Rubén Rossi se declara “asombrado” por las denuncias sobre abusos de menores que, tras estallar en Independiente, alcanzaron también a River, donde él fue coordinador de las inferiores durante la primera presidencia de José María Aguilar, hasta fines de 2005. Campeón Sub20 en Japón 1979 con aquel inolvidable equipo que comandó Diego Maradona, Rossi trabajó luego en Quilmes, Unión y Colón, entre otros clubes, y es una de las cabezas de la Escuela para Entrenadores que César Menotti presentó este lunes en Buenos Aires.
No es fácil hablar de fútbol en Argentina en estos días de menores abusados, pero también de menores usados por ajustes de internas que mezclan prostitutas con servicios de inteligencia. Se trata de sectores que no tienen nada que ver con la pelota, pero se suben a ella porque saben que así tendrán más rating. Se viene el Mundial es cierto. Pero, más que fútbol, los Mundiales son griteríos que invocan a la patria, protegen negocios, matan por un punto de rating y, solo a veces, se interesan por la pelota. Por eso, aún cuando Rusia se acerque, sigue sin ser fácil hablar de la pelota. Pero hay que intentarlo.
Rossi admite que su currículum no incluye exactamente títulos. Prefiere hablar de formación de jugadores. De, por ejemplo, Gustavo Bou, Radamel Falcao, Gonzalo Higuaín, Erik Lamela, La Gata Fernández, Francisco Cerro, Damián Musto, Lucas Alario, Matías Donnet, Nereo Fernández, el Picante Pereyra, Nicolás Frutos y varios más a quienes tuvo bajo su ala. ¿No es ahora acaso Racing, que lleva doce años sin ganar títulos en inferiores, el club que ha formado los mejores juveniles de los últimos años? Pero, además, algunos desconfían de Rossi porque responde citando a Voltaire y a Miguel Angel. No es habitual en un medio donde puede haber entrenadores que venden jugadores, otros que abusan y muchos que piensan más en la pelota que en la persona. Por las dudas, en cada uno de sus trabajos, Rossi cuenta que firma comprometiéndose a que jamás será DT de la Primera y presenta además una declaración de bienes.
Hace ya tiempo que Rossi elabora proyectos con Menotti, el DT que lo dirigió en Japón 79 y a quien nada menos que Pep Guardiola vino a ver hace unos días a Buenos Aires, porque pasan los años, pero el Flaco sigue siendo referencia a nivel mundial. Menotti es de los que creen que la gran confusión del fútbol argentino comenzó tras la crisis del Mundial 58, el Desastre de Suecia, que está cumpliendo cuarenta años. Las estadísticas confirman que, en los inicios, Sudamérica tenía el mejor fútbol. Sin Mundiales, Uruguay dominó los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928. Y siguió en la primera Copa de la FIFA, en 1930, cuando le ganó la final a Argentina. Es cierto que Italia dominó luego, pero en 1934 lo hizo con cinco jugadores sudamericanos.
Sudamérica volvió a dominar en la primera Copa de la posguerra, en 1950, la final Uruguay-Brasil. Y eso que Argentina estuvo ausente. Eran tiempos de oro de nuestro fútbol. De selección tricampeona sudamericana. De La Máquina de River. Y del San Lorenzo de la gira del 46, en la que sufrió apenas una derrota en diez partidos. Con goleadas de 7-5 y 6-1 a España y 10-4 a Portugal. “Irreal, inenarrable”, dijo entonces el diario El País, de Madrid. “Jugamos como aquel San Lorenzo”, escribió hace no mucho Alfredo Relaño en el diario AS. Se refería al fútbol de toque y ataque de la actual selección de España.
Hungría, si bien perdió con Alemania la final del ´54, dominó luego en el mundo. Pero Sudamérica retomó control de inmediato con los dos Mundiales seguidos de Suecia 58 y Chile 62 ganados por el Brasil de Pelé y Garrincha. ¿Cómo no recordar que la formidable selección argentina de Los Carasucias goleó 3-0 al Brasil luego campeón mundial en el Sudamericano de Lima 57? Cierta arrogancia, más errores de planificación, influyeron para que un año después se produjera “el Desastre de Suecia”. Brasil conquistó el Tri en México 70, pero, igual que Argentina, también cayó en la suficiencia. Su DT, Mario Lobo Zagalo, llamó despectivamente Johan Crush a Cruyff, horas antes de que La Naranja Mecánica holandesa le diera una lección a la verdeamarilla en el Mundial siguiente de Alemania 74.
Argentina, imposible olvidarlo, reinó luego en 1978 y 1986 y Brasil volvió a hacerlo en 1994 y 2002. Las selecciones disimulaban lo que ya a nivel de clubes se hacía evidente. Que Europa comenzaba a jugar un fútbol más colectivo, más técnico, más veloz y más ganador. El 7-1 de Alemania a Brasil en la Copa de 2014 fue como un aviso del España 6 - Argentina 1 de 2018. Joachim Low lleva casi dos décadas como asistente o DT de Alemania. Y España suma catorce años con el mismo estilo. Sudamérica sigue produciendo cracks. Allí están Leo Messi y Neymar. Pero Sudamérica dejó de producir grandes equipos. La urgencia económica desgarra cualquier proyecto. Europa, en cambio, puede darse el lujo de la paciencia. Por supuesto que el fútbol de hoy es otro. Pero se sigue jugando con una pelota, en campos igual de grandes que antes y con la misma cantidad de jugadores de siempre. Europa ganó los tres últimos Mundiales. Es favorito a sumar un cuarto título seguido en Rusia.
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