Guillermo Beraza es uno de los jugadores juninenses de mayor trayectoria. Se formó en Sarmiento y ocupó un lugar clave en el plantel profesional que logró el ascenso de 1996. Pero ese solo fue el comienzo de una inmensa carrera futbolísta que incluyó su intervención en cuatro copas libertadores de América, donde se enfrentó a los grandes equipos de Latinoamérica.
No caben dudas de que Beraza, también conocido como el "Peludo" o el "Pelu", ocupa un lugar importante en la historia de Sarmiento y del fútbol local. Sus inicios, sus grandes momentos y también su presente forman parte de la siguiente charla con Democracia.
- Esta semana se cumplieron 24 años del ascenso de Sarmiento a la B Nacional. ¿Cómo viviste estos días de recuerdos y festejos?
- La fecha se me había pasado (fue el 16 de julio) pero a través de excompañeros, amigos y simpatizantes de Sarmiento me fueron llegando mensajes y muy lindos comentarios. Volvimos a recordar aquella temporada que fue muy linda y que terminó con un ascenso en cancha de Tigre. Para nosotros fue un logro muy importante y con condimentos muy especiales porque la gran mayoría éramos jugadores surgidos de las divisiones inferiores.
- ¿Arrancaron con otros objetivos?
- Sí, arrancamos con un equipo muy humilde, de perfil bajo. Pero el equipo se fue haciendo fuerte y concretó un ascenso que por aquellos años fue muy valorado. Las condiciones del club en aquel entonces no eran las actuales. Y desde lo personal fue una alegría inmensa porque yo estaba en Sarmiento desde los 12 años, llegué a debutar en primera y lograr un ascenso a los 20 años. Y encima rodeado de compañeros que habíamos transitado la vida juntos en las divisiones inferiores. Por eso es que tuvo un significado muy especial.
- Se logró lo que todo club sueña, un campeonato y con jugadores formados en las inferiores.
- Sí, creo que por eso el mérito y el reconocimiento es doble. El club invirtió en la formación de todos nosotros y el resultado fue un ascenso. Algo impensado en un comienzo, pero a medida que fuimos mejorando nos convencimos de que podía ser posible. No me que quiero olvidar que el técnico, Luciano Polo, también era de Junín y el "profe", Víctor Ríos, era de Viamonte. Yo siempre digo que se formó un plantel muy austero, con jugadores de Junín y la zona, pero con muchas ganas de lograr cosas. Nos fuimos sobreponiendo a las adversidades y la verdad es que teníamos mucho hambre de lograr cosas. Queríamos un título con el club que nos había formado y por suerte lo logramos.
- ¿Qué fue de tu vida después de Sarmiento?
- En Sarmiento debuté con 18 años, estuve cuatro temporadas y después el club vendió mi pase. Mi primer destino fue Gimnasia de Concepción del Uruguay, después pasé a Central Córdoba de Rosario y de ahí emigré de Argentina. Jugué en el fútbol chileno y después me fui a Venezuela. De Junín me fui en 1998 y volví en el 2009.
- También tuviste un recorrido por el fútbol regional.
- Sí, cuando volví tuve la posibilidad de jugar en Sarmiento y ahí decidí ponerle punto final a mi carrera profesional. Y a partir de ahí me tomé un descanso y después volví. Me sumé a Origone para participar de un torneo interligas y después me fui a jugar a la liga de Arenales. Estuve en Social de Ascensión y después me di el gusto de jugar en Agustina, una localidad que quiero mucho porque mi padre y mi abuelo son de ahí; y yo pasé muchos años de mi infancia en ese lugar.
- Para muchos jugadores el tema del retiro suele ser algo complicado. ¿Cómo fue en tu caso?
- Me preparé, principalmente estando en Venezuela. Ahí ya había tomado la decisión de regresar a Junín y ponerle fin. Ya sabía cuál era mi destino. No es fácil, pero mentalmente hay que prepararse. Para un futbolista, si uno no se prepara mentalmente, el día después puede ser complicado. Es duro. Pero en mi caso tuve la suerte de tener dos hijas hermosas y con mi señora (Rosana) queríamos que comenzaran el jardín en Junín. Por eso nos volvimos y por suerte salió como lo habíamos planeado.
- ¿Cómo es tu relación con el fútbol hoy?
- Picadito con amigos y también me sumé al equipo que tiene Sarmiento en el senior. Se armó un lindo grupo y lo disfrutamos mucho. Estos torneos nos permitieron compartir el fútbol pero dentro de la cancha. Porque antes nos juntábamos, de vez en cuando, a comer, pero con los torneos compartimos el juego y eso es maravilloso.
- ¿Nunca pensaste en dirigir?
- Me hubiese gustado porque el fútbol es una pasión que se lleva muy adentro. Me hubiese gustado trabajar con las divisiones inferiores. Creo que eso es esencial, pero, no ha podido ser por ahora. De todas maneras no lo descarto porque la pasión por el fútbol nunca la he dejado. El alma de jugador uno la lleva siempre.
- Lo último, te pido un podio con los tres mejores momentos que te regaló el fútbol.
- Haber jugador profesionalmente en Sarmiento y encima haber podido lograr el campeonato del 96 en cancha de Tigre. Después, haber tenido la chance de competir internacionalmente, de jugar cuatro copas Libertadores y de enfrentarme con equipos y jugadores importantísimos. Me enfrenté con Mascherano, Cavenaghi, Palermo, Riquelme, Iarley, Luis Fabiano, el arquero Rogério, por suerte, muchos. Y más allá de los títulos que he podido lograr recuerdo con mucho cariño el hecho de haber entrado a una cancha de fútbol junto a mis hijas. Ellas eran chiquitas, pero para mí fue un recuerdo muy lindo, porque logré juntar la pasión por el fútbol con el amor de mis hijas.
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