Sao Paulo, la principal ciudad de Sudamérica, se transformó en la última década en un nuevo territorio de disputa entre Boca y River, con brasileños entusiastas hinchando por los equipos porteños en los bares, al ritmo del samba regado con “cerveja” helada, pero con una pasión Made in Argentina.
Frente a la superfinal la Filial Sao Paulo de River Plate y la Peña Juan Román Riquelme de Boca Juniors, ambas con contacto oficial con los clubes, convocan a los argentinos que residen en Brasil y a los brasileños que se suman a la fiesta, al punto que hay muchos locales que no hinchan más por equipos de Brasil para acompañar a los millonarios o a los xeneizes.
“Yo me enamoré de Boca con el equipo de Carlos Bianchi. Soy brasileño, hincha del Sao Paulo en la infancia pero Boca es distinto. Acá tenemos magia y juego, pero el fútbol de Boca tiene espíritu” comentó con acento portugués pero en perfecto porteño Rodrigo Alcántara, de 32 años, presidente de la Peña Juan Román Riquelme, nacido y criado en Sao Paulo.
Alcántara y muchos de sus amigos brasileños se recibieron de ‘bosteros’ con los choques en la Copa Libertadores contra Palmeiras, sobre todo la final de 2000 y la semifinal de 2001.
“Desde ahí que fui a Argentina a ver los partidos en la Bombonera, a hablar con los hinchas. Me fasciné con el campeonato argentino, el estilo argentino”, contó Alcántara, cuya agrupación primero se llamó La 12 Sao Paulo pero desde febrero fue oficializada por el club.
“Somos 23 socios de Boca, y de la peña son socios unas 40 personas distribuidas en todo Brasil: en Sao Paulo, Río de Janeiro, Alagoas, Bahia, Curitiba y Santa Catarina”, dice con orgullo.
En la primera final, el lugar de concentración de la peña de Boca fue un bar de Vila Madalena, un barrio bohemio de la zona oeste de Sao Paulo, ubicado a menos de 800 metros de donde se reunió la filial de River, en Mango, un bar colombiano.
El empate corrió con tranquilidad e incluso varios argentinos amigos con camisetas de los clásicos rivales se quedaron tomando cerveja y cachaça el domingo a la noche del 2-2.
La Filial de River, en proceso de oficialización con el club de Núñez, está presidida por el mendocino Damián De Paoli, de 32 años, un técnico electrónico que vino en 2012 a Brasil para prepararse a ver el Mundial 2014 y se radicó en el país de los pentacampeones mundiales.
La historia riverplatense en Brasil como un grupo consolidado más allá de los residentes nace también al calor de la participación de un brasileño. Thiago Edner, brasileño, nunca había ido a Argentina, no hablaba español y era hincha de River desde niño porque le regalaron un cuaderno escolar con los colores y varios ídolos del club de la banda roja.
“Por las redes sociales fueron armando grupos de hinchas de River brasileños en 2004. Convertirte en filial oficial era difícil porque sao Paulo es una ciudad donde los argentinos generalmente van a trabajar por pocos años”, contó De Paolis.
La filial tuvo menos peso en conseguir el reconocimiento oficial con el descenso en 2012, pero ahora, con la era de Marcelo Gallardo la agrupación fue reconocida con el envío de entradas para socios del exterior para el superclásico. “Conseguimos 11 entradas, eso quiere decir que estamos cerca de ser una filial oficial, nos han respetado. Lo bueno que pasa con River es que hay gente de toda Sudamérica en Sao Paulo que son de River, no somos de otros equipos de Brasil. Hay brasileños que son sólo de River”, festejó.
La peña boquense y la filial riverplatense se cruzaron recientemente para ver los partidos del mundial de Rusia 2018. Ahí, brasileños y argentinos de Boca y de River hincharon para Argentina y balbucearon el hit de 2014, juntos, “Brasil, decime qué se siente…”.
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