Nací enfrente de la cancha de pelota a paleta del Turco Lorenzo. Me crie prácticamente adentro de la cancha y lo raro es que no sé jugar a la paleta.
En ese tiempo la cancha era un hervidero. Venían el "Manco" de Teodelina, Sangiovani, Lecumberry, Silvetti, que jugaban a gran escala. Y por plata. Si habrá corrido guita ahí...
Yo tenía 8 años y, como las pelotitas se iban afuera, me mandaban a buscarlas. Había dos puertas que daban a la calle. Siempre me pagaban la coca y además me daban unas monedas. Y era plata, porque la guita rendía en ese entonces.
Después me mudé a Posadas y Chacabuco, al lado de la escuela 29, donde nos juntábamos en la escuela todos los pibes del barrio e íbamos a jugar al fútbol “barrio contra barrio” a otra zona de la ciudad. Teníamos 10 años. Una lástima que esto se perdió totalmente.
Luego me mudé con mi viejo a 12 de Octubre y José Obrero. Ahí tenía a BAP y Sarmiento, los dos cerquita.
De chico fui a BAP, pero no fiché, y a Sarmiento con Hebert Pérez y el "Comisario" Rodríguez, pero tampoco fiché. Es que yo era arquero de chico.
Los pibes éramos más de ir de acá para allá, inquietos. También se podía deambular solo en esa época, no como ahora que hay que andar con cinco ojos.
Cuando me volví con mi vieja, vivía con mi otro hermano Miguel Carmona. Y entonces empecé en La Loba.
Estaba Pedroza como técnico, que jugaba el hijo también, y después vino Chiaravino. Pero fue Pedroza el que me fichó.
También estaba el "Turco" Jorge, que fue quien me dijo que no podía atajar y me puso adelante, de puntero derecho, en las inferiores.
Ya con trece años me ponían en la Reserva. Había que jugar con los “matungos” que te mataban a patadas. Era gente grande que ya no picaban más en Primera o algunos que eran medio-medio y no les daban el tándem para la Primera. Eso sí que era una verdadera carnicería.
Con quince años debuté en Primera, en un Nocturno en la cancha de Mariano Moreno. Había arreglado don Juan Torres como técnico y fue él quien me hizo debutar. Estuvo muchos años al frente de la Primera de La Loba.
Para mí la famosa delantera de River de todos los tiempos fue Pozo, Sosa y Almirón. Yo debuté un día que Daniel Pereyra se lesionó, entonces retrasaron a Sosa al mediocampo y fui de 9. Jugamos contra Villa y perdimos uno a cero, en el Bosque.
Estuve toda la vida en River Plate. Pero en el medio me iba a jugar afuera, porque pagaban bien y me hacía unos mangos.
Acá siempre se jugó por la camiseta, por el honor y porque a uno le gustaba.
Fui a la Liga de Vedia, en Alem y Deportivo Alberdi. Jugué en Pintense en la Liga de Ameghino. En la Liga de Venado Tuerto, en Rufino. También me vinieron a buscar de Bunge.
La espada de Damocles mía fue que jamás practiqué. Nunca supe lo que era hacer una pretemporada, una práctica diaria, nada.
Solamente cuando volvíamos a los clubes de origen hacíamos algún picado o me prendía a jugar en otros clubes que pedía permiso, en Villa, Ambos Mundos, etc.
Fui campeón con Pintense, también en Rufino, con Ambos Mundos en el ´93, que se hicieron las zonas “A” y “B” y le ganamos la final a Independiente en la “B”. Teníamos un equipazo con el Keto Barco, Ubita Figueroa, el Huevo Celis, Jorge Barragán, los Yapur, Bortel, Sidotti. El técnico era Urquiza.
En River salimos campeones compartidos con Rivadavia de Lincoln, pero no recuerdo por qué se jugó la final y ya éramos campeones los dos. Perdimos uno a cero la final.
Como me gusta mucho el fútbol, lo miro, lógicamente. Pero esto de jugar para atrás y para atrás, a mí no me convence.
El otro día fui a ver a Sarmiento y el delantero, en vez de defender el ataque para el arco de Sarmiento, fue a marcar al defensor del otro equipo para que no tire la pelota para atrás. Increíble. En vez de defender para que no avance, defendía para que no retroceda.
Hoy llegan al córner del área rival y, cuando te querés acordar, la pelota la tiene tu arquero. No me gusta para nada. Cambió todo muchísimo.
¿Maradona o Messi? Amo a Maradona como jugador. Pero cada uno en su época. Yo me puse contento con que ganamos este último Mundial por Messi, porque dio todo y le faltaba eso.
Los dos nos dieron alegrías a los argentinos y tuvimos la suerte de haberlos disfrutado a ambos.
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