A Luciano "Chuky" Pierce la vida no deja de sorprenderlo. En 2017, con 18 años, el pibe que es oriundo de Chacabuco llegó a Sarmiento con la mochila repleta de ilusiones. Al principio le costó la adaptación pero mostró carácter para revertir la historia y terminó siendo un jugador clave en la gran campaña que hizo la Reserva de Patricio Hernández.
Su buen desempeño le permitió subir a la primera división que en aquel entonces dirigía Fernando "Teté" Quiroz. Con el plantel mayor jugó un par de partidos amistosos y después fue cedido a préstamo a Defensores de Belgrano de Villa Ramallo. Y desde Ramallo, sin escalas, en julio de 2019 llegó a España donde hoy el destino le presenta un nuevo desafío.
Desde Ibiza y en diálogo exclusivo con Democracia, Pierce repasó sus inicios deportivos y contó cómo atraviesa sus días de cuarentena desde una zona muy cercana a los principales focos de contagio de Europa.
-¿Cómo se dio tu llegada a España?
- Fue en julio del año pasado, se me dio la oportunidad en un momento raro de mi carrera. De Sarmiento fui a préstamo a Defensores de Belgrano, de Villa Ramallo; y la verdad que había perdido un poco el entusiasmo por el fútbol. Hasta llegué a pensar en dejar de jugar.
- La estabas pasando mal.
- Sí, la verdad es que en la Reserva de Sarmiento lo había tenido a Patricio Hernández y él siempre nos proponía jugar y ahí yo aportaba lo mío y me divertía. Pero bueno, después te das cuenta de que el fútbol también es otra cosa, que hay técnicos que te piden que la hagas simple y la tires para arriba. De jugar con Patricio de una manera que me gustaba pasé a Ramallo donde el técnico no me ponía. Empecé a extrañar a mi familia y ya no quería saber más nada, quería que terminara todo y volverme a mi casa.
- Hasta que cambió la suerte.
- Sí, es increíble pero fue así. Se me dio esto en España y me cambió la vida. Me llamó mi representante un jueves diciéndome que el sábado ya tenía que viajar. Increíble. Esta posibilidad me devolvió las ganas de jugar y así llegué primero al Club Lanzarote, de Islas Canarias; y después al Club Peña Deportiva que es donde estoy hoy, en Ibiza. Fue todo muy rápido. Una locura.
- ¿Con qué objetivos te fuiste?
- En el club donde estoy hay cosas que todavía son amateur. El objetivo principal es mantener la categoría. Lo estábamos logrando pero llegó la suspensión. Nos falta jugar diez fechas. Jugamos en la segunda división B, que para nosotros sería la tercera categoría. Desde lo grupal el objetivo es ese y desde lo personal llegué con ilusión de hacer las cosas bien, jugar y poder mostrarme. Es una gran vidriera para mí porque jugamos contra las filiales de clubes importantes, como el Real Madrid Castilla, el Celta B, Getafe B.
- Entonces este parate te agarró en un buen momento: ¿Cómo venís llevando las restricciones por la pandemia?
- Acá se tardó mucho en tomar medidas. No sé por qué, porque acá muy cerca está Italia y ahí ya todos decían que la situación era grave. Cuando en Italia ya no se podía salir a la calle nosotros acá podíamos circular. Y estamos a tres horas de viaje. En Argentina por suerte creo que hicieron bien las cosas.
- ¿Sentiste miedo en algún momento?
- No, la verdad que se fue dando todo muy lento. Al principio nos decían que a nosotros era difícil que nos afecte. Después las cosas fueron cambiando, se agravó la situación y se paró todo. Uno quiere que esto se solucione lo antes posible, que pase pronto. Acá por suerte todavía no hay muchos casos pero si se llegan a dar, vamos a estar complicados porque ya dijeron que no hay muchos médicos. Pero bueno, por ahora lo están controlando bien.
- ¿Cómo llevas el día a día?
- Estoy en una casa que compartimos con compañeros del equipo, es una casa grande y nos dieron un plan de entrenamiento. Falta la motivación de jugar, pero lo tenemos que hacer para mantenernos. Como en todos lados, acá también se habla de achicar el torneo, de terminarlo antes y eso también nos juega en contra. Es una situación complicada, pero hay que estar tranquilo y esperar a que todo pase.
- ¿Qué recaudos tomás?
- A través del club nos hacen controles todos los días. Tenemos un profesor y una nutricionista que están continuamente con nosotros. Después tenemos que completar una planilla diaria, con lo que hicimos, lo que comimos, el tiempo que dormimos y lo que pesamos cada día. Obviamente que si tuviéramos algún síntoma, se detectaría rápido.
- ¿Cuál es tu mirada de lo que está pasando?
- Se fue haciendo todo cada vez más grave. Al principio las noticias solo hablaban de China, pero después se fue complicando. Uno se iba enterando del avance, todos los días había más casos hasta que hace poco acá murieron 900 en un día. Algo increíble. Pero bueno, acá por suerte estamos un poco más tranquilos. Estoy bien y también tranquilo porque mi familia en Chacabuco también está bien. Estoy en contacto permanente con ellos y con mi hermano que está jugando en Rumania.
- Coincidís entonces con que en España las medidas se tomaron tarde.
- Sí, lamentablemente fue así. En los últimos partidos, cuando jugábamos de visitante viajábamos y en los aeropuertos había mucha gente con barbijos porque se sabía que ya había muchos casos de coronavirus. Como viajábamos nosotros había cincuenta equipos más que estaban viajando. Pero bueno, llegó un momento que la situación no daba para más porque nadie quería jugar.
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