futbol local historia
River, campeón ´70. Parados: O. Fernández, Commisso, Pereyra, Foschiatti, Balvidares, Poratto, D´Ambrosio y A. Fernández. Agachados: Miranda, Urquiza, Molina, Gracia, Américo, Panetta, Alonso y Pintos.
UN EQUIPO CON FÚTBOL EN LA MENTE Y EN LAS PIERNAS

A 50 años de un título inolvidable de River Plate

La entidad aurinegra, a través de un elenco con grandes figuras, ganó el torneo liguista de 1970 y se transformó en el primer club juninense en ganar el derecho de jugar el Torneo del Interior.

En un día como hoy de 1970, nuestro River Plate lograba su título número cuatro, en los torneos de la Liga Deportiva del Oeste. Un cincuentenario glorioso, adornado con un equipo de estrellas, que hizo estallar miles de gargantas, tras un campeonato brillante, casi sin fisuras. Y como si eso hubiese sido poco, ese éxito le permitió ser el primer elenco local en participar en aquellos recordados Torneos del Interior, paso previo a la jerarquización por parte de Jorge Newbery y Mariano Moreno, tras memorables campañas. El aurinegro ya había logrado tres certámenes juninenses, los de 1938, 1958 y 1959. 
Esa temporada liguista se disputó en dos grupos, partido y revancha. A su término, Rivadavia (J) se adjudicó la Zona “A” y River Plate la “B”. En el partido final, llevado a cabo en la cancha de Moreno el 29 de noviembre, igualaron 3 a 3, en dramático encuentro, alternativa que obligó a los dirigentes a pactar un desempate siete días después, también en el reducto del barrio El Molino.
“Lucha intensa y vibrante”, tituló por entonces el diario “Mundo Nuevo”, benjamín del periodismo juninense, agregando que fueron “…méritos repartidos”. Los goles de Rivadavia fueron logrados por intermedio de Muñoz, Sironi y Bertolotti, mientras que Néstor Gracia, Alberto Miranda y Miguel Pintos marcaron para River. Lo interesante es que el conjunto albiceleste consiguió igualar sobre el pitazo final, a través de “Cepillo” Bertolotti. De otra manera, el festejo de “La Loba”  se hubiese adelantado.
Lo cierto es que el conjunto dirigido por Omar Cándido Váldez, con la colaboración de Mario Cristini como ayudante de campo, pudo dar la ansiada vuelta olímpica una semana más tarde, el 6 de diciembre, al derrotar a Rivadavia por 2 a 1, desatando la locura de la hinchada aurinegra, que en gran número había copado una de las cabeceras del estadio morenista. Empezó ganando el albiceleste, con gol de Lugli, promediando la etapa inicial. A los 20'del complemento empató Miguel Pintos y Oscar Orsi desniveló a falta de cinco minutos.
El aurinegro fue un excelente equipo, dotado de un fútbol de alto nivel, en virtud de un plantel de grandes jugadores, elegidos y plantados en el terreno por un entrenador que amaba el buen juego, entendiendo a la perfección el paladar del hincha. Con solamente enumerar la lista de ese grupo, uno puede sacar conclusiones sobre la justicia de la coronación. Mario Poratto (¿qué decir de él que no se haya dicho hasta el cansancio?), Hugo Commisso, el Hormiga Fernández y el Alemán Foschiatti, además del Rolo Balvidares, Pipo Fernández,  Pichi D´Ambrossio y Néstor Spadari, resultaron parte vital del elenco, una zaga especializada en evitar que el rival progresara en ataque y con características de acuerdo al adversario de turno, como la defensa en bloque, en línea, escalonada o individual. Cuando “las papas quemaban”, siempre la solución aparecía, principalmente por el lado del Hormiga y del Alemán, hombres de buen trato del balón y salidas elegantes. En el mediocampo, sector central de la cancha ideal para dominar estratégicamente el terreno de juego e imponer la táctica propia, gravitaron futbolistas de buen pie, inteligencia y creatividad, como el Canario Gracia, Cuchillo Pintos, el Patito Urquiza y Daniel Pereyra. Y adelante, una variedad de jugadores de enorme habilidad y contundencia, tales los casos del Bachi Américo (20 años y un futuro promisorio, que a partir de 1972 consolidó en Sarmiento); Alberto “La aguja” Miranda (pese a su juventud, destilaba oficio para llegar al gol, con rapidez y ojos bien abiertos); Quilicho Panetta (un especialista en jugar en diagonal e imparable con su pique de izquierda a derecha);el Bocha Alonso (hábil, astuto, valiente, fue una pieza especial en el esquema del DT, que tuvo en él al jugador distinto, ideal para destrabar un choque complicado) y Oscar Orsi (uno de los mejores definidores cuando llegaba al área. Fino y con movilidad, se constituyó en un elemento esencial cuando le tocó jugar.  Y como si fuera poco, fue de él el tanto que le dio el campeonato a su equipo).
Para que las nuevas generaciones conozcan la dimensión exacta de este grupo, es interesante subrayar los nombres de aquellos que también jugaron esa temporada: Miguel Ángel Méndez (“El Miga”); Ismael Bustos; Alberto Molina (guardavalla suplente, que tuvo la “mala fortuna” de tener a Porattocomo invariable titular indiscutido) y Edgardo “El Abuelo”D´Anunzio (zaguero de grandes condiciones, muy experimentado para los cruces y capacitado para resolver situaciones dramáticas en su defensa).
En suma: sin hacer mella ni exagerar,  en todos los equipos de River Plate desde 1922 a nuestros días, el de 1970 fue uno de los más sólidos y bellos de la historia aurinegra. Tenía muchas cosas, al margen de grandes jugadores: sintonía, autoridad, criterio, elegancia y, especialmente, fútbol. Mucho fútbol.

COMENTARIOS