pablo aguilar sarmiento
Pablo Aguilar en la oficina de la empresa sanjuanina "Pircons".
EL EXJUGADOR DE SARMIENTO SIGUE VIVIENDO EN SAN JUAN

La reinvención de Pablo Aguilar: trabaja como administrativo en una constructora

Pasó por el Verde entre 2012 y 2015, terminó su contrato con Sportivo Desamparados y ahora se desempeña en una empresa privada.

El lateral derecho Pablo Andrés Aguilar, quien se inició en Chacarita Juniors, luego pasó por Newell's Old Boys de Rosario, Defensa y Justicia, Sarmiento, San Martín de San Juan y otros equipos, se quedó viviendo con su familia en la capital sanjuanina, pese a la finalización de su vínculo contractual con el Club Sportivo Desamparados de esa ciudad.
Pablo reside allí junto a su familia desde hace casi cinco años, cuando firmó contrato con San Martín para jugar en Primera y después en la actual Primera Nacional. Como muchos futbolistas, el nacido en Villa Mercedes (San Luis) tuvo que repensar su futuro con la irrupción del coronavirus y se puso en contacto con su amigo Carlos Chirino, quien anteriormente ya le había ofrecido trabajar con él. Cuando habilitaron el regreso del sector de la construcción, Aguilar se puso a trabajar como personal administrativo en la empresa privada "Pircons".
Aguilar, de 36 años, no solo es un experimentado futbolista sino que también se caracteriza por conocer otros rubros. Cuando vivió en Junín tuvo una agencia de apuestas en calle Roque Sáenz Peña.

Su recorrido
De acuerdo al informe de Telesoldiario.com, con la firma del periodista Pablo Zama, Pablo Aguilar se fue cuando era pequeño a vivir, junto con su familia, a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, porque Diego Aguilar (categoría ´80), su hermano mayor, fue fichado para jugar en Boca Juniors, en la octava división del xeneize.
Era el sueño del pibe. Pero la vida dio un giro inesperado para los Aguilar. Pasaron los años y Diego quedó libre de la entidad auriazul y a pesar de sus condiciones para la práctica del deporte más popular entre los argentinos, decidió colgar los botines.
“Diego era volante o enganche, era más creativo. Pero el más burro de los tres hermanos terminó jugando”, se ríe al hablar de su carrera. Siempre le gustó el fútbol, pero no se imaginaba que su carrera iba a estar entre botines y pelotas de cuero en Primera División y en equipos del ascenso argentino. Pablo Aguilar es el más chico de tres hermanos y el otro decidió estudiar abogacía.
“Yo empecé en la séptima de Chacarita”, recordó al ser entrevistado. Fue pasando por las diferentes categorías hasta que se puso la pilcha del primer equipo de la entidad "funebrera" de San Martín.
Después jugó en Newell’s, Tiro Federal de Rosario, Defensa y Justicia y Sarmiento, antes de llegar a San Juan. 
Pablo confirmó que no está retirado del fútbol y que hay una posibilidad de jugar el Torneo Regional Federal Amateur con Jorge Newbery, club de su ciudad natal. Pero no descarta volver a Desamparados si lo vuelven a llamar, tras haber culminado su contrato el 30 de junio pasado.
En Villa Mercedes están sus padres, Ricardo y Graciela, quienes volvieron de Buenos Aires, y su hermano Ricardo. 
“Este trabajo me da tranquilidad. Cuando llegó la pandemia no quise quedarse a ver qué iba a pasar, sino que me puse como objetivo seguir disfrutando de la provincia y busqué un empleo. Un amigo, con quien ya visitaba obras de construcción en sus ratos libres, me tendió una mano", dijo el experimentado futbolista. 

El relato de la reinvención
Ahora entrena a las 8 y después de las 9 se va a la oficina de "Pircons", tras lo cual sale a hacer distintos trámites, bancarios, administrativos, etc. Es la mano derecha del dueño (Chirino). Ahora, el exjugador de Sarmiento (jugó entre 2012 y 2015, donde disputó 85 partidos y fue parte del plantel campeón 2014 de la Primera B Nacional), recorre obras y resuelve pagos de impuestos.
“Me gusta mucho lo que hago. Hoy ocupo el tiempo en este trabajo. La idea no era vivir pensando en el futuro. Había que seguir viviendo, no esperar el día a día. Tratar de que lo que uno hizo gracias al fútbol no se vaya en esta pandemia. Además, quise cuidar a mi familia y no movernos de la provincia”, relató.
Su esposa, la rosarina Virginia Puñet, y sus hijos Sofía (de 6 años, nacida en Junín) y Felipe (de 2 años, sanjuanino) están contentos en San Juan. Pero no descartan tener una nueva vida en San Luis. “Soy técnico recibido (hizo y completó el curso en la Escuela de DT `Osvaldo Juan Zubeldía´ de Junín) y estoy perfeccionándome un poco, para ver si empiezo a entrenar a los más chicos cuando se active todo. Tengo muchas cosas en la cabeza”, aseguró.
Y agregó: “Estoy en una edad en que la parte más importante de mi carrera ya la hice. Y de un día para el otro te dicen que no podés salir de tu casa, se para el fútbol y te quedás con ganas de jugar”. 
Al nuevo oficinista hay algo que le quita el sueño: “No me quiero retirar por la pandemia", destacó.

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