Nací en el barrio Pueblo Nuevo. Mi papá tenía un almacén de ramos generales en Leandro N. Alem y General Paz, que en ese tiempo estaban de moda. Justo enfrente de la bicicletería Franco. Tenía clientes en todo Junín, como cuatrocientos, y yo le repartía la mercadería en bicicleta.
Me acuerdo que pasaba el tren por ahí y estaba todo tapialado. Venían los circos de todo el mundo, norteamericanos, españoles. Vino el famoso Hugo Lajember que desfiló por el centro con los animales y fue todo un suceso para la ciudad.
Fui a la gloriosa escuela número tres, con el gordo Larghi, porque daba la vuelta manzana y llegaba a clases. Mis viejos me tenían controlado.
Había campitos por todos lados. Es que en esa época no había otra cosa que una pelota de futbol. La esquina y el campito. A veces íbamos al cine Guaraní. Pero para cruzar al otro lado con la avenida llena de plantas altas era una odisea. Era terrible pasar de noche.
Sucedía que en la pizzería Ribas estaban los lustradores de botas y te peleaban casi siempre. Nosotros íbamos en barra y se armaban unos piñeríos tremendos. Batallas campales eran. Ellos eran provocadores, te tenían envidia por el fútbol o vaya a saber uno por qué. En mi barrio eran todos chicos buenos. Estaban los Móbile que después laburaron en el Banco Provincia, la vinería Di Feo, Orasi que jugó conmigo en BAP, pero ya no queda casi nadie de la vieja barra. Mi vieja llevaba todas las chicas del barrio a ver los espectáculos artísticos, Francisco Canaro por ejemplo.
Fiché en Jorge Newbery porque estaba a cuatro cuadras de casa. Entré en la quinta, luego la cuarta y enseguida pasé a primera. Estuve hasta los 17 años, después pasé a BAP. Me compró el pase en un trueque porque pasó Heber Pérez a Newbery.
En BAP estaban de delegados Chiquetti, Zabala, Pérez. José Abbadie era el presidente. De jugadores estaban Gianfrancesco, Di Biaggio, Omar Vargas. No pudimos salir campeones.
Ahí fue cuando Zubeldía y Malegni me llevaron a Vélez Sarsfield. Habían hablado con Victorio Spinetto y mandó un delegado a verme jugar en la final del nocturno entre BAP y Mariano Moreno. Perdimos dos a uno.
Llegué a Liniers y me mandaron a una pensión. No me acostumbré nunca. Jugué en la primera, en la cancha de River contra De Burgón, Prado, Gómez, Labruna y Zárate. En ese entonces no había cerramiento hacia el río y se veían las barcazas desde la cancha. Jugué en el viejo gasómetro contra San Lorenzo de Sanfilippo.
Después hablé con Vittorio Spinetto y le dije que me volvía a Junín. Casi le dio un infarto. “Cómo te vas a volver y quedaste de titular en la primera, usted me está cargando”. Malegni y Zubeldía se reían, tampoco lo podían creer. Ellos jugaban de delanteros, uno por cada punta y Espinosa era el nueve. Después Espinosa aterrizó en Sarmiento de Junín. Y me volví porque la pensión era brava. Si salías de noche te anotaban en un cuaderno.
Otra vez en Newbery, un tiempo y después me compró Mariano Moreno. Jugaba Parola de arquero, Zanotti, Suárez, Pardini, Guzmán, Caresani.
Llegamos un par de veces a las instancias finales pero no pudimos salir campeones. Rivadavia tenía un equipazo en ese entonces.
Me llevaron a Origone donde salimos campeones invictos en la Liga Independiente. Dimos la vuelta en la canchita de Fortín Tiburcio. En ese equipo jugaba Pinto, que había venido de Villa Belgrano, el Negro Vila proveniente de BAP, Segovia.
River Plate me llevó de refuerzo para un campeonato con Ciarapica, Cirilo y Ochoa. Nos vendió el árbitro en Zárate y perdimos dos a uno.
Me fui a la zona, a jugar en Inés Indart. Estaban los Franco, Lamadrid, el Sota Molina, Pajarera Gómez, Bolognese que era el arquero. Todos éramos integrantes del combinado de Salto. Ahí me vino a buscar Defensores de Salto, pero no quise quedarme a pesar de haber practicado. Ya me habían operado del estómago, Ghioni me dio el alta pero no tenía más ganas de jugar.
Hoy no hay fútbol. Se perdió la picardía, la gambeta. Una tercera de antes era el combinado argentino. No se puede comparar. No salen más jugadores porque los chicos piensan primero en la plata que en ser jugadores. No hay campitos donde se nutre el jugador. Nosotros jugábamos todos los días a la pelota y ni pensábamos en la plata.
¿Maradona o Messi? Cuando Carlos Kenny tuvo a Maradona en Argentinos Juniors yo iba a Buenos Aires y me quedaba a comer con ellos. Vi entrenar varias veces a Maradona. Un día se llevó la pelota con la cabeza de arco a arco pasando jugadores para hacer el gol. No le saco méritos a Messi, pero me quedo con Maradona.
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