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Argentina en la Copa América de 1979. Passarella, Van Tuyne, Saporiti, Carlos López, Vidallé y Bordón (parados); Castro, Gaspari, Fortunato, Roberto Díaz y Larraquy (agachados).
FÚTBOL

Murió Carlos Ángel López, un crack de otra dimensión que en 1981 jugó en Sarmiento

De ese modo lo reconocían los simpatizantes de los clubes que tuvieron la fortuna de tenerlo en sus filas y los hinchas de las casacas que sufrieron su talento, sin dejar de disfrutarlo. Fue todo un grande, sin pasar por las grandes ligas.

La exquisitez y el buen gusto están de duelo. El domingo último falleció Carlos Angel López, “El Zurdo”, producto de una afección cardiaca. Estaba internado en un sanatorio de Jujuy, lugar donde residía en la actualidad. Había nacido en Posadas (Misiones) el 17 de julio de 1952. Tenía 66 años. 
Fue un campeón sin corona en Sarmiento. Estuvo apenas un año aquí (en 1981, traído por Roberto Perfumo), pero es como si hubiese nacido en el semillero verde de Taliche Lombardi, con un “parentesco” ligado a Taqueta Barrionuevo. En rigor, un jugador que dejó la marca de un estilo inconfundible tras su paso por las ocho instituciones de Primera en las que lució a plenitud. Estratega, inteligente al extremo, hábil, preparador y armador de maniobras. Tenía la cancha dibujada entre ceja y ceja. Volante creativo de ida y vuelta, con la mente puesta en el juego, al extremo que ese mismo “juego” le pedía consejos a él para sortear dificultades. Auxiliar para todos en la descarga y en la pared. Dueño, como si fuera poco, de un excelente remate y llegada por sorpresa. Tenía gol, no demasiados, pero los que hacía, normalmente eran de brillante concreción.
El misionero llegó en 1970 a Buenos Aires. Se probó en Excursionistas, gustó y le dieron una piecita de la utilería para vivir. Jugó dos temporadas en el albiverde de Belgrano (1970/71), con 50 partidos y 12 goles. A partir de allí, su trayectoria lo ubicó en la elite del fútbol argentino: River Plate (1972/73), 55 encuentros y 9 tantos; Argentinos Juniors (1973), 11 partidos; Colón (1974/75), 64 partidos y 11 goles; Estudiantes de La Plata (1975/78), 146 partidos y 16 goles; Racing Club (1978/80), 91 partidos y 11 goles; Sarmiento (1981), 30 partidos y 3 goles; Vélez Sarsfield (1981/82), 29 partidos y 2 goles y Boca Juniors (1984), 10 partidos. En total, participó en 486 cotejos, convirtiendo 64 tantos.


Cuenta el periodista y amigo Walter Vargas, ex compañero en OLE, e hincha no fanático de Estudiantes, que cuando “El Pincha” requirió sus servicios luego de su paso por Colón, “ni loco voy a ese club de picapiedras, refunfuño Carlitos, pero primero lo convenció Carlos Bilardo, después lo convenció el juego del equipo y después lo convenció la exigente hinchada, que lo amó, lo ama y lo amará y jamás tomará como primer dato, ni segundo, ni tercero, ni cuarto, el hecho de que en el Amalfitani haya fallado un penal en un decisivo mano a mano con River en procura del Nacional 75”, para agregar de inmediato: “En Estudiantes, confesó, pasó los mejores años de su carrera, pero en Boca, Racing y en Vélez lo recuerdan con respeto, y en Sarmiento con cariño, y en Bogotá y La Paz con franca adoración. Fue ídolo en Millonarios, ídolo en Bolivar, jugó hasta los 40 años y pudo haber jugado hasta los 45”.
Otra anécdota de Walter Vargas:  “Carlitos López aunó el crack y el caballero. Tanto que en una demorada madrugada de vino tinto, allá por 2002, el gran Mariscal Perfumo me juró que una sola vez había sentido culpa de haber sacado a un jugador de la cancha: “A Carlitos en el Monumental una noche de Libertadores. Fue deliberado, salí a pegarle, él hacía jugar a todo Estudiantes. Al rato vino a tocar la puerta de mi vestuario y me dijo ‘mirá como me dejaste la rodilla, Roberto’. Casi me pongo a llorar”.
Un año antes de venir a Sarmiento, César Luis Menotti lo convocó a la Selección argentina que jugó la Copa América de 1979, donde compartió plantel con Diego Maradona, un chiquilín que le había pedido la camiseta en el entretiempo de un partido entre Colón y Argentinos Juniors.
Hizo el curso de DT en la Argentina, pero solo dirigió a Sarmiento en la temporada 1993/94 de la B Nacional, suplantando a Mario Finarolli y Juan Carlos Montes, que habían iniciado ese ciclo. Luego entrenó a equipos bolivianos:  Jorge Wilstermann, Real Santa Cruz, Chaco Petrolero, Aurora y Unión Central de Tarija. 
Finalmente arribó a Bolivia en 1985, contratado para jugar solo cuatro meses en Bolívar. Allí su talento emergió en plenitud y su magia con el balón convenció a todos. Se quedó siete temporadas, hasta llegar a ser considerado uno de los máximos ídolos de la entidad paceña. Logró cinco títulos y se retiró a los 40 años, tras disputar la Copa Libertadores de 1992.
Ya en el final de su carrera, se instaló en Bolivia. Vistió la casaca del Bolivar, consagrándose campeón en varias oportunidades, interviniendo en la Copa Libertadores. Luego se calzó el buzo de DT de ese club, del que era un ídolo indiscutido. En su cuenta de Twitter, el presidente Evo Morales escribió: "Nuestro profundo pesar por fallecimiento de Carlos Ángel "El Zurdo" López, talentoso jugador del Bolívar, que con su calidad técnica y humana nos regaló inolvidables tardes de fútbol, emociones y campeonatos. Nuestra solidaridad con su familia y la hinchada bolivarista".

El más lindo gol que marcó en Sarmiento
Siete fechas antes del final del torneo 1981 (Sarmiento peleaba la permanencia en Primera con San Lorenzo, Argentinos Juniors y Colón), en un lluvioso 9 de julio, el elenco verde recibía al Newell´s de Juan Carlos Montes, que si bien andaba por los primeros lugares de la tabla (tercero), Boca le había sacado “un campo” de ventaja. Un partido decisivo para Sarmiento y un cotejo “ni fu ni fa” para la “Lepra”. Cuando llegó al estadio la delegación rojinegra, se armó un gran escándalo en uno de los accesos, ya que los hinchas locales le recriminaron enérgicamente a Montes declaraciones previas, donde subrayaba la “necesidad de jugar a muerte este encuentro, con el deseo de ganarlo a toda costa”. No se le reprochaba esa loable intención, desde luego, pues nadie pretendía que “mandara para atrás” a su equipo. La bronca nacía en la destemplanza de la revelación a un medio de prensa y recordando, de paso, su anterior paso como entrenador del once juninense.
Y ciertamente, Newell´s le jugó “a cara de perro” a Sarmiento. Pero Montes (y eventualmente sus jugadores) no contaba con el fino y exquisito talento de Carlos Ángel López, que faltando cuatro minutos para concluir la lucha, hizo estremecer al estadio de cemento. Mario Finarolli recibió del Toti Iglesias y habilitó en el corazón del área al zurdo. López hizo pasar de largo a Américo Gallego, luego con una sutil gambeta dejó en el suelo a Juan Simón y cuando Víctor Civarelli salía desesperado a cortar, le acarició el balón hacia uno de los palos. Si la famosa palomita del “canalla” Aldo Pedro Poy contra Newell´s en el Nacional de 1971 quedó como una leyenda en el fútbol argentino, ¿en qué lugar tendría que ubicarse la belleza que ejecutó el zurdo López con la precisión de un malabarista?

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