El máximo responsable de otro año inolvidable
La posibilidad de que Lisandro López vistiera la camiseta de Sarmiento no pasaba por la imaginación siquiera del hincha más soñador entre los soñadores, cuando el conjunto de Junín se preparaba para competir en la Liga Profesional, después del ascenso de enero de 2021.
El ídolo de Racing (siempre lo será, más allá de la huella que dejó este año en el Verde) nada tuvo que ver con el título sarmientista en Primera Nacional, pero todo tuvo que ver para que el conjunto dirigido por Israel Damonte lograra consolidarse en la división de honor del fútbol argentino, después de una temporada inaugural que dejó un sinfín de preocupaciones por la amenaza del promedio.
La estadía de Licha en Sarmiento lejos estuvo de un cuento de hadas: se perdió el inicio de la pretemporada por haberse contagiado de Covid-19 y no faltaron dudas sobre su estado de forma, a los casi 39 años.
Pero el debut fue soñado: un gol de alta calidad estética frente a Atlético Tucumán, en la primera fecha de la Copa de la Liga, inició el romance con una hinchada que siempre le brindó respeto, le demostró su lealtad y le expresó una y cien veces su agradecimiento por haber elegido al estadio Eva Perón como -probablemente- la última localía de su ilustre carrera.
Ayer se confirmó que seguirá en Junín un año más. Pero la huella que ya marcó a lo largo de 2022 permanecerá por siempre.