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JORGE BARRAGÁN, EL JUEZ DE LAS CINCUENTA FINALES

"En el fútbol se han perdido muchos códigos"

Con más de 15 años de trayectoria, el árbitro juninense se juntó con Democracia para hablar de todo. Recordó su historia como jugador de fútbol, sus inicios en el arbitraje y revivió los peores y mejores momentos que le tocaron vivir en una cancha de fútbol.

Jorge Barragán es uno de los árbitros más reconocidos del fútbol de Junín y la región. En sus 16 años de trayectoria dirigió más de cincuenta finales y un número similar de clásicos. 
Experiencias y anécdotas tiene muchas. Y en la charla que mantuvo con Democracia contó varias, revivió esos grandes momentos que sólo el fútbol regala con su magia.

- ¿Cómo fueron tus comienzos en el arbitraje?
- En realidad siempre me gustó el fútbol. Yo jugaba, era zurdo, me ponían de diez y a los 13 años debuté en la primera de Villa Belgrano. En ese partido nos enfrentamos a Jorge Newbery y tuve la suerte de marcar un gol. Le ganamos 2 a 1. Después de Villa, cuando tenía 16, pasé a Newbery. Y estando en Newbery surgió la posibilidad de jugar en Francia. Pero en ese momento, mi novia de aquel entonces quedó embarazada y me tuve que quedar. Ahí comenzó un poco a cambiar mi vida.

- ¿Seguiste jugando al fútbol?
- Sí, me quedé en Newbery y tuvimos la posibilidad de salir campeones en varias oportunidades. Después jugué en Colonial de Ferré, en Ambos Mundos, en el 91 jugué el Regional para Villa, en el 92 pasé a San Martín de Chacabuco y también estuve en BAP. En Independiente de Junín estuve un tiempo y también estuve tres meses a prueba en Sarmiento. 

- ¿Cómo se dio el paso de futbolista a árbitro?
- Sinceramente se dio por una cuestión de necesidad. Jugué hasta los 31. En ese momento no tenía más ganas de entrenar, al mismo tiempo tenía tres hijos y necesitaba trabajar. Tenía un trabajo pero necesitaba algo extra y se dio la posibilidad de dirigir. Al principio no pensé que me iba a gustar tanto. Arranqué en la liga de Junín y a los veinte días me tocó dirigir el primer partido en primera. Es más, me acuerdo que el primer partido que dirigí fue Newbery contra Sarmiento. Es decir que me tocó dirigir a mis ex compañeros. Fue una sensación muy rara. Me sentí bien dirigiendo y como había sido jugador sentí que tenía cierta ventaja, sobre todo con el trato hacia los jugadores. Después dirigí un tiempo en Vedia y ahí arranqué con los clásicos y las finales.

- ¿Cuántas finales has dirigido?
- Más de cincuenta, seguro. En 16 años de trayectoria tuve la suerte de dirigir varias finales, no sólo en Junín sino también en toda la zona, como en Salto, en Chacabuco, en Vedia, en el Torneo Cuatro Ligas, en Pehuajó. Además de las finales también tuve la oportunidad de dirigir muchos clásicos. Se fue dando todo con el tiempo, siempre tuve mucho respecto por los jugadores y creo que haber jugado al fútbol me ayudó y me ayuda mucho para leer las jugadas que se van produciendo. 

- ¿Por ejemplo?
- Y cuando vez que un jugador está al límite de la expulsión lo que hago es hablarle y decirle que se tranquilice; que yo no lo quiero echar. A lo mejor otro árbitro lo echa directamente, sin decirle nada. Yo trato en esos casos de darle una oportunidad. Paso por al lado y le habló. Le digo: "Dejate de joder", "ponete las pilas y jugá", "rescatate". Me gusta tener ese trato. 

- En estos 16 años de trayectoria, ¿notás cambios en la conducta de los jugadores?
- Sí, claro. Creo que fue desmejorando. Se han perdido muchos códigos y eso es una lástima. Por ejemplo, cuando hay un jugador en el piso, al rival no le importa, sigue jugando. Eso es lo que más se ve. Hay que entender que lo más importante es el ser humano. Eso no se tendría que perder, pero está pasando. Después tenés los partidos de inferiores, donde los padres generan un clima complicado. "Calientan" el partido de una manera innecesaria. Pero bueno, el fútbol no deja de ser un reflejo de la sociedad.

- ¿Sentiste miedo alguna vez dirigiendo?
- No, nunca. Sí han ocurrido hechos que me han dolido, como cuando algún conocido te insulta. Que te "putee" un amigo duele y eso me ha pasado. Pero por suerte después he tenido la posibilidad de hablarlo y nunca ha pasado a mayores. En Junín pasa eso, por ahí alguno te putea y después te lo cruzás en la calle. Es una situación rara, pero es así. 

- ¿Viviste algún hecho de violencia?
- Sí, hace dos años, en Chacabuco y en ese momento pensé en dejar el arbitraje. 

- ¿Cómo fue?
- Había una persona que era de la hinchada y firmó la planilla como asistente, se sentó en el banco y a los quince minutos ya me había insultado varias veces. Después de una jugada, que incluyó expulsiones, esta persona protestó, lo expulsé y me encaró para golpearme. Me pude defender hasta que llegó la policía. Una situación horrible, pero pasó. De todas maneras, cada vez que me pasó algo similar nunca suspendí el partido. Eso es algo que siempre me salió de adentro. Me han querido agredir y nunca suspendí un partido por eso. 
- ¿Cuál ha sido el partido que más disfrutaste?
- Seguramente alguno de Salto. Es una liga muy linda, con buenos jugadores, buen fútbol y en mi caso nunca tuve un problema. 

- ¿Y el que menos?
- Fue hace bastante tiempo, en la cancha de Ambos Mundos. Una mujer me gritó algo muy privado, muy personal, refiriéndose a un conflicto de pareja que yo había tenido y que había derivado en una separación. Lo que me dijo me dolió mucho, me dolió más que si me hubieran tirado con algo. Te podría decir que fue uno de los peores momentos que viví en el fútbol. Se me bloqueó la cabeza, me puse muy triste. Por eso te digo que para los árbitros de Junín, dirigir en Junín no es fácil. 

- Hablando de árbitros de Junín, ¿cuáles son lo que ves con más proyección?
- Me gusta mucho el hijo de Aldo Calogero, Franco; creo que tiene muchas condiciones pero lógicamente todavía le falta mucho por aprender. También Marcelo Martín me parece un buen árbitro. Yo siempre digo que no todo es entrenar y estudiar, porque hay cuestiones que se aprender en los partidos. Por eso yo siempre digo que los jóvenes le tienen que dar importancia a los árbitros más grandes. 

- ¿Cómo te gustaría terminar tu carrera?
- Por algunas cuestiones políticas o dirigenciales, como quieras llamarlo, nunca pude dirigir un torneo argentino, como el Federal B, por ejemplo. Eso sería un buen final. Después creo que el arbitraje me ha dado mucho. Tengo muchos amigos, que en definitiva es lo más importante, lo que a uno le queda. Y después que deje el arbitraje me gustaría ser técnico. Pero para eso falta, por ahora disfruto mucho lo que hago. Todavía me siento con muchas ganas.

Siempre me gustó el fútbol. Yo jugaba, era zurdo, me ponían de diez y a los 13 años debuté en la primera de Villa.

En Junín pasa eso, por ahí alguno te putea y después te lo cruzás en la calle. Es una situación rara, pero es así.

El arbitraje me ha dado mucho. Tengo muchos amigos, que en definitiva es lo más importante, lo que a uno le queda.

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