FÚTBOL

Sergio Daniel “El nene” Balbi

Varias veces campeón con Villa Belgrano y equipos de la zona.

En el fútbol me conocen como El Nene. Pero en el trabajo me dicen Checho. Nací en Junín en el Barrio de Villa Belgrano. Fui a la ESC Nº 18 en primer grado. Pero de segundo a séptimo fui al Marianista con el Viki Rivera, Guillermo Ghiglione, Oscar Pederiva, Gustavo Tassara, Fernando Castillo, Ariel Mirávile. Hice el secundario hasta tercer año en el Industrial y después abandoné porque mi viejo me mandaba a la noche a estudiar electricidad a la ESC Nº18. Me saturé de los colegios y terminé el secundario de grande.

De chico se jugaba al fútbol en el barrio. Después a los autitos, esos que se cortaban y se le colocaba plomo, tuercas, para que tenga peso y no vuelque. Se armaban con dos ruedas chicas atrás, y adelante cortábamos cámaras de bicicleta y hacíamos ruedas más grandes. Se conseguían los frascos de inyecciones usados, se le sacaban las tapas y eso se usaba para apretar las ruedas. Se corría la vuelta a la manzana. Te quedaban las rodillas coloradas. Hacíamos carreras de bicicleta alrededor de la plaza. No todos tenían bicicleta, pero siempre alguno la prestaba.

De más chico se jugaba a la bolita, se cazaban mariposas con las ramas de siempreverde a la hora de la siesta. Teníamos un frasco y las íbamos poniendo adentro. Ni hablar del que cazaba una lecherita o un mariposón. Toda una hazaña.

A los once años fiché en Villa Belgrano. Casi todos los chicos del barrio fuimos a Villa. Digo casi todos porque Fabio Nigro se fue a Rivadavia. Gustavo Zuñiga era del barrio y jugaba en Sarmiento. Los Courtade jugaban en Ambos Mundos. Caio Marcaida jugaba en Newbery. Pero convivíamos en el barrio. Había partidos todos los días. Hasta jugábamos al futbol en la plaza y nos corría la policía. Ahí nos íbamos a alguna vereda de tierra, o en la calle misma con dos buzos para hacer los arcos. Nos entreteníamos con eso.

Hice todas las inferiores en Villa pero no fui campeón. Nos mataban a goles. Nos agarraba Independiente, Moreno, Sarmiento, Newbery y nos goleaban. Cuando comenzamos a crecer equiparamos un poco pero no alcanzaba. Lo máximo en inferiores fue un tercer puesto y una final de quinta contra Rivadavia de Lincoln. En esa final nos concentraron. Estaba el papá de Mario De Miguel que trabajaba en la cárcel y consiguió un lugar para concentrar. No se durmió en todo el sábado por la noche. Llegamos al partido como si hubiésemos salido de joda. Perdimos dos a cero.

En 1980, a los quince años don Héctor Mosca, me llevó a primera, pero no jugué. Fue el año donde Villa le cortó la racha de campeonatos a Newbery que lo tenía a Morán, Toro, Traverso, Tomino, Massari, Cabaña, Molina, Lippi. En 1982 ya estaba en el plantel y salimos campeones en un torneo nocturno.

Pasé a préstamos a River. Me cambiaron junto con Eduardo Gómez y a Villa vinieron el Negro Saccardi y el Tino Pereyra. Jugué con Raúl Prenoglio, Oscar Clerc, Sosita, Pozo. El técnico era el Lobo Contreras.

Volví a Villa y fui campeón del nocturno en 1985 ya con un poco más de protagonismo. Estaban Rassi, Pezoa, Bello, Gubitosi, Morán, los Bénítez, Pereyra.

Luego comencé a salir a las ligas de afuera. Jugué en Juventud de Banderaló donde fuimos campeones de la primera parte –la segunda la ganó Ingeniero y fuimos a la finalísima que la perdimos. El preparador físico era Sergio Lippi, Mario Rizzi el técnico. Jugaba Gastón Caresani, Daniel Di Gilio, Daniel Giangualano, Marcelo Marisi, Walter Pereyra, el Mencho Neculpán. De Buenos Aires venía el Chango Godoy y  Julián Camino.

Estuve en Fútbol Club Tres Algarrobos (también conocidos como los Verdes de Cuenca) donde fui campeón. Acá jugué con José Muñoz –que fuismos campeones con Villa en el nocturno de 1988 que perdíamos 2-0 con Rivadavia y lo ganamos 3 a 2- y Fabián Cóppola. Con Cóppola metimos 42 goles entre los dos. También pasé por Social de Ascensión.

En 1989-90 me lesioné los cruzados y ligamentos laterales. Me costó mucho recuperarme, cuando volví ya no era el mismo. Me fui acomodando como pude pero dejé de tener ese potencial que tenía en la cancha y a los 29 dejé de jugar.  Fue después de una final Villa-River en cancha de BAP, recordada porque perdíamos dos a cero en el primer tiempo y lo dimos vuelta. Cuando estábamos festejando un loco de afuera de la cancha empezó a los tiros con una carabina y le pegó a un hincha de Villa. La Liga nos quitó el campeonato. Nunca supimos por qué.

Todo el mundo dice que no hay tantos jugadores ahora porque se terminó el campito. Pero es mucho más complejo. La tecnología le fue ganando al campito. Los chicos no están tan entusiasmados con el fútbol. Van una hora porque por ahí el padre, como ex jugador, los impulsa. Lo que yo he visto es que no les entusiasma el futbol. Prefieren ir a una cancha sintética que a un estadio donde tienen ciertas exigencias. No quieren tener ese compromiso de tener que cuidarse un sábado porque juegan el domingo.
Hoy los pibes se juntan, salen  y no tienen compromisos con una institución o compromisos con los compañeros. No tienen sentido de pertenencia al lugar.

El campito te enseñaba, te educaba. En mi época el respeto hacia los mayores era único. Te miraban adentro del vestuario y vos agachabas la cabeza porque sabías que te habías mandado la macana. Hoy te enfrentan aún sabiendo que erraron, se ofenden y quieren tener razón. Es una cuestión de educación. Se perdió el respeto.

Maradona o Messi? Los dos. No hay un único jugador que haya quedado en la historia mundial como el mejor de todos.  Para mi ha habido mejores jugadores en distintas épocas. No se puede comparar la época que jugó Pelé con la de Maradona, ni con la de Messi. Tampoco los equipos que le tocó integrar a Maradona, con los de Pelé o los de Messi. Distintos compañeros, distintos campos de juego, otras formas.

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