A veces, la vida pone pruebas muy duras en el camino a los deportistas y Marina Bertotto conoce de esa historia. Tras un terrible accidente automovilístico que sufrió en el 2006, cuando iba hacia la Provincia de Córdoba y el automóvil en el cual viajaba fue chocado por una combi. Fue tal el impacto que se temió por su vida y -es más-, hasta llamaron a su familia para “despedirse de ella”, dado que se esperaba lo peor.
Pero de a poco, la destacada atleta capitalina fue recuperándose, pese a que debió soportar 19 operaciones de distintos riesgos, una de ellas la colocación de una placa en su cabeza, ya que tuvo fractura de cráneo. Además, casi cuarenta tornillos en su cadera son un fiel reflejo de las secuelas que dejó el tremendo accidente.
Consultada sobre como había ocurrido, Marina dijo:
“La verdad que no recuerdo nada, ya que sufrí una fractura de cráneo y es por eso que siempre le pregunto a mi padre, Aldo, ya que no se qué paso y a la vez, estuve en coma y no recuerdo nada”.
Después de un año y medio de trabajo de recuperación, de mucha kinesiología, Bertotto prosiguió con su carrera de abogacía, terminándola sin poner excusas, ya que iba a la facultad en silla de ruedas o ayudada con muletas. Nada le impidió llegar a recibirse, es algo que cuenta siempre con mucho orgullo. De a poco, y una vez recuperada, siguió con lo suyo y al respecto, destacó:
“Me fuí metiendo en el mundo del atletismo junto a un grupo de amigos que solían salir a correr ellos me incentivaban a trotar de a poco hasta que me anoté en una prueba de 3 kilómetros, me costó un montón gracias a mis amigos me ayudaron a terminarla, fue el comienzo de algo que marcaría un rotundo cambio en mi vida, ya que de a poco fue más constante mi presentación en pruebas pedestres hasta llegar a correr mis primeros 10 kilómetros”, confesó Bertotto al programa radial juninense "Deportes en acción".
Su experiencia en maratones
Ya después de un tiempo, la tentó la distancia de los 42.195 metros, el famoso maratón, la prueba de largo aliento, y sobre ello manifestó:
"Ahí no dude y busqué en mi personal trainner, el profesor Guillermo Nap, un plan para poderla correr. Llevó su tiempo habituarme, a tener una carga aeróbica muy especial, ya que tenés que aprender a cambiar el aire, más el ritmo de competencia. En el 2013 hice mi primer maratón y fue en París. Ello y me motivó mucho, ya que al poco tiempo corrí el segundo, en Buenos Aires. Mi papá me tuvo que agarrar a la llegada, porque me caía por el esfuerzo hecho, una locura, ya que me cuesta mucho recuperarme por mis lesiones, sobre todo en los tobillos. Aparte, dos maratones en un año es una gran carga física”.
Continuando con su relato, la atleta dijo:
"Después fui a Roma, Italia, donde me fue muy bien, ya que al poco tiempo me avisaron que salí evaluada para ir al maratón de Tokio. Pero mediante una consulta con mi médico, decidí no ir. También recuerdo el maratón de Nueva York, como otra de mis mejores carreras, ya que es un circuito muy difícil por las grandes subidas, que son constantes en el recorrido. Llegué y tarde tres horas 41 minutos”, expresó con alegría.
Marina también narró con mucho orgullo que “No dejo de salir a correr ni un día. Además, lo complemento con el gimnasio, para trabajar toda la parte muscular. No me puedo quedar quieta, necesito estar en movimiento en todo momento, ni siquiera cuando estoy junto a mi esposo o a mis hijos (son mellizos). Lo que ocurre es que después de lo que padecí, se vive de otra manera".
Además, en la pintura encuentra su equilibrio, según expresó:
“Tengo el estilo subrealista, me gusta pintar sobre personalidades a las cuales admiro, entre ellas está la de Usaín Bolt, a quien le tengo una gran admiración. Pintarlo fue algo muy grande, ese es el único momento donde me relajo”
Ya sobre el final de la charla, Marina hizo llegar su agradecimiento a la vida:
“La verdad es que desde muy joven, siempre tuve buenas oportunidades. Jugué al hockey en Pucará y en el colegio cinco veces por semana. También ya para esa época hacía atletismo y tenis en fin mucho deportes. Cuando tenía 19 años me fui con una amiga a Europa por tres meses y nos quedamos casi un año y medio viajando y trabajando. También en ese viaje conocí África y Asia”.
Se prepara para el maratón de Chicago, el 7/10
Sobre lo ya realizado en 2018, Marina estuvo compitiendo en el maratón 2018 de Boston (Estados Unidos) y sobre esa prueba, señaló:
“Fue una prueba durísima, se corrió en el mes de abril con mucho frio y lluvia, dijeron los periodistas que en treinta años no se registraba un clima tan duro. La verdad es que fue una locura correrla, porque fue entre montañas, durísima, También estuve en la de Nueva York, que está entre las seis mejores del mundo, también fui a Berlín, Alemania, y trato de correr cada cinco meses una prueba de gran aliento. Ahora estoy poniéndome a punto para ir al maratón de Chicago, que se corre el domingo 7 de octubre”, cerró Marina Bertotto, todo un ejemplo de vida, una atleta que pudo superar su negativo destino y hoy es alguien a imitar a la hora de hablar de superación personal.
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