Actualmente juega en Vélez, pero estuvo a punto de colgar los botines por las recurrentes lesiones que sufrió y los largos tiempos de recuperación que necesitaba para volver a la cancha. El último golpe para Fernando Gago fue, ni más ni menos, que en la final entre Boca y River en Madrid. Además de perderla, se rompió otra vez el tendón de Aquiles.
"En el vestuario les dije a mis compañeros que se había terminado el fútbol para mí. Y lo seguí pensando hasta marzo", confesó el mediocampista en diálogo con Fox Sports Radio. "Fue estar operado, pasar Navidad y Año Nuevo quieto, perderme las vacaciones con mis hijos y otra vez pasar por el proceso de recuperación", contó y reflexionó: "En ese momento no tenía ganas".
"No tenía ganas de volver a jugar ni de recuperarme. Quería que se curar solo cuando tuviera que curarse. Me agarró Jorge Batista y me dijo que lo haga para poder caminar bien y, de la mano de Roberto Luzzi, arranqué", recordó: "Empezó a motivarme el hacer algo, el ya no estar todo el día en casa, aburrido y pensando qué hacer. Empecé a tocar un poquito la pelota, me entusiasmé un poco más, patear, hacer jueguitos".
Pero hubo alguien que lo hizo volver y es, en parte, responsable de su presente en Velez: su hijo Mateo, de 6 años: "Estábamos hablando y me preguntó: 'Papi, ¿cuándo vas a volver a jugar que quiero ir a la cancha?'. Le respondí que no sabía si iba a volver y me dijo: 'Papi, yo quiero que juegues'. Ahí se me llenaron los ojos de lágrimas y me fui solo", relató, y agregó: "Viste cuando tenés sensaciones del estilo 'loco, me lo está pidiendo el enano'. Pero, ¿cómo hago? porque no tenía las ganas".
Pero el tema con su hijo no quedó ahí: "Después me fui de vacaciones casi un mes y medio y mi hijo se hizo hacer un peluche. La chica que lo ayudaba le dijo que tenía que pedir tres deseos... y uno de esos fue 'quiero jugar al fútbol con mi papá'". Ante eso, el futbolista contó cómo reaccionó: "También me fui solo, me puse a llorar y me dije 'no se cómo, pero tengo que volver'".
Sobre sus lesiones en el tendón de Aquiles, explicó: "Hace 15 años que tengo dolor en esa zona. Es por un sobrehueso que lo tenía en el pie, pero igual jugaba siempre". Sobre el comienzo de esta lesión que se volvió recurrente, recordó: "Todo arrancó en un partido de Champions League entre Real Madrid-Liverpool. Dolía muchísimo y le dije al doctor que me infiltrara. Estuve casi un año que entrenaba con un botín dos números más grande, hasta el roce de la sábana me hacía doler".
"De golpe se me acomodó y no dolió tanto. Con el paso del tiempo volvió y variaba según la carga del entrenamiento, pero en los dos pies. No podía caminar descalzo en la playa. La única solución era operarme. Cuando me rompí la segunda vez el Aquiles pensé en operarme los dos juntos", remarcó.
Sobre la final ante River en el estadio Santiago Bernabeu, dijo: "No tengo recuerdo del partido y no lo volví a ver". "Me queda la bronca y la tristeza de haber perdido la final. No es la imagen que quería para retirarme de Boca, lesionado sin volver a jugar. Siempre dije que Boca es mi casa, me crié ahí, pero lamentablemente la vida me puso en estas circunstancias y hay que aceptarlo", cerró.
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