El inminente comienzo del fútbol oficial lleva a preguntarse si en la temporada que está naciendo reinará en nuestro fútbol la histeria que ha llevado a los entrenadores a convivir con el abismo del desempleo. La trituradora que devora DT acaba de anotarse un nuevo record: entre estables, interinos y recién contratados, el año pasado 87 adiestradores pasaron por los clubes que animaron el campeonato superior.
La nueva marca pulverizó la cifra de 2016 --con 82 entrenadores--, que parecía insuperable. Cuando dos temporadas atrás se impuso la realización de un torneo anual los cálculos previos auguraban una estabilidad mayor a partir de que el largo plazo de la competencia ampliaría la base de tolerancia. Nada de eso ocurrió ya que esa vez pasaron por los equipos de Primera 71 técnicos. Como quedó dicho en 2016 “desfilaron” por el escenario del fútbol mayor 82 DT y en el ejercicio anterior 84.
¿Y ahora qué? La última marca parece insuperable pero todo puede ser en la escenografía de un fútbol que sigue manejándose a impulso de los resultados inmediatos, sin margen para proyectos ni trabajos a largo plazo. “Si se vive con el acelerador a fondo, no podés apretar el freno con el mismo pie”, decía Jorge Valdano cuando se lo consultó sobre la intolerancia en el fútbol argentino.
Los números le vienen dando la razón mientras los sacrificados hombres del buzo no cuentan con el espacio que necesitan para desarrollar sus tareas e incluso sufren del desamparo gremial. En este aspecto se habla por estas horas de una fuerte movida de los DT a nivel nacional que incluye la presentación de una lista liderada por Oscar Garré en las elecciones de agosto para competir con el oficialismo de Victorio Cocco.
Mientras tanto las estadísticas devuelven datos que no hacen más que avalar el duro panorama que rodea a la profesión de director técnico de fútbol. De los 32 equipos que dieron forma a la última competencia oficial –contando incluso a los descendidos Aldosivi, Quilmes, Rafaela y Sarmiento--, 25 cambiaron al menos una vez de entrenador. Solo hubo siete que le escaparon a la guadaña: Marcelo Gallardo (River), Frank Kudelka (Talleres), Guillermo Barros Schelotto (Boca), Julio Falcioni (Banfield), Eduardo Domínguez (Colón), Néstor Gorosito (San Martín de San Juan) y Ariel Holan (Independiente).
Los cambios fueron cosa de todos los días e incluyó a los planteles nacionales. Ejemplos sobran. Cuando arrancó la temporada anterior Bauza dirigía la selección mayor y Sampaoli manejaba el Sevilla; Ubeda estaba a cargo del Sub 20 y Beccacece se desempeñaba en Defensa y Justicia. Hay más: Cocca estaba en Racing y Diego Aguirre en San Lorenzo, Pedro Troglio en Tigre y De Felippe en Vélez. Como si todo fuera poco, Bernadi empezó el 2017 en Godoy Cruz de Mendoza y lo terminó en Estudiantes mientras que Gustavo Alfaron se fue de Gimnasia a Huracán, Leonardo Madelón de Belgrano a Unión, Juan Pablo Pumpido de Unión a Patronato y el Chocho Llop de Rafaela a Newell´s. Cruces y más cruces de un fútbol que no tuvo paz.
¿En el reino de las urgencias, que pasará en la reanudación de la Superliga cuando en las 12 fechas disputadas se produjeron 14 cesantías? En los papeles todo lleva a pensar que las cosas seguirán igual, que volverán a gobernar los manotazos, que el que no consigarápidos resultados se tendrá que ir y que los récords seguirán superándose…
SUPERLIGA
COMENTARIOS