Nací en el barrio de Villa Talleres. Un barrio legendario. Cada casa tenía un olor particular, debido a que se plantaban flores de distintos tipos.
Hace poco fui a comer un asado a casa de un amigo y hasta pasé por la casa de mi vieja porque me parece que conserva el olor típico de toda una vida.
Fui a la escuela 18 con Pelusa Tomino, los mellizos Pomponio. Luego hice el Comercial hasta cuarto año. Dejé los estudios por el fútbol, pensando que me iba a llenar de plata. Y me ayudó el fútbol, de hecho viví de él en una época de mi vida.
Fiché en Villa Belgrano a los diez años. Existían los viejos delegados. A mí me fichó Dionisio García, un legendario de las inferiores, de esos que te iban a buscar al campito en bicicleta. Esperaban que terminaras de jugar y te preguntaban quién eras, si podían ir a hablar con tus padres. Hoy no existen más. Eran respetuosos. Hasta se los escuchaba más que a los padres.
Fui campeón con las inferiores de Villa, en la sexta “A”. Pero la asignatura pendiente siendo hincha de Villa fue salir campeón con la primera. Fue el único club donde no pude dar la vuelta, aún teniendo equipazos.
Debuté en 1962 con la primera sin trascender mucho. Jugaba de wing izquierdo. Pero con el tiempo me fui de wing derecho. Es que siendo zurdo me quedaba el arco más grande. Por eso no entiendo hoy cómo a un zurdo no lo ponen de ocho.
El que desborda por la izquierda tiene al marcador que lo viene siguiendo y la raya del otro lado. El arco le queda inclinado. El arquero se para en el primer palo y obstruye el 70% de las posibilidades de gol. Del otro lado no pasa lo mismo.
Cuando hice la colimba jugué en Colonial de Ferré y salimos campeones. Estuve en Singlar de Ascensión, y dimos la vuelta.
La primera excursión fuerte fuera de Junín fue a Compañía Argentina de Salto, donde fui campeón con otro juninense, Colaberardino.
Pasé a Sport de Pergamino con Horacio Medina, Raúl Azconzábal, Cacho Vilaseca y José Tomino. Fuimos campeones.
Recalé en Racing de Teodelina que jugaba en la Liga de Venado Tuerto con 32 equipos participantes. Se jugaba como en Europa en ese entonces, porque empezaba un año y terminaba en el siguiente. Salimos campeones. Hace poco se conmemoró un aniversario y fuimos los cinco que quedamos en pie.
Jugué en Independiente Rivadavia de Mendoza. Locuras juveniles por un lado y la falta de consejos por el otro. Quería ganar plata. Me había enterado cuánto ganaban los cuatro referentes del club y a la hora de arreglar yo me quería venir. En realidad no nos atendían bien. Entonces le pedí parecido. Era un dineral. Se agarraban la cabeza. Y me lo pagaron. Me tuve que quedar.
Luego jugué en San Martín de Mendoza. Después me vine a Morón y volví a Mendoza, pero para jugar con Argentino.
Después anduve jugando en la liga de Alem, en Vedia, Matienzo de Alberdi, donde también coseché logros positivos.
Allá por 1975 tuve un desgarro grande y me costó recuperarme. No tuve más ganas de jugar profesionalmente. A mí no me pesó. Después de un tiempo empecé a jugar con las peñas. Jugué un campeonato de usados en buen estado y lo ganamos, pero ni fuerzas para dar la vuelta teníamos.
Luego me operaron del corazón y ahora me dedico a la natación, de lunes a sábados.
El fútbol me dejó cosas lindas, feas, en fin. Para llegar hay que cuidarse, estar bien físicamente.
Hoy veo que no patean al arco desde 30 metros con una pelota mucho más liviana que la de antes. Cuando llovía previo a los partidos y la pelota que había pesaba cien kilos, había que pegarle al arco porque era medio gol cantado. El gol pasa por una cuestión mental.
Igualmente hoy no salen tantos jugadores porque faltan espacios libres, campitos y hay un montón de deportes.
En mi época no se me ocurre quién podía jugar al tenis. Me acuerdo de un tal Morea que salía a veces en la tapa de El Gráfico.
El resto jugaba al fútbol y la pelota que teníamos la comprábamos entre todos.
¿Maradona o Messi? Maradona nos dio muchas alegrías. Pero nos pudo haber dado el doble y no lo hizo. Me quedo con Messi.
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