Nací en Junín en el Barrio Pueblo Nuevo porque a mi viejo lo habían trasladado a la oficina del ferrocarril. Pero unos meses después nos vinimos al barrio El Molino. Este barrio y “Las Morochas” son lejos los mejores. Siempre hubo de todo. Muchos campitos, canchas de básquet.
Mi infancia y juventud fue el fútbol hasta los 30 años. Iba cada tanto a ver básquet, lo que me entusiasmó más de grande y es mi otra pasión. Justo cuando el fútbol de Junín tuvo un declive y empezó el furor del básquet con Argentino, de los clásicos y me incliné un poco para este deportes. Pero nunca dejé el fútbol para ir al básquet.
Fui al Padre Respuela, jardín y primario. El secundario lo hice en la escuela Industrial donde me recibí de técnico electromecánico. Fui con Gabriel Magallanes, Gabriel Timo, Javier Prandi, Rubén Príncipi, Sergio Torres. Algunos después fueron compañeros míos en la selección de la Liga Deportiva del Oeste que ganamos un montón de cosas.
Me pasó que no fui a la fiesta de diplomas de la escuela porque me salió una prueba en Estudiantes de La Plata. Me llevó un tío que vivía allá, el Bencho Martínez que jugó mucho tiempo en Rivadavia. Llego a la cancha y estaban probando chicos de otra división más grande y me pusieron. Ponían y sacaban. Y a mi no me sacaban. Me dijeron si podía ir al otro día a las 7 de la mañana. Estuve firme al pie del cañón. Entré al vestuario y no habían ningún chico. Me dan la ropa y cuando salgo a la cancha estaban todos los de primera. Caminos, Brown, Gette, Herrera, Islas, Agüero, Larramendi, Russo, Llanes, Trobiani, Gottardi. Me probaron con ellos. Jugué casi todo el partido y al otro día me invitaron a hacer la prueba definitiva. Eramos 4 pibes que habían elegido. Llegamos a City Bell, estaba la primera entrenando, esperamos, nos mandaron a calentar. Me tocó atacar al chiquito Herrera. Lo pasé tres veces. A la cuarta me dio vuelta en el aire del patadón que me pegó. Me hicieron quedar porque yo paraba en la casa de mi tío. Vine a buscar los papeles a Junín y me volví. Luego a mi tío le fue mal en la empresa, me fui a una pensión y a los dos o tres meses se fue uno del Demo y pasé a la pensión del club. Estaba Carlos Ruiz, de Junín, Cuchillo Gómez que después jugó en Lanús. El patito Mc Allister –hermano del Colo-. Nunca pude firmar contrato con el club. No tenía padrino. Había jugado casi todo el año de titular como wing izquierdo y Mc Allister era suplente. Pero en los cuatro últimos partidos lo pusieron a él y firmó el.
Después hice otra prueba en Ferro Carril Oeste. Estaba Griguol y nosotros queríamos ver los canales de TV de Buenos Aires. Pero cuando llegaba nos ponía un casette de fútbol. “Acá hay que ver fútbol todos los días a toda hora” decía siempre. Tampoco tuve suerte para quedarme. En mi puesto estaba el Luifa Artime que fichó en 1982 y estuvo hasta el ´89.
Fiché en Mariano Moreno a los doce años. Mi viejo fanático, enfermo de Moreno. Toda la familia hincha de Moreno. Hice las inferiores con Chiche Tablada. Un maestro. Él no necesitaba hablarte dos horas para saber lo que era jugar a la pelota.
Para nosotros en esa época era jugar a la pelota. Él se basaba en eso. Corríamos dos vueltas a la cancha y el resto era juego con pelota.
Fue así que el primer año en la octava armó un equipo y salimos campeones, ganándole a Rivadavia que tenía el segundo año de octava y un equipazo. El gringo Mastroiani, Masari, Cuello. Le ganamos el último partido en cancha de ellos que hice el gol. Fuimos a la finalísima en la cancha de Ambos Mundos y le volvimos a ganar uno a cero. La gente daba dos vueltas al alambrado y eso que era un partido de octava. Hoy no se ve más eso.
Salíamos año por medio campeones con las inferiores de Mariano Moreno. Y a los quince años tuve la suerte de debutar en primera. Me promovió el negro Morán. Fue después del Nacional. Debuté en cancha de Rivadavia contra Sarmiento, en un nocturno. Jugaban Kenan, Talia, Gallegos, Rosales, Fabio, Bonópera.
Salí campeón en dos nocturnos con Mariano Moreno. Después ganamos el oficial de 1990 en cancha de Sarmiento 2-0 con Frágole, Guerrero, Gómez, Buvier, Gallegos, Azconzábal, Vergara, dirigía el Gallo Melillo.
Fui un año a jugar a Defensores de Salto, con el Huevo Celis. Perdimos el campeonato por un punto contra Compañía. Teníamos que ganar en la última fecha y empatamos.
Terminé jugando en Arribeños. Dejé a los 32 años y me arrepentí un poco.
Hoy no salen tantos jugadores por la falta de campitos. A nosotros no nos alcanzaba la semana para jugar contra alguien en los campitos del barrio. Aparte había chicos por todos lados. Nosotros en dos manzanas armábamos un equipo. Jugábamos en la esquina de casa que era el campito de San Francisco de Asís, en la otra esquina había uno en la esquina de Mangini. Atrás de la pileta de Moreno había otro campito. Atrás del barrio Obrero, otro. Nos íbamos a jugar a todos lados.
¿Maradona o Messi? Lejos, Maradona. Indiscutible.
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