Nací en Junín en el barrio El Picaflor. Fui a la escuela 22. El barrio tenía campitos para jugar al fútbol, que era lo más importante, porque en ese tiempo nosotros lo único que teníamos en la cabeza era una pelota. Salíamos de la escuela directo a jugar a la pelota. Eran las dos de la tarde y estábamos en el campito. Llegaban las 20 y todavía estábamos corriendo detrás de la redonda.
No había otro tipo de distracciones. La televisión se veía de noche, cuando se lograba ver algo, y en blanco y negro.
Teníamos más movimiento. Íbamos caminando o en bicicleta a todos lados. Era otro tipo de vida, mucho más tranquila que ahora.
Primero fui a practicar a Sarmiento. Y cuando me querían fichar, Roberto Amadei -que jugaba en BAP y era del barrio-, un poco más grande, me induce a ir a fichar al Ferroviario.
Y me fui. Tendría 11 años. De entrenador estaba Pavón, el padre del profe Horacio Pavón. Torelli era el canchero y el que reclutaba jugadores.
Luego lo tuve a Marengo y posteriormente alguien que fue como mi padre: Juan José Falcón. Para la mayoría era como un padre, más allá de ser el técnico.
En las inferiores, de los chicos que han llegado a primera, estaban Hugo Herrera, Ricardo Pérez, Fabio Rolla. Todos clase 64, 65 y 66.
No tuve la suerte de ser campeón con las inferiores, pero tres veces llegamos a la final. Siempre nos ganaba Sarmiento.
Llegué a Primera a los 16 años. Estaba Vila como técnico. Debuté en un cuadrangular que se hizo en General Viamonte contra la selección de ahí. Pero mucho tuvo que ver alguien que quería que yo atajara –José Carnigno-, y me dio una mano para poder debutar en el segundo tiempo.
En la primera jugaba Hugo López –que después fue técnico mío-, los Frías, Guruceaga, todos más grandes.
Mi trayectoria en el fútbol no fue demasiado larga. Cuando yo llegué a Primera, me fui a probar a Estudiantes de La Plata. Había terminado tercer año de la secundaria. Me probaron una semana y quedé.
Pero resultó que mi madre no quiso que me fuera por miedo a que no terminara el secundario.
Seguí jugando en mi división, acá en Junín. Estuve en el seleccionado de la Liga Deportiva del Oeste ya con 17 años y terminé cuarto año.
Acá me planté en casa, hablé con mi madre y mi abuela, que fue también la que me crió, y les dije que me iba.
Llegué a Estudiantes, y ya no me tuvieron que probar. Estuve un año y aproveché de paso para cursar el quinto del secundario allá.
Lo que pasó fue que no me ponían para jugar y al año hablé con el técnico, Héctor Antonio, quien no me garantizó la titularidad.
Decidí volver a Junín en 1984. Estaba Hugo López como técnico de BAP. Y ese mismo año también había hablado, a través de un contacto de la pareja de mi madre, con el Bambino Veira para ir a San Lorenzo.
Fue en Mar del Plata. Yo estaba de vacaciones y San Lorenzo estaba haciendo la pretemporada allá. Me probaron y me dijeron que tenía altas probabilidades de quedar.
En el mientras tanto tenía en mi cabeza la educación física. Estaba entre jugar y el estudio. Al final la decisión fue no ir a probarme a Boedo y seguir la carrera. No jugué más. Tenía 19-20 años.
Hice una buena elección. Hoy hago lo que me gusta, lo que amo. Tengo mucha vocación. Los objetivos que tenía los pude cumplir. Trabajo en fútbol, básquet, tenis; he entrenado boxeadores. Me propuse tener mi propio lugar de trabajo donde hago atenciones personalizadas -lo que comúnmente denominan personal trainer-. Trabajo con gente que necesita bajar de peso, deportistas, gente que necesita hacer alguna rehabilitación traumatológica. Todo rehabilitación a través del ejercicio.
El fútbol cambió a partir de las modificaciones reglamentarias. Yo era arquero y te podían entregar la pelota atrás y agarrarla con las manos. Eso le quitaba dinámica. Hoy los jugadores de fútbol recorren más metros que antes, y una de las razones fue este cambio reglamentario.
Hoy, cuando le dan la pelota hacia atrás al arquero, los delanteros lo van a apurar. Antes, la agarraba, se la daba al defensor, se la volvía a dar al arquero, y así hasta que se dignaba a sacar.
Después cobró mucha más importancia la preparación física de los jugadores. Hoy es fundamental.
Es cierto que hay menos cantidad de jugadores buenos. Pero la falta de campitos, la tecnología, el televisor, el celular, todo influye para que eso suceda.
Yo recuerdo que cuando jugábamos en las inferiores éramos como 30 pibes en el equipo. Estábamos los titulares, los suplentes y algunos quedaban afuera. Esos que quedaban afuera no se iban, se quedaban a ver el partido. Hoy eso casi no ocurre, a veces ni juntan para el plantel. Pero si queda alguno afuera, se va.
¿Maradona o Messi?. Maradona. Para mí los grandes van en este orden: Pelé, Cruyff, Maradona y después Messi.<
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