Hace varios años que el golf dejó ser un deporte para pocos. Y en este cambio de paradigma el trabajo en conjunto de entrenadores, dirigentes y deportistas ha sido fundamental. Así lo entiende el instructor Pablo Martínez, quien desde hace ocho años está al frente de la escuelita del Junín Golf Club.
En esta querida institución de nuestra ciudad, la escuelita funciona los martes y viernes, desde las 16, y la concurrencia de chicos va desde los cinco a los 17 años.
- ¿Cuál es tu historia y la de la escuelita?
- Arrancamos hace ocho años, aproximadamente. En principio comencé como "profe" de educación física, haciendo la parte recreativa y la parte de habilidades motrices; y después que hice el curso de instructor de golf, en la asociación de Profesionales de Golf de Argentina (PGA), asumí en el cargo de coach. Es una enseñanza muy importante y por suerte me pude recibir de "profe" de golf. En este caso el aprendizaje ha sido importante porque no hay muchos profesores de golf en nuestra ciudad; de hecho solamente somos dos, el otro es Marcelo Mussi, quien hace 20 años que trabaja en el club.
- ¿Qué se trata de inculcar desde la escuelita?
- Tenemos un grupo de iniciación que arranca a los cinco años y también asisten chicos de 15, 16, 17 y hasta 18 años que vienen a la escuelita. Como el golf no es un deporte masivo, esto nos permite agruparnos de esta manera. Podemos juntar las categorías en los entrenamientos y desarrollar una propuesta interesante. Quizás también esto tenga ver con que el golf no es un deporte masivo.
- ¿Considera que hubo un crecimiento de la actividad?
- Sí, trabajamos con ese objetivo. Está claro que cuesta. Pero es un desafío que tenemos y que de a poco lo vamos logrando. Hacemos visitas a los colegios y todo lo que está a nuestro alcance para difundir el deporte. También estamos dando becas y haciendo lo mejor que podemos para el crecimiento del golf. Ahora con la llegada del buen tiempo también vamos a poner en práctica un plan de acción que lógicamente tendrá el objetivo de seguir sumando chicos al club. La idea es que los chicos conozcan el club, el deporte y que se sumen. No tienen que pagar nada sino acercarse y conocer lo que hacemos. Si vienen, en el club le vamos a brindar todo.
- Siempre hubo un mito sobre el golf, que se necesita dinero para jugarlo. ¿Este prejuicio se derrumbó o todavía está presente?
- Se está derrumbando, cuesta pero de a poco lo vamos logrando. Cada vez es más accesible jugar y eso es un punto importante. Es un trabajo que lleva muchos años. El objetivo no está cumplido pero de a poco avanzamos. Por dar un ejemplo en concreto, la cuota en el club sale unos 500 pesos mensuales, es un monto similar al que te pueden cobrar en natación o en una escuelita de fútbol. Si lo vemos de esa manera podemos decir que el golf es cada vez más accesible.
- ¿Cómo podrías describir el aporte del golf a la formación de un joven?
- Sin dudas que es un gran complemento, es un deporte que se practica al aire libre, donde se inculcan valores como el cuidado del medio ambiente y en donde las reglas no tienen absolutamente nada que ver con las reglas de otros deportes. En el golf hay reglas muy concretas pero no hay un juez que cobre las faltas como en otro deporte. Hay valores importantes como la honestidad, porque uno le tiene que marcar al compañero los golpes que hizo. Ahí también se puede hablar de compañerismo. El propio jugador se tiene que cobrar en contra y eso me parece muy interesante. La cancha de golf tiene unas 20 o 30 hectáreas, imaginate que un árbitro no podría estar en todo. Entonces en el golpe por golpe, los jugadores van solos.
- ¿Cómo describirías la adrenalina?
- Son muchos momentos, está el golpe, cuando el jugador lo encuentra y hace volar la pelotita. Ese movimiento es único. Es el único deporte que tira la pelota más lejos. No existe otro deporte en donde la pelota viaje como en el golf. También la precisión es algo muy interesante. El paisaje acompaña. Y lo que yo más estaco es el placer de ir caminando con amigos y de disfrutar un momento agradable.
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