Nací en el Barrio Capilla de Luján. Calle de tierra. Estaba la famosa Barraca Fernández, la Capilla y detrás toda una Villa que con el tiempo a toda esa gente la trasladaron al Barrio San Jorge.
Se jugaba al futbol a cada rato. El Padre González nos juntaba en la Capilla de Luján y nos hacía jugar en la esquina. En esa época no había tránsito.
La cancha de Defensa Argentina estaba en Rector Álvarez Rodríguez y Zapiola, pero la cortó la Avenida de Circunvalación. Se conservan los vestuarios todavía. De ahí se trasladaron al predio actual.
Fui a la escuela 28 con Melli, Palomo, Caradielo. En los recreos jugábamos al fútbol. Había un patio con una mitad de ladrillos y la otra todo plantas con tierra. Ahí, en Saavedra y Alemania, después se hizo una estación de servicio grande. Iba toda la barriada, los Pagella que jugaban al futbol. Roberto llegó a jugar conmigo en la primera, en 1970, de cinco. Le decían el Ratín de Junín, jugaba muy bien. Un día me preguntó si seguía con el fútbol o con el básquet, y se dedicó al básquet. Y fue un grande, junto con su hermano.
Cuando se armó la primera octava división en la historia de la Liga Deportiva del Oeste me fiché en Defensa Argentina. Tuve que ir con mis padres a la vieja Liga Deportiva del Oeste, en Italia e Hipólito de Irigoyen. Nos llevó Salvador Chiaravino. Pero era una guerra para robar jugadores porque estaban el Negro Castro, Torelli, al acecho,“firmá conmigo, firmá conmigo”. Chiaravino para toda la generación nuestra fue un maestro.
Hice algunas inferiores, pero rápidamente nos subieron a primera con el Piojo Baruscotti, el Vasco Oviedo, allá por 1968. Jugábamos intercalados porque si participabas de tres partidos seguidos quedabas automáticamente ascendido y no podías jugar más en las inferiores.
Pero jugar en la primera de esa época para uno era como ser Gardel.
En la Primera de Defensa el técnico era el Titi Carini, que me hizo debutar con 16 años contra River Plate en la cancha de Moreno. Defensa no tenía la cancha porque se la había cortado la Avenida.
Éramos un grupo lindo. Los que veníamos de abajo fuimos grandes amigos dentro y fuera de la cancha. Ayudábamos mucho a los pibes que venían de abajo, le pedíamos al técnico que los haga practicar con nosotros y promovimos un montón. Entre ellos, Miguel Ángel Álvarez, que fue un fenómeno con el tiempo. Los dos Montenegro, la Chueca Villarreal, Gutiérrez. Nunca fuimos egoístas. La mayoría de la veces había que jugar gratis, por la camiseta, y no faltábamos un día a las prácticas.
Salimos campeones de los nocturnos de 1977 y 1978. Jugaba Enrique Battisttelli, el Vasco Oviedo, Rubén Domench, el Guali Iturbide, el Negro Solis, Julio Rapisardi, el Pichi Leytur, Walton, Monenegro. Ganamos contra BAP y contra River, ambos en cancha de Mariano Moreno.
En 1975 me contrató Jorge Newbery para jugar el Campeonato Nacional. En 1980 volví para jugar el torneo de la Liga.
En la selección de Junín debuté en 1973 y jugué en el ´75-´77 donde llegamos a disputar finales. En Chivilcoy y Pergamino no cabía un alma en la cancha. La dirigía Chacho Villafañe.
En 1983 me vine a Mariano Moreno que armó un equipazo con Baquella, González, Clerc, Bengolea, Cillio, el gringo Nanini que atajaba. No pudimos salir campeones.
Participé de un regional en Pehuajó con Omar Giménez, Hugo Débole y Sergio Lippi que me había llevado porque hacíamos dupla en Newbery.
Fui campeón en Salto. Con Sport ganamos la Copa de Campeones. En Argentino de Chacabuco, Passarella había traído ocho jugadores de Buenos Aires y le ganamos la semifinal. Después le ganamos la final a Defensores Unidos de Zárate 3-0 allá y 2-1 en Salto. Jugaban con ellos Argentino y Atilio Romangnoli, Dante Bochini. Me había llevado Raúl Malavolta y fue el Cano Suseret de cinco.
Después me quería un equipo de Arrecifes. El técnico era primo hermano de Luis Rubén Di Palma, se llamaba Jorge. Le pedí una cifra astronómica para que me dijera que no y me pusieron la plata arriba de la mesa. Pero no fui.
Anécdotas, miles. Un día tu primo (Walter Destéfani) me metió un piñón en cancha de BAP que me dejó seco en el suelo. Pero las cosas dentro de la cancha se arreglan ahí. Puertas afuera nos tratamos toda la vida, con todos los que he jugado.
¿Maradona o Messi? Dos monstruos. Pero me hubiera gustado ver a Maradona hoy, en lugar de Messi, a ver cómo se desenvuelve. Me quedo con Messi.
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