No se le discute al presidente Mauricio Macri su derecho a señalar a Jorge Almirón como su DT favorito para la Selección. Macri sabe de fútbol y, en un país futbolero, no fue el primero y tampoco será el último presidente de la nación que hable del tema.
En plena dictadura, a un año del Mundial 78, una interna militar quería imponer en la selección a Juan Carlos “Toto” Lorenzo, en aquel momento el DT más exitoso al frente de Boca, pero otro sector defendió en cambio la permanencia de César Menotti. Y ya restablecida la democracia, a solo tres meses del Mundial de México, el gobierno radical intentó desplazar a Carlos Bilardo porque, en un asado informal, el presidente Raúl Alfonsín había expresado su preocupación por el rendimiento del equipo. Ni qué decir de Carlos Menem, que pedía a Ramón Díaz como titular.
Los DT interinos, ambos con diploma, ambos exjugadores de la Selección, pasarán ahora del Sub-20 a la Mayor, sin siquiera haber sido avisados.
El tema tampoco es patrimonio de Argentina ni del fútbol. Es extraordinaria la anécdota de Richard Nixon, presidente de Estados Unidos que, en plena guerra de Vietnam, diagramaba jugadas y llamaba al técnico de los Washington Redskins (su equipo favorito en el football americano). También Don Shula, técnico de los Miami Dolphins, le agradeció por indicarle jugadas. Sus asesores contaron que no podían molestar a Nixon cuando miraba partidos. Tal era su obsesión por el football americano, que bautizó un bombardeo masivo sobre Hanoi con el nombre de “Operación Linebaker”. Y en los comunicados internos del gobierno, su apodo era “Quarterback”. Anticomunista furioso, conocedor del valor simbólico del deporte, Nixon rompió el deshielo con China a través de la célebre “Diplomacia del Ping Pong”. Su asesor Henry Kissinger tuvo una actuación clave para controlar a Bobby Fischer en su duelo ante el ruso Boris Spassky por el título mundial de ajedrez en tiempos de Guerra Fría. Nixon confrontó duro con deportistas rebeldes como Muhammad Alí y los atletas del Black Power de México 68, pero hacía campaña de la mano de ídolos como el beisbolista Jackie Robinson y el astro NBA Wilt Chamberlain.
No es extraño pues que un presidente como Macri opine sobre quién podría ser el DT de la selección. Eso sí, lo hace en un contexto complejo, con su gobierno presionando a la AFA para que se aprueben los Clubes SA. Lejos de contar este escenario, periodistas de radio y TV resaltan la opinión de Macri como si él fuera el presidente de la AFA, como si entonces ese favoritismo por Almirón tuviese el mismo valor que la opinión de César Menotti, José Pekerman o el mismo Chiqui Tapia. El presidente de la AFA, sabemos, anunció que no habrá nuevo DT hasta fin de año. Los DT interinos, ambos con diploma, ambos exjugadores de la selección, pasarán ahora del Sub20 a la mayor, sin siquiera haber sido avisados y obligados a desatender su trabajo con los juveniles (cuando se viene el Sudamericano de Chile que clasifica a Mundial y a Juegos Olímpicos). Asumirán sin la experiencia suficiente, por más fugaz que sea el compromiso (amistosos ante Guatemala el 7 de setiembre en Los Angeles y contra Colombia el 11 en Nueva Jersey). Aimar terminaría pasando en apenas meses del Sub 15 a la mayor. Cuentan que ni siquiera a él le agrada tanta desprolijidad.
Aimar y su calidad como jugador carecen de necesidad de presentación. Bastaría con decir que Aimar fue el ídolo de Lionel Messi de pibe. Se sabe menos de Scaloni, santafesino que debutó en 1995 en Newell’s, pasó por Estudiantes y en 1997 fue campeón Sub 20 en Qatar, mismo año en el que se fue a Europa, donde terminó su carrera. Jugó en varios equipos, pero su club de arraigo fue Deportivo La Coruña, con el que salió campeón de Liga, de Copa y Supercopa. En su retiro, dijo en 2014 a la TV de España que sabía que algún día volvería al Depor como DT y que había aprendido mucho de táctica en su paso por Italia (jugó muchos años en Lazio). En España recuerdan que, en su formación como técnico, Scaloni trabajó en Son Caliu, en uno de los barrios más humildes de Calvia, a quince minutos del centro de Palma de Mallorca. Que llamaba por su nombre a cada uno de los cincuenta pibes del Cadete A, les daba de comer y se bañaba con ellos en el mar. Meses después, Jorge Sampaoli lo llamó para que colaborara con él en Sevilla.
Hay nombres (incluído Hermes Desio, coordinador actual de selecciones juveniles) de calidad humana, como la que también mostró ya el propio Jorge Almirón. Y se advierte una idea de reiniciar desde abajo. No está mal. Hay quienes, aún salvando todas las diferencias económicas, piden mirar también algunos aspectos del camino de formación iniciado hace años por países europeos como Alemania, España, Francia y Bélgica. Y recordar, ya que este sábado se cumplieron cincuenta años de su conquista, algunas cosas que decía el DT de célebres Matadores de San Lorenzo de 1968. Un DT que calificaba de “fulbito” la posesión de pases siempre lateralizados. Y que no quería “gente parada ni con posición fija”, y sí “provocar espacios. Si todos cambian posiciones, si llega cualquiera, si todos pueden ser delanteros, si todos pueden ser defensores, entonces ahí tendremos un equipo”. Lo decía hace cincuenta años. Y el DT, Elba de Padua Lima, apodado Tim, era brasileño.
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