Somos mundial
Un nuevo Campeonato Mundial de Fútbol, encuentro que motoriza al mundo entero, nos pisa los talones. Una nueva esperanza, otra ilusión está entre nosotros. Los hinchas, incluidos muchos que dejan todo de lado con tal de zambullirse en este festival de la “número 5”, reverdecen el afán de festejar un nuevo lauro. Lo que sería el tercero para la historia del fútbol de nuestro país.
Claro, pasaron 32 años desde la última celebración, cuando por segunda vez la bandera albiceleste se trepó a lo más alto, en el abrazador calor mexicano y con Diego Maradona en su esplendor.
La vez anterior, la primera, fue ocho años antes, en el certamen que se desarrolló en nuestro país y que soltó las amarras para la alegría, luego de históricas atajadas de Ubaldo Fillol y el fervor de Mario Kempes para definir el encuentro final.
Todo esto ya es historia. Pero la historia del fútbol no tiene final. Siempre comienza. Siempre algo despierta aún en el más inexpresivo y hasta despistado. Es cuando cada uno de los aficionados al fútbol se convierte en director técnico, en arquero o goleador, mientras las mujeres se dedican a elegir al futbolista más pintón o atractivo. Pero todos “son” mundial, casi sin excepción.
Ahora, a jugar
Como en 1986, la Selección da la impresión de que no llega en su mejor forma, por diferentes razones.
Por el tiempo insuficiente para amalgamar una preparación colectiva que se acerque a lo óptimo.
Falta de partidos para la cohesión de los elegidos entre los más experimentados y quienes van a hacer su debut en la máxima contienda, algo que, siempre trae aparejado muchos bemoles.
En los últimos días, sólo un cotejo de práctica ante un más que débil adversario, Haití; otro suspendido por cuestiones ligadas a la política internacional, donde nuestro fútbol fue un convidado de piedra por carecer de la conciencia necesaria en tal sentido.
También hubo lesiones. Primero, el arquero que asomaba como titular, con “Chiquito” Romero, titular en los dos mundiales anteriores, sin defeccionar. Después otro que sonaba como titular, Emanuel Lanzini. Y otros convalecientes por diferentes lesiones como el “Kun” Agüero, Biglia y la falta de alta competencia en el último tramo, como Javier Mascherano.
A diario, se conocen los retoques que efectúa Sampaoli, también sacudido por denuncias sobre hechos aún no comprobados. Parece tener decidida la defensa para el primer cotejo, ante una incógnita como la novel y no poderosa selección islandesa.
Siempre el representativo nacional gozó de una figura singular, excepcional, única. Hoy, una vez más (¿la última?), se trata de Lionel Messi, de quien en momentos cruciales en un partido, mucho, casi todo, de él se depende. Son momentos, horas de discusiones, polémicas. Que este sí, que este no. Que línea defensiva con tres, con cuatro o con cinco. Con dos delanteros o uno. Que esto y lo otro.
Algo típico del fútbol en general y de lo cual, el argentino no está exento.
Puede decirse que todo está dicho. Que la hora de la verdad está encima. Sólo queda esperar, sumar expectativas y multiplicar esperanzas. La verdad está en la lejana Rusia, algo que resonará en todo el mundo.