El profesor de educación física y director técnico de fútbol, Ever Roberto Gallo (de 41 años), nació en la vecina localidad de Vedia (Partido de Leandro N. Alem) y llegó hace más de veinte años a Junín, primero para estudiar y luego para trabajar profesionalmente.
Hijo de Mirta y de Roberto Gallo, esposo de Albertina Ferrari y papá de Valentín -quien mañana cumple tres años-, el "profe" y DT fue entrevistado por Democracia e inicialmente manifestó:
"La verdad es que tuve una niñez soñada. En Vedia, en esos tiempos, la realidad que se vivía era muy distinta a la de ahora, teníamos la posibilidad de poder andar y jugar mucho en la calle hasta tarde, porque no se vivía con tanto miedo y -además- al no haber tanta tecnología, los entretenimientos se tornaban mucho más sociales y al aire libre. Bastaba con que uno de los chicos del barrio pasara llamándonos con un grito desde la calle para que enseguida fuéramos un montón jugando a la escondida o pateando contra el portón de algún vecino. En cuanto a lo deportivo, desde muy pequeño pasaba mucho tiempo en mi querido Club Atlanta de Vedia, practicando todos los deportes que ofrecía la entidad en aquellos tiempos, principalmente el fútbol desde los 6 años. A ello, sumaba varias alternativas que nos brindaba el Centro de Educación Física Nº 51, principalmente el vóleibol, que me gustaba mucho y me dio la posibilidad de realizar unos cuantos viajes con amigos. En resumen, se podría decir que mi infancia estuvo continuamente atravesada por el juego y el deporte".
Clubes, escuelas deportivas, academias tienen un rol cada vez más importante en la educación y formación de nuestros jóvenes. Ever Gallo PF y DT de fútbol
Ojalá los políticos -cualquiera sea su partido- puedan seguir ayudando a los clubes cada vez en mayor medida y a conciencia. Ever Gallo PF y DT de fútbol
Ampliando conceptos, Ever recordó: "Entre los juegos de la niñez que recuerdo podría nombrar a algunos a los que le dedicamos la mayor cantidad de tiempo en el barrio. Entre ellos la `cabeceada´, la `pateada´ (en el portón de Chivilisco), las `bolitas´, el partido de fútbol que terminaba siempre con `el que mete gol, gana´, escondidas de noche, ladrón y policía, andando en bicicleta por todo el barrio, entre otros. Los primeros deportes que practiqué fueron tenis y fútbol, que realicé en simultáneo durante muy poco tiempo, porque llegó un momento en el que empezaron a coincidir los horarios y tuve que elegir, así que opté por el deporte en equipo. En el fútbol, puedo nombrar al `Vilo´ Zulueta como alguien que me marcó en este deporte, un verdadero adelantado para esa época. Él fue quien, acompañado de un grupo de padres (Marcelo Rossi, `Kiko´ Sánchez, Martín Zabaleta, Aramburu, entre otros), empezó a darle forma al fútbol infantil de Atlanta, en tiempos en los que el Club no era lo que es hoy. Algunas categorías tenían la suerte de utilizar las camisetas con los colores rojos del Club y otras usaban las que se conseguían o alguien donaba. Recuerdo que mi categoría utilizó mucho tiempo unas amarillas, otras veces color celeste, pero lo importante era poder jugar. Recuerdo cosas que para los tiempos que corren serían impensadas, ya que fuimos a jugar a Corral de Bustos o Rosario, todos en el chasis de un camión. Éramos felices, además de un poco inconscientes (risas), pero era lo que había. Una anécdota que recuerdo es que cuando fuimos a jugar el primer partido (yo tenía siete años), quien iba a ser el arquero no quiso atajar, así que preguntaron y yo me ofrecí. Me quedé en el arco hasta los 12 años, en tiempos en que el arquero era arquero y no se los estimulaba a jugar con los pies como hoy, así fue que a los 12 decidí que no me gustaba tanto atajar y prefería ser jugador de campo, con la dificultad de que me había perdido toda la mejor edad para incorporar la motricidad fina con los pies estando en la valla. Tuve que compensar con sacrificio para poder jugar, eso seguramente definió que como jugador se me destaquen más las ganas que el buen juego. También practiqué otros deportes, como pádel (en El Galpón, con Valeria y María), handball, natación, pero al que le dediqué más tiempo, conjuntamente con el fútbol y me dio muchas satisfacciones, fue el vóleibol, ya que me gustaba mucho. Y entre los profesores referentes en este deporte no puedo dejar de nombrar a Fernando Girón y a Fernando Caffa".
Consultado seguidamente sobre cómo se decidió cursar el profesorado de educación física, recuerdos y vivencias de la carrera, Gallo rememoró:
"Creo que el haber vivido tanto incursionando en el deporte social, durante larga parte de mi infancia y adolescencia, acompañando todo este proceso con grandes profesores referentes, hizo que a los pocos años del secundario ya tenga prácticamente decidido qué quería ser en el futuro. Una experiencia vivida por las casualidades de la vida, me dio el último empujón para ser profesor. En el único año que no habíamos podido clasificar para viajar a jugar las finales de los Torneos Bonaerenses a Mar del Plata, ocurrió que el profesor de la categoría de los más chicos -por motivos familiares- no pudo viajar y como yo conocía a los pibes y la manera que jugaban, porque solía ir a sus entrenamientos, decidieron que viaje como acompañante referente de ese grupo, respaldado obviamente con otros `profes´. Esa experiencia me ayudó a sentir más de cerca la sensación de estar a cargo de un grupo. Así fue que llegué a Junín a cursar la carrera de Educación Física, viviendo cuatro años inolvidables que me permitieron conocer gente extraordinaria, con la que vivimos innumerables anécdotas dentro de las distintas cátedras, en algunos viajes y por supuesto en los ratos de ocio, donde nos divertimos mucho. Afronté la carrera con la mayor responsabilidad posible, ya que veía el sacrificio que hacía mi familia para que yo pueda estudiar. Tuve la suerte de empezar a trabajar en clubes sin tener que descuidar el estudio y fue así que pude recibirme en el mínimo de tiempo. En diciembre del cuarto año pude rendir todos las materias y terminar la carrera".
Sus inicios como preparador físico y como técnico
Sobre su carrera como futbolista en equipos de Vedia y de la zona, el entrevistado comentó:
"No tuve la suerte de jugar mucho, aunque me hubiese gustado, seguramente por dos motivos. Cuando vine a estudiar ya no viajaba tanto a Vedia, donde por ese entonces estaba jugando en lo que sería la Reserva, y empecé a trabajar en el año 1999 en el Club Rivadavia, como ayudante del profesor Pablo Peppa, siendo el director técnico Marcelo Marisi. En ese entonces, no consideré muy ético ser parte del cuerpo técnico e intentar jugar, todo esto siempre acompañado de que no era de los más dotados técnicamente (risas), así que en ese momento sabiendo que me gustaba mucho el fútbol, busque una manera de estar ligado por mucho tiempo y esa manera lo mío fue de la línea de cal hacia afuera. Así se dio mi retiro prematuro como jugador. Por el contrario, tuve la fortuna de iniciar una carrera siendo parte de muchos cuerpos técnicos, ocupando diferentes roles desde los 19 años, por lo que ya llevó 18 años como `profe´ y tres años como director técnico.
Me inicié en Rivadavia (J) y al poco tiempo me dieron varias divisiones inferiores. En el año 2000 llegó Rubén Rusiñol al Club a días de iniciar el torneo, sin preparador físico, y Néstor "Cuchara" Herrera, quien en ese entonces trabajaba en Rivadavia (actualmente está en Sarmiento), me convenció para que arranqué como PF en primera y desde ahí empecé. Fui preparador físico de Rubén Rusiñol en Rivadavia, luego en River Plate, Mariano Moreno y Ambos Mundos (Liga de Junín), en Matienzo de Alberdi (Liga de Vedia) y en Racing de Teodelina (Liga Venadense). También trabajé con Marcelo González en Ambos Mundos, Villa Belgrano y Rivadavia de Junín; en Social de Ascensión (Liga de General Arenales) e integré cuepos técnicos de Miguel Ángel Morán y Héctor Silva, en Ambos Mundos; con la dupla Bigliatti-Quintana y Omar Morgan, en Atlanta de Vedia; de Rodrigo Longginoti y Ricardo `Reca´ Garavaglia en Agustina (Liga Arenalense) y con Mario Finarolli un período corto en Social de Ascensión. Lo último que hice en ese rubro fue integrando el cuerpo técnico de Diego `Pipo´ Martíno en Independiente de Junín. Durante ese período también trabaje a cargo de algunas divisiones del Club Rivadavia y durante tres años fui técnico y coordinador de fútbol infanto juvenil de Atlanta de Vedia, acompañado por varios profes de Junín, como Gastón Rossini, Manuel Miguel, Diego Morosini y Joel Rivero. Con el correr de los años, me decidí a empezar el curso de director técnico y después de recibido pude iniciarme como tal en Independiente Junín, Club que me abrió las puertas y pase dos muy buenos años, con el sabor amargo de no poder haber coronado con un título, ya que se estuvo muy cerca. En el último año previo a la pandemia, terminé dirigiendo al Club Atlético Agustina, en la Liga de General Arenales, siempre acompañado por Gustavo Luques y Adrián Ottaviano. En resumen, puedo decir que más de la mitad de mi corta edad estuvo ligada a trabajar en el fútbol amateur. Siempre tratando de hacer lo mejor que podía en cada momento y aprendiendo de todos y cada uno de los compañeros con los que trabajé, en especial de Rubén Rusiñol, con quien compartí mucho tiempo".
Convivir con la pandemia
La siguiente consulta al entrenador fue relacionada a estos tiempos de pandemia, con más de siete meses acumulados de cuarentena. Respondió: "Casualmente, al momento de pararse todo me encontraba sin club, ya que había terminado en Agustina a fines de noviembre y decidimos no continuar. Tuve algunas charlas para dirigir el Nocturno, chance que finalmente no se pudo dar, y me encontraba hablando con dirigentes de un par de clubes de ligas vecinas, que aún no habían iniciado la competencia al momento que se inició la cuarentena y quedó todo en la nada. Entiendo que debe ser bastante tedioso intentar trabajar a la distancia, teniendo en cuenta las distintas realidades que viven los jugadores en cuanto a lo emocional, afectivo, social, laboral, etc. y con la incertidumbre de no saber qué va a pasar, ni cuándo se va a poder entrenar con normalidad y volver a la competencia. Pero es lo que tocó vivir desgraciadamente", agregando seguidamente:
"Por lo que pude ir charlando con profesores, jugadores y técnicos amigos, sé que en la primera etapa se les hizo bastante difícil. Muchos enviaban o recibían trabajos físicos adaptados para hacer en casa, pero cada jugador estaba limitado al espacio físico en el que vivía, así que esa variante fue difícil de sostener. Cuando se abrió la posibilidad de poder salir a correr ya los trabajos fueron cambiando y algunos profes pudieron armar en forma particular grupos reducidos de entrenamiento bajo protocolo mejoró un poco. Así y todo sigue estando muy lejos de lo que el jugador está acostumbrado y no le encuentra demasiado sentido. El fútbol de hoy tiende a poder entrenar de la misma manera en la que se juega, simulando continuamente situaciones que se dan en un partido, mucho trabajo con pelota y resolución de distintas situaciones reales propias de un deporte de contacto; distanciar a los jugadores y reducir el entrenamiento a trabajar continuamente en estaciones sin tener el contacto asociativo con el compañero o rival hace que se descontextualice y el jugador pierda el interés. Todo ello con el agravante de que no hay fecha para la vuelta de la competencia y así se hace difícil poder fijar objetivos".
Ampliando conceptos, Ever Gallo remarcó: "Personalmente, creo que un parate tan extenso afecta a cualquier deportista y habrá que tener en cuenta más que nunca la individualización de los jugadores en cada entrenamiento, pensando en la realidad de cada uno. Creo que hay una franja etaria que puede llegar a sufrirlo un poco menos, que es la que va desde los 18 a los 28/29 años. Los que estén por encima de esa edad van a tener que hacer una evolución paulatina, porque cualquier lesión los va a alejar más tiempo y les costaría aún más volver, y los que más me preocupan son los niños y adolescentes, dado que ya de por sí les cuesta crear hábitos saludables de entrenamiento y en muchos casos nos vamos a encontrar que estuvieron 8 meses fomentando hábitos sedentarios tirados en un sillón o cama -no todas-, jugando a los videojuegos online y cuando retornen los entrenamientos no sabemos en qué porcentaje van a volver a los clubes y cómo. No va a ser sencillo, ojalá me equivoque".
Luego, el entrevistado manifestó: "No creo ser una voz autorizada para poner fechas para la vuelta a la actividad deportiva, porque hay sectores que la están pasando mal. Sí creo que hay que empezar a evaluar sobre cuál es el mal mayor, todas las consecuencias que pueden traer el aislamiento en las personas en lo psicoemocional y afectivo, además de lo físico. Hoy ya hay muchos deportes que iniciaron y muchos grupos de chicos jugando en los barrios. Creo que el fútbol con protocolos hechos por profesionales adaptados a nuestra realidad ya podría haber arrancado, aunque es solo una apreciación personal".
Deportes, "un arma valiosa"
En cuanto a qué le diría a un chico que quiere iniciarse en el deporte y cuál de ellos le recomendaría, Ever dijo:
"Le diría que no lo dude ni un momento. El deporte, especialmente amateur, hoy es una de las armas más valiosas que tenemos para inculcar un montón de hábitos y valores que se van perdiendo. Hoy, los clubes, las escuelas deportivas, las academias tienen un rol cada vez más importante en la educación y la formación de nuestros jóvenes. Además, el deporte y la actividad física nos brindan una infinita cantidad de beneficios en salud, en lo social, mental, etc. así que hay que arrimar a los niños al deporte. Que practiquen todo los que puedan hasta que encuentren el deporte que más los satisfaga y una vez que creen el hábito de la actividad, el mismo cuerpo les va a pedir hacerla. A los padres, les diría que incentiven y acompañen en la medida que puedan este tipo de actividades".
"Deseo que me encantaría, es que en un futuro no muy lejano los clubes vean que contratar a buenos profesionales es una inversión y no un gasto; que desarrollen y sostengan los proyectos; que se animen a tener coordinadores, gente capacitada y con trayectoria, y si pasaron por el profesionalismo, aún mejor; que puedan transmitir sus experiencias y delinear pautas de trabajo de acuerdo con la etapa formativa en la cual se encuentre el niño y así favorecer la evolución y el crecimiento del verdadero capital que tienen los clubes, que son los jugadores de todas las categorías. En la misma línea, ojalá los políticos -cualquiera sea su partido- puedan seguir ayudando a los clubes cada vez en mayor medida y a conciencia (ya se visualizan algunos progresos al respecto), sabiendo que las instituciones ya hace rato dejaron de ser solo formadoras de deportistas sino que ya pasaron a tener un rol fundamental en la formación integral de los jóvenes del futuro".
Ever Gallo finalizó expresando:
"Agradezco a mis padres, quienes desde el sacrificio y la humildad me llenaron de valores que me definen como persona. A todos los docentes que participaron en mi trayectoria educativa, a todos los técnicos y profesores con los que trabajé, ya que de todos me llevé alguna enseñanza. También al deporte en general, en especial al fútbol, que me rodeó de amistades; y al destino, que en una jugada magistral me dio una familia maravillosa", completó.
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