partido donde juegue la Selección Argentina de Hockey, masculina o femenina.
Ante la pasión que despierta la fotografía, Rodolfo confesó algunos desmanes. Al respecto, recordó: "Pasé hasta trece horas seguidas tomando fotos, después llegar y editar casi cinco más. Y a esto lo repetí cuatro días seguidos, fue cubriendo un Provincial de Hockey. Terminás muy cansado, pero fotografiar hockey es fabuloso".
En definitiva, sus fotografías surgen como el resultado final de un prolongado proceso creativo. Y allí Zbucki se presenta como el único dueño de muchísimos momentos.
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