De chico me decían “Chaparro” en el barrio, cuando tenía ocho años, por el jugador que jugaba en Tigre (Raúl de la Cruz Chaparro) que venía a enfrentar a Sarmiento acá y los chicos me relacionaron con él.
Nací en el barrio de Pueblo Nuevo. Vivía en calle Cabrera a media cuadra de la Avenida San Martín. En el primer equipo que jugué fue en el del Rengo Mache. Caminaba con dificultad, con un bastón y en ese tiempo fumaba un tipo de cigarrillo que sería como los electrónicos en la actualidad. Era un personaje que juntaba chicos para su equipo que se llamaba Central Argentino. Generalmente jugábamos donde hoy está la cancha de Jorge Newbery, que era descampado en ese entonces, con arcos. O entrabamos en diferentes campeonatos, hasta viajábamos a otras ciudades. Tenía tres juegos de camiseta. Eran de color rojo y negra. Pasábamos mucho tiempo con él en su casa de calle General Paz, a una cuadra y media de Avenida San Martín. A mi me llevó un vecino, de apellido Voda. Yo era uno de los más chicos del plantel.
A los diez años nos mudamos al barrio del club Mariano Moreno, a media cuadra de la cancha. Justo en ese año se formó la primera escuela de futbol de Junín, la hizo Moreno y se llamó “Osvaldo Juan Zubeldía”. En inferiores se empezaba a jugar desde los 12 años, antes no había nada. Estaban Héctor Silva, Sergio Lippi, Norberto Cavagna, Ramón Mendoza, Medina. Ahí empecé a jugar con la clase 1971. Estaban Javier Carpinella, Mauro Pignataro, Gabriel Curá, los chicos de Vergara.
Fui campeón con las inferiores. El mas recordado fue en sexta división que le ganamos a Sarmiento en cancha de ellos. En Sarmiento jugaban Cangealosi, Barragán, Olavarriaga, Chiachietta. Fue tres a dos y nos consagramos con Juan Manuel Azconzábal, Roberto Ayerbe, Marcelo Forzano, Javier Carpinella, fue un partido muy recordado. Fue en 1989.
Ya en 1988 había jugado en primera. Y en 1990 salimos campeones con la base de chicos de inferiores y algunos más grandes como Jorge Buvier, Daniel Gallego, Pituso Alberti, Sergio Tedesco. El resto éramos de las inferiores del club. El técnico era Oscar Melillo.
Después jugamos el regional y pasamos muchas fases hasta llegar a la final de la provincia donde perdimos contra Olimpo de Bahía Blanca. Siempre Olimpo fue el verdugo de los equipos de Junín. Otra preparación, otro nivel, eran profesionales. Tenían muy buenos jugadores.
De Moreno pasé a Sarmiento. Finarolli había estado dirigiendo Moreno, me conoció y al año siguiente que se fue a Sarmiento me pidió. Pasé con Lalo Gnazo. No tuve demasiadas posibilidades pero las pocas las aproveché al máximo. Lo que me perjudicó es que fui a jugar la Primera “B”. Y del torneo local a la “B” fue un salto enorme. Me costó, pero me adapté. Cuando ya estaba en carrera logramos el ascenso al Nacional “B” en el 92-93 y subir una categoría más me costó un poco desde lo físico. Fue una linda experiencia, coseché un montón de amigos, muy buena gente, excelentes personas. Fueron dos años de profesionalismo hermosos.
Luego me fui a estudiar peluquería a Buenos Aires y abandone el fútbol un año. De vuelta en Junín puse la peluquería, pero comencé a jugar en la zona. En 1995 me fui a Colonial de Ferré y salimos campeones. En 1996 me fui a Sarmiento de Vedia y fuimos campeones. Luego jugué dos años en Baigorrita, un año en Agustina, en Ancalú de San Gregorio y terminé jugando dos años en Belgrano de Arenales.
Los nocturnos los jugaba para Mariano Moreno. En 2001 fuimos campeones. Me retiré a los 36 años.
Después hice el curso de entrenador para estar siempre vinculado al fútbol. Es algo que me apasiona, me ocupa la cabeza y una pasión que siempre voy a llevar adentro.
Hoy no salen tantos jugadores. La falta de campito y la tecnología invadió las casas y le sacó la pelota a los chicos.
Igual hay una gran urgencia por ganar hoy en día. No te preguntan como jugaron las inferiores, si hay algún chico que va evolucionando. Lo primero que te preguntan es como salieron. Cuando uno es chico tal vez ganar es fácil. Se puede tirar la pelota larga a algún grandote que haga la diferencia, se puede ganar uno a cero y eso es lo que se valora. Pero no es lo importante. Lo mejor es que el chico se desarrolle, aprenda, mejore día a día. Entonces cuando se prioriza el resultado antes que el aprendizaje, sucede que el jugador no llegue bien preparado a primera.
¿Maradona o Messi? Los dos, cada uno en su época. A Diego lo viví cuando tenía quince-veinte años y lo adoro. Messi es un grande que tal vez le falta un campeonato del mundo, pero eso no va a opacar lo que lleva hecho en su carrera.
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