El fenómeno del fútbol en nuestro país volvió a dejar en claro, en estos últimos días, que son pocos los avances alcanzados para enfrentar el flagelo de la violencia enquistada en su seno, enseñoreada ya no solo en los estadios sino en cualquier lugar en donde la pasión mal entendida induce a no pocas personas a exhibir comportamientos antisociales, impropios de una convivencia civilizada.
En ese contexto corresponde aludir a la batahola desatada el domingo entre hinchas de Estudiantes y Gimnasia en el barrio El Retiro, a resultas de la cual quedaron dos personas heridas, una de ellas un policía que intervino en el operativo de seguridad y, la otra víctima, un hombre que habría participado de la rencilla y que debió ser atendido en el hospital Alejandro Korn a raíz de las lesiones recibidas.
Cabe señalar que en el lugar se habían enfrentado con uso de armas de fuego y a piedrazos unas cincuenta moradores de esa zona.
Según se indicó, la pelea habría comenzado luego del partido que Estudiantes había disputado en el Estadio Ciudad de La Plata y, aclararon, tuvo su origen en las redes sociales. Según lo revelado, los implicados se convocaron a través de Facebook para “resolver” una situación que, al parecer, es litiosa entre esos grupos: las pintadas en la Ciudad, particularmente en 44 y 159, la esquina donde se desató la gresca.
Lo cierto es que la pelea obligó a que se convocaran en el lugar unos doce vehículos policiales que arribaron cuando ya sonaban disparos de armas de fuego y los dos bandos se atacaban a piedrazos, en una situación que concluyó con la fuga de los participantes en esa batalla, ninguno de los cuales resultó detenido.
También en rosario
En otro orden, debe aludirse asimismo a lo ocurrido el sábado pasado, cuando el plantel profesional de Newell’s Old Boys fue amenazado de muerte a través de una pintada que apareció en una pared externa del Complejo Infantil Islas Malvinas del macrocentro de Rosario. Como se sabe, al día siguiente se disputaría el clásico rosarino entre Newell`s y Rosario Central, y los jugadores del primero de esos clubes fueron amenazados de muerte si no ganaban el partido.
Cabría recordar que ese tipo de amenaza no hizo sino reiterar un episodio similar, ocurrido el año pasado, cuando antes del clásico rosarino anterior jugado el 1º de noviembre pasado por la semifinal de la Copa Argentina, integrantes de la barrabrava de Newell´s amenazaron al plantel, aunque en esa oportunidad también amenazaron de muerte a un jugador de Rosario Central con una pintada en el edificio céntrico donde vive el jugador.
Estas conductas desviadas que, además, constituyen delitos penales, sólo pueden comprenderse a partir de la postura inconcebiblemente pasiva con que las autoridades vienen “acompañando” al crecimiento de la violencia en el fútbol, tolerándose primero los desmanes de menor cuantía hasta lograrse, por vía de esas omisiones, que sean muchos los que supongan que la única que vale es la ley del más fuerte.
En forma inexplicable persisten intocadas las varias prerrogativas que suelen acompañar a los grupos de barrabravas y, también, a muchos dirigentes, no pocos de ellos, inclusive, plagados de antecedentes penales. Lo que corresponde es enfatizar que el terrible flagelo de la violencia en el fútbol se mantiene vigente. El Estado ha permitido que las mafias desnaturalicen al fútbol y lo conviertan en un pretexto para delinquir.
¿ Es ilusorio confiar en que, alguna vez, las autoridades responsables se decidan a erradicar a estas lacras que lastiman al más popular de los deportes y a la sociedad toda ?
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