La Selección Argentina no tuvo la prestación ideal en el choque con Ecuador, en el que se impuso por penales para llegar a la semifinal de la Copa América tras sufrir más de la cuenta y encomendarse a las manos salvadoras de Emiliano Martínez.
A pesar de la falta de respuestas futbolísticas, el entrenador Lionel Scaloni no echó mano a una carta fortísima: Ángel Di María, gestor de goles históricos de la Selección Argentina y a punto de culminar un glorioso viaje con la Albiceleste cuyo final ya está estipulado por el propio protagonista. "Es la Copa América y se acabó", había dicho.
Fideo permaneció en el banco y Scaloni fue consultado por la decisión de no hacerlo ingresar: "¿A quién no le gusta ver a Di María? Yo soy el primero, pero no es fácil, la verdad", contestó.
La semifinal del martes contra Canadá será una de las dos últimas canciones del "último baile" del rosarino con la celeste y blanca. Si Argentina se impone, estará en la final. Si no, disputará el tercer puesto.
Por estas horas y con el equipo instalado ya en Nueva Jersey para el partido del martes, crece la esperanza de que Angelito esté desde el arranque y acompañe a un Lionel Messi que pudo completar todo el choque con los ecuatorianos, pero al que le vendrán bien las próximas 48 horas para terminar de recomponerse físicamente y volver a ser el que no se vio el pasado jueves.
Con la cabeza totalmente enfocada en darle lo mejor a la Scaloneta -incluso técnicamente es jugador libre desde el pasado 30 de junio-, el hacedor de inolvidables alegrías futbolísticas que valieron desde medallas de oro olímpicas hasta copas del Mundo, espera a sus 36 años la posibilidad de ser titular con los canadienses con la misma ilusión de un chico que recién empieza.
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