Ignacio Pasqualini tiene 36 años y en la actualidad integra el grupo de kinesiólogos que trabaja con el plantel profesional de Boca Juniors. En diálogo exclusivo con Democracia, el joven profesional recordó su vida en nuestra ciudad, contó detalles de su trabajo y aseguró que estar en la institución Xeneize es un desafío constante.
- ¿Cómo nace la profesión en vos?
- Jugué al básquet toda mi vida en el Club Los Indios, siempre me gustó el deporte y ya en los últimos años de secundaria (Colegio Marianista) la idea era estudiar algo relacionado justamente con el deporte. Así que me decidí por la kinesiología. Es decir que hasta los 18 viví en Junín y después me vine para Buenos Aires a estudiar en la UBA (Universidad de Buenos Aires).
"Trabajar en Boca no es sólo una cuestión de profesionalismo, por ejemplo con la prensa tenemos que tener mucho cuidado porque hay cámaras por todos lados, siempre".
- ¿Cómo siguió tu historia?
- Arranqué a estudiar la carrera en el 2000, me recibí en el 2005 y en el 2006 empecé con una residencia en el Hospital Pirovano. En el 2009 tuve la suerte de arrancar a trabajar en el consultorio de los kinesiólogos de Boca y ya en el 2010 me propusieron trabajar en el club. En el último año de la residencia te dan a elegir un lugar para ir a trabajar y eso se puede ir rotando. Yo busqué información de ellos y fui a su consultorio. Me dieron la posibilidad y después tuve la suerte de que se abriera un lugar en el club.
- ¿Qué profesionales te dieron esa posibilidad?
- Rubén Araguas era el kinesiólogo de Boca en aquel entonces y es quien hoy está en el Seleccionado Argentino. También trabajé en aquel consultorio con Sergio Brozzi, quien hoy es compañero mío en Boca. Ellos me dieron una mano muy grande. Ya llevo ocho años trabajando en el club.
- ¿Cómo es el mundo Boca?
- Lo tengo que dividir en etapas, porque al principio estuve cuatro o cinco años con las divisiones inferiores, un año con la Reserva y ya hace dos años que estoy con la primera. El mundo Boca es impresionante, es un club reconocido internacionalmente. Asi que te imaginarás la magnitud de cada hecho. Ya cuando trabajé en las inferiores tuve la posibilidad de conocer no solo lugares de nuestro país sino del mundo. Jugamos torneos en muchos lugares y frente a clubes importantes. Después en primera división es como se dice en todos lados, es un club muy grande. Cualquier hecho tiene una repercusión muy grande.
- ¿Qué lugares te ha tocado conocer?
- He viajado a México; a Manchester, Inglaterra; a Qatar; Brasil; a Sevilla, España; a Turín, Italia; la verdad que he hecho 15 o 16 viajes internacionales. Y tuve la suerte también de conocer algunas ciudades donde he ido a trabajar.
- ¿Cómo es el trato con los jugadores? Teniendo en cuenta la categoría que tiene la mayoría de ellos.
- Normal, lógicamente que con algunos se puede tener mayor afinidad que con otros. El caso más conocido de los últimos años fue la lesión de Fernando Gago. Nosotros somos un grupo de cuatro profesionales y en el caso de Fernando él tiene un kinesiólogo que lo trató prácticamente durante toda su carrera que es Antonio Casino, pero cuando Antonio no ha estado por algún motivo, Fernando ha trabajado con alguno de nosotros. Dejame decirte que el coordinador de nosotros es Leonardo Betchakian. Siempre tratamos de trabajar en equipo y de que cuando alguno falte no se note esa ausencia. La mayoría de los jugadores no tiene problemas en atenderse con cualquiera de nosotros, en ese sentido son muy profesionales. En mi caso, por ejemplo, en el último tiempo me tocó trabajar mucho con Leo Jara que tuvo un desprendimiento de aductor.
"En el 2009 tuve la suerte de arrancar a trabajar en el consultorio de los kinesiólogos de Boca y ya en el 2010 me propusieron trabajar en el club".
- ¿Cómo es un día de laburo tuyo?
- Tengo el mismo horario que el plantel, así que generalmente llego al club tipo siete y media; desayuno con los jugadores y tipo ocho y media empiezo a atender. Nueve y media los jugadores trabajan con los entrenadores y preparadores físicos; lógicamente los lesionados se quedan con nosotros y el resto termina el entrenamiento cerca de las once, se bañan y doce y media almorzamos todos juntos; y ya a la tarde tengo libre.
- ¿Cuáles han sido los mejores momentos que te ha tocado vivir en el club?
- Sin dudas que el más emotivo fue el título logrado el año pasado. Después es muy gratificante cuando uno trabaja con algún jugador en particular y a ese jugador después le va bien. Son momentos importantes. Después hay como una especie prohibición hacia los más chicos de no entrar al consultorio, es un poco en chiste claro, eso lo han impuesto los más grandes. Por suerte el grupo es muy bueno.
- ¿Cómo es trabajar con los mellizos?
- Normal, nosotros somos un grupo independiente y nos tenemos que acoplar a ellos. El contacto es más directo con los preparadores físicos. Pero en el caso de Guillermo, él es un ídolo del club y su palabra es muy importante.
"Es muy gratificante cuando uno trabaja con algún jugador en particular y a ese jugador después le va bien. Son momentos importantes cuando uno logra afinidad".
- Inevitable hablar de Carlos Tévez ¿Cómo has vivido su regreso?
- Tévez mueve multitudes y eso se ve todos los días y sobre todo cuando hemos salido a jugar afuera, a La Rioja, Formosa, San Juan, Chaco, donde hay multitudes esperándolo para sacarse una foto, pedirle un autógrafo o simplemente saludarlo. Es impresionante, no se puede creer.
- ¿Es un sueño cumplido trabajar en Boca?
- Sí, sin dudas. Entiendo que son lugares difíciles de llegar pero de alguna manera uno se ha preparado para tener la oportunidad; por suerte la tuve y trato de aprovecharla. A la suerte hay que acompañarla con sacrificio. Trabajar en Boca no es sólo una cuestión de profesionalismo, por ejemplo con la prensa tenemos que tener mucho cuidado porque hay cámaras por todos lados, siempre.
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