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Sebastián Bueno fue futbolista de BAP y Sarmiento, luego pasó por equipos de Argentina, Chile, Brasil e Italia.
RECONOCIDO EX FUTBOLISTA DE NUESTRO MEDIO

Sebastián Bueno: “El fútbol siempre fue el motor de mi vida”

Explotó de joven en Sarmiento y fue campeón del mundo sub 20 con la selección que dirigía José Pekerman. Pasó por clubes de Primera y luego jugó en Chile, Brasil e Italia. Se retiró a los 32 años, cansado de “las falsedades” del ambiente.

Sebastián Bueno estaba en Holanda cuando se enteró de que el entonces entrenador de la selección nacional sub 20 de fútbol José Pekerman lo estaba siguiendo, con la posibilidad cierta de convocarlo. En aquellos días del año 2000 el jugador juninense, que era parte del equipo de Sarmiento que jugaba en la Primera B, estaba haciendo una prueba para el Roda, un equipo de los Países Bajos. Cuando se enteró del interés del DT de Argentina, enseguida regresó.
Fue un momento bisagra en su carrera deportiva: siendo delantero de un equipo de la tercera categoría en nuestro país, llegaría en el año 2001 a formar parte del equipo que salió campeón en el Mundial que se llevó a cabo en nuestro país.

El deporte es puro, lo impuro es todo el círculo que lo rodea. Sebastián Bueno. Ex futbolista.

Luego, su periplo siguió por la Primera argentina y equipos de Chile, Brasil e Italia, completando una importante trayectoria futbolística.

Primeros pasos
Bueno cuenta con antecedentes futbolísticos muy marcados en su familia: su tío abuelo era nada menos que Osvaldo Zubeldía, mientras que su padre también jugó mucho tiempo al fútbol.
Siempre como delantero, Sebastián jugó en BAP desde los cuatro hasta los catorce años, estuvo un año a préstamo en Sarmiento donde salió campeón en su categoría, luego regresó al Ferroviario para ganar el torneo local de Primera.
En el medio, pasó un año en Gimnasia y Esgrima de La Plata.
A los 17 años se lo llevó Sarmiento, que en ese entonces estaba en la Primera B, donde se afianzó como delantero y fue en ese tiempo que Pekerman posó sus ojos sobre él.

La selección y después
Estuvo seis meses entrenando con la preselección, por lo que pasaba tres o cuatro días a la semana viviendo en el predio de la AFA en Ezeiza. Junto con Alejandro “Chori” Domínguez era el único jugador de categorías de ascenso en el combinado nacional.
Finalmente, quedó convocado entre los 23 jugadores que disputaron el Mundial de 2001, que ganó Argentina.
Después del Mundial le compró el pase un empresario y pasó a Banfield. “Teníamos que salvarnos del descenso y jugué bastante bien, con continuidad”, recuerda Bueno.
Luego pasó por Quilmes –en el Nacional B– y Unión de Santa Fe.

Al exterior
Después de estas experiencias, estuvo un tiempo en La Serena, Chile, pasó por el Internacional de Limeira, en Brasil, y luego recaló en el Catanzaro, de Italia.
“En el primer partido –recuerda– hice dos piques y no daba más. Pero al rato hice un gol, y antes de terminar el partido metí otro, así que empecé con el pie derecho”.
Fue un muy buen torneo para Bueno, por lo que lo quisieron varios clubes, pero acordó su continuidad. Pero la temporada arrancó mal para el Catanzaro y los dirigentes enseguida buscaron vender jugadores para hacerse de dinero, por lo que terminaron negociando al juninense con el Benevento.
En este nuevo club se terminó afianzando: “Me fue bien. El primer año ascendimos y ya era otra cosa. Y en ese segundo torneo estuvimos arriba en la tabla de punta a punta pero, sobre el final, terminó ascendiendo otro equipo. Fuimos al playoff, llegamos a la final con el Crotone, empatamos de visitante y perdimos de local, con toda la fiesta armada en la ciudad. Perder esa final fue terrible”.
Fueron tres años y medio los que estuvo en Benevento. Luego pasó al Perugia, ascendió con ese equipo y se retiró. Tenía 32 años.

El fútbol
Aunque estaba en edad de seguir, Bueno decidió regresar al país e instalarse en San Justo, Santa Fe, con su familia: “No tenía más ganas, me cansó el fútbol. Nunca me gustó aceptar algunas cosas, pero tenía que hacerlo porque uno no puede ser el justiciero. Me cansaron algunos manejos de los representantes, los técnicos que tienen sus jugadores, hay mucha falsedad en ese ambiente”.

Yo no me puedo quejar, disfruté el fútbol. En algunos momentos me fue mejor que en otros, y creo que fue en Italia donde me sentí más profesional.

Le quedó la cuenta pendiente de haber vuelto a Sarmiento. Cuando se lo ofrecieron, recién había firmado un buen contrato de más de tres años con el Benevento, y no pudo ser.
En Santa Fe fue jugador del Club Sanjustino, disputó algunos torneos locales y luego, ya como entrenador, llevó al equipo a obtener dos campeonatos de la liga, a clasificarlo tres años consecutivos al Torneo Federal y a alcanzar los octavos de final de la Copa Santa Fe.
Radicado de nuevo en Junín desde hace unos meses, comenta: “El fútbol siempre fue el motor de mi vida. Arranqué a los cuatro años y todo lo que me pasó fue por el fútbol. Es un deporte hermoso, pero a medida que se ve más dinero en juego, se ven más las falsedades y las cosas negativas, y muchas de ellas te las tenés que aguantar. En todos los trabajos hay algo que no te gusta, pero eso no implica que tengas que aguantarte cosas que no van, por eso me he peleado algunas veces, y eso se paga. El deporte es puro, lo impuro es todo el círculo que lo rodea”.
Con todo, al momento de hacer un balance de su carrera deportiva, concluye: “Hay quien me dice que podría haber hecho más. Yo no me puedo quejar, lo disfruté. Nunca me creí un fenómeno y tampoco un pica piedras. En algunos momentos me fue mejor que en otros, y creo que fue en Italia donde me sentí más profesional”.

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