El fútbol femenino creció mucho en los últimos años sobre todo con la creación de la Liga Profesional en marzo de 2019 bajo el respaldo de la Asociación del Fútbol Argentino.
Después de tantos años de lucha de las mujeres, se consiguió que la actividad sea semi-profesional y que las futbolistas, algunas, puedan cobrar un sueldo por jugar a la pelota como se da en el ámbito masculino.
La AFA, que preside Claudio Tapia, se encarga de transferir 120 mil pesos de manera mensual a cada uno de los 16 clubes de Primera División con el objetivo de costear los 8-12 contratos mínimos que establece esta etapa de la profesionalización, según el “Plan Estratégico Integral de Fútbol Femenino 2021-2026”que obliga a las instituciones a tener contratadas.
Además, las jugadoras pertenecen al Convenio Colectivo de Trabajo, en la que se encuentran los masculinos de las primeras tres categorías del fútbol argentino.
En Argentina, el 55% de las futbolistas de Primera son profesionales, pero sus sueldos no llegan ni al 2% de lo que ganan los hombres. Sin embargo, esto no impide que los clubes desarrollen cada vez más el área, algo que se traduce en la ascendente cantidad de público que asiste en cada partido.
Con respecto a los datos que suministra la FIFA, solo el 13% de los clubes femeninos a nivel mundial generan más de un millón de dólares. En el país, de los 21 equipos que participan en Primera, solo cinco tienen más de 20 futbolistas profesionales: Boca, River, San Lorenzo, Racing y Gimnasia La Plata.
“Esta diferencia se plasma fuertemente en los sueldos, donde en el caso de las mujeres no llega ni al 2% de lo que gana el masculino. De hecho, el sueldo básico equivale al contrato que percibe un jugador de la Primera C (la categoría más baja del fútbol profesional masculino), es decir, $ 37.800 brutos”, explica Magui Barrenese, directora de estrategia de Libro de Pases, la plataforma gratuita con más de 180 mil personas que funciona como nexo entre jugadores y jugadoras y más de 120 clubes de todo el mundo.
Florencia Gamarra – Estudiantes de Buenos Aires
Florencia Gamarra, oriunda de Germania, juega en Estudiantes de Buenos Aires el torneo argentino de Primera División.
La mediocampista jugó en clubes afiliados a la Liga Deportiva del Oeste como Rivadavia de Lincoln y Sarmiento de Junín. Con este último, disputó dos torneos de Primera B y sus actuaciones la llevaron a donde se encuentra en la actualidad.
“Estoy viviendo con otras compañeras del club en Capital Federal y que también son del interior. Es una experiencia única totalmente diferente a lo que era la B Nacional, es un sueño cumplido y estoy disfrutando de los entrenamientos, los partidos y todo lo que se comparte”, manifestó.
La futbolista de 31 años habló con Democracia y destacó que una de las diferencias que encontró entre ambas categorías fue “el ritmo de juego”.
El equipo
Gamarra se desempeña en uno de los planteles ascendidos recientemente y se refirió a las características que tiene el club de Caseros.
“Estudiantes al igual que Ferro son los dos equipos que ascendieron el campeonato anterior y por ser un equipo recién ascendido estamos haciendo un lindo torneo. Nos caracterizamos por el juego, hay chicas que vinieron de otros clubes, se le da mucha importancia y suman un montón para las que venimos jugando en la B Nacional. Las chicas de jerarquía le dan el toque al grupo ya sea de experiencia por lo jugado u otras cuestiones también”, comentó.
“Hay clubes de jerarquía y las diferencias son muy notorias en cuanto a la estructura y al armado del plantel entre un equipo y otro. Cuando jugamos con Boca, de visitante, quedamos dentro de todo conforme pero había una diferencia física y se notó. Nos fuimos satisfechas con el partido que hicimos. Son clubes que hace años que están en la categoría y uno recién ascendido lo siente”, aseguró.
La importancia de estar en Primera División
La jugadora de Germania se mudó a Capital Federal para seguir con el sueño de jugar al fútbol y hacerlo de manera profesional e indicó que estar en ese lugar “es una vidriera”.
“Al principio fue duro y a veces se hace difícil como le pasa a todos pero bueno la familia y los amigos siempre están presentes aunque sea a la distancia y eso lo hace un poquito más fácil”, aseguró.
“Conocí muchos lugares, jugamos contra Racing en el Cilindro de Avellaneda, jugamos amistosos con la selección Sub-20 en el predio de AFA, es otra vidriera en Buenos Aires. Estoy tratando de disfrutar y llevarme lo más lindo de estas experiencia”, concluyó.
Marianela Costa - Ferro Carril Oeste
Marianela Costa es de Lincoln y está en Ferro Carril Oeste hace un año y medio. Vive en Buenos Aires, entrena en el predio junto al plantel de Primera y comparte tiempo con sus compañeras que son del interior.
El equipo de Caballito se encuentra en el séptimo puesto, con 21 puntos, del campeonato de la máxima categoría y quedó muy cerca de clasificar a la Copa Federal. El torneo se encuentra en un parate hasta agosto por la participación de la Selección Argentina en la Copa América.
La futbolista, con paso en Rivadavia de Lincoln y Sarmiento, su último club en la Primera B, comentó que “está viviendo una experiencia muy linda” y se refirió a las variantes de una categoría y otra.
“Es totalmente distinto a lo que es entrenamiento, tenes que empezar a trabajar de otra manera, a otra velocidad y usas menos cantidad de toques porque lo pide la categoría. Además, enfrentás equipos muy duros que hace años que están en el ruedo y tenes que estar concentrada todo el tiempo, no te podes desconcertar porque lo pagas con un gol”, manifestó.
El ascenso
Costa fue una de las jugadoras que logró el ascenso a la máxima división con conjunto de Caballito y contó cómo fue el proceso de estar en una nueva categoría del fútbol.
“Cuando ascendimos, el club iba a dar 12 contratos que los paga AFA. Yo firmé uno de esos contratos con el salario mínimo pero en lo económico nunca llegamos a igualar al masculino”, sostuvo.
“Fue todo nuevo, la gente en Lincoln me reconoce cuando voy por la calle, siempre me preguntan cómo me está yendo. Estoy muy contenta por poder entrenar todos los días y me gusta vivir del fútbol. El club nos alquila el departamento, nos paga y a su vez me da la confianza aparte de un contrato”, concluyó.<
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