Juan Bernardino "El Bocha" Boianelli
Integró el equipo de Sarmiento que ascendió en el ´80. Estuvo en Gimnasia y Esgrima La Plata.
Nací en Junín en el barrio El Picaflor. En ese tiempo estaba la tradición de poner el nombre de los abuelos y me pusieron uno de cada uno (Juan Alberti y Bernardino Boianelli). Pero Bernardino, inclusive por una cuestión de pensamiento histórico, no me gustaba la filosofía de Rivadavia.
El barrio conserva construcciones históricas, el empedrado hasta la esquina de Comandante Escribano y hacia la cancha de Sarmiento eran calles de tierra.
No existía el Colegio Marianista, ese era nuestro campito. Estaba lo que se llamaba casa del niño o cantinas maternales. Teníamos compañeros de la escuela 22 que eran hijos de laburantes que sus padres los dejaban ahí, iban a la escuela, le daban de comer, hacían los deberes y luego sus papás los pasaban a buscar. Igualmente los dejaban salir para jugar al fútbol.
Recuerdo dos cosas. Jugar todo el día al fútbol y a la vuelta de casa estaba la Biblioteca Esteban Echeverría donde varios íbamos a retirar libros para leer, los que teníamos afición a la lectura.
Andaba todo el día jugando a la pelota, con los chicos de Sarmiento y de la Loba. Omar Drobandi, los Ferrari, entre otros. Íbamos a donde está el Colegio Marianista, o al club River que había un terreno antes de la cancha donde el canchero era Comisso, que inclusive nos cuidaba.
Un día mi viejo me llevó a Sarmiento que estaba la primera escuela de fútbol que había creado Pepe Rusiñol junto con Cholo Lucaroni.
Tenía ocho años, se empezaba a jugar a los doce donde recién te fichaba. Pero la rapidez de Vicente Ceballos, un viejo utilero de Sarmiento, hizo que me ficharan a los diez. Me acuerdo que cuando fui a la Liga ya estaba Rabadán.
Entonces con diez años jugábamos con los de doce. Hice todas las inferiores, con varios títulos porque la camada de jugadores era muy buena. Debuté en la primera amateur en un nocturno y fuimos campeones. Nunca se lo tiene presente a este título que le ganamos a Independiente que tenía un equipazo en el año 1968-69. Curiosamente la final se jugó de día.
En 1970 a los 17 llegué a la primera profesional. Estaba en la escuela Nacional y me fue a buscar mi viejo con dirigentes de Sarmiento. De ahí derecho a la AFA donde firmé como jugador profesional. Era embromado porque no había doble afiliación. Integré el plantel hasta la mitad del año donde jugué poco y nada. Me acuerdo un partido contra Flandria en el club Luján, por la C donde entré unos minutos.
Un día Miguel Villafañe me transformó en defensor. Yo jugaba del medio hacia adelante. Él sentía una necesidad para el equipo, me dio unos consejos de cómo jugar de zaguero y me puso de titular. También creo que Taqueta influyó para que me pusieran en el equipo.
Se jugaba un campeonato clasificatorio y los primeros de cada zona jugaban una final. Debuté de visitante en cancha de Defensores Unidos de Zárate. Cuando terminó el partido me llamó Chacho y me dijo: “Esta semana vas a ver los diarios, escuchar la radio, que vuelve el titular del puesto. No le hagas caso. El próximo sábado jugás vos de titular”.
Fuimos a jugar a Central Córdoba de Rosario y después seguí de titular.
En 1971 me fui a Gimnasia de La Plata, por un contacto de Carlos De Rosa. Estaba también Hugo Spadaro que quería que fuera a Estudiantes. En realidad estaba haciendo mis primeros pasos de Abogacía y pedí permiso en Gimnasia para entrenar. Me ofrecieron quedarme, estuve un año donde llegué al banco de la primera, pero Sarmiento pidió una fortuna por el pase como si fuera un jugador profesional formado. Una locura.
Me volví y me quedé hasta el ´76 en Sarmiento. Luego volví para el equipo del ´80 donde ascendimos. Contra Banfield, Lorant me tiró una pelota exigida contra el túnel y por no dejarla salir hice un esfuerzo raro apoyando la pierna izquierda solamente y se me trabó contra el piso. Me rompí el tendón de la rótula. Las operaciones en aquel entonces no eran las de ahora. Volví en los últimos partidos de la temporada. Pero después me costaba jugar, entendí que no estaba para exigencias mayores y di un paso al costado.
No se si es mejor o peor este fútbol. Todo cambia. Lo que hace que no salgan jugadores para mí es la Escuela. Antes la Escuela era el campito, mirar el fútbol de otra manera. Hoy los chicos están pensando qué pasa si le va bien. Había una manera distinta de sentir el fútbol. Si yo erraba en una jugada, me insultaba a mí mismo. Hoy les da lo mismo cualquier cosa. Además había maestros que te enseñaban cosas que no están en los libros ni en ninguna parte. Te orientaban y te pasaban enseñanzas que te acompañaban toda la vida futbolística. Yo tuve la suerte de estar al lado de grandes jugadores. Debuté y era un pibe al lado de diez grandes. Taqueta me decía “pasame la pelota, si lo mío ya se acaba, que me puteen a mí de última”.
Hoy veo jugadores profesionales que no saben pararse en la cancha.
¿Maradona o Messi? Taqueta Barrionuevo.