Corría el año 1982 y una de las glorias del fútbol argentino llegaría a Junín para aportar sus goles, su potencia, la elegancia de sus movimientos, sus "piques" por las bandas y esa zurda prodigiosa con la que dejó desairados a varios arqueros del mundo. River Plate fue su segunda casa, donde marcó 198 goles, también jugó, entre otros clubes, en el Real Madrid donde fue goleador y obviamente "vistió" la camiseta argentina disputando el Mundial de Inglaterra ´66 y otros torneos. La ciudad se daba el gusto de recibir a un "grande" a pesar de que su apodo sea "Pinino". Primero fue Mariano Moreno quien tuvo el placer de ver desplegar con la "negra y blanca" la picardía de este jugador para lograr el pasaje al Nacional de ese año. Luego fue Sarmiento quien contó entre sus filas con este "baluarte" que, sin ninguna duda, fue una de las grandes estrellas que tuvo y tendrá el fútbol juninense. "Siempre les estaré eternamente agradecidos por los momentos maravillosos que me hicieron pasar" señala Oscar Más.
-¿Cómo se da su llegada a Junín?
-Por la buena amistad que tenía con Rubén Vergara, que en ese momento era el presidente de Moreno. Me llamó y me ofreció ir a jugar, la propuesta me gustó y se dio esta linda posibilidad de fichar allá. Tuvimos la suerte de pasar el regional, salir campeones y se vino el torneo Nacional que nos dio la suerte de jugar contra los equipos grandes del país. Nos comimos algunas goleadas (risas) pero lo importante es que Moreno tuvo esta chance muy importante para su historia que también hizo feliz a Junín.
-¿De ese equipo qué recuerda?
-Que era un equipo de hombres con gran personalidad, lo que nos permitió hacer una gran campaña. Fuimos a jugar a Bahía Blanca contra Olimpo, que es una cancha muy difícil, y nosotros ganamos y dimos un paso importante para el título porque en Junín empatamos y logramos el objetivo. También en ese partido tuve la suerte de hacer un golazo: "la agarré de volea y el arquero ni la vio" (risas).
-¿Es verdad que en la final jugó por un momento con el hombro salido?
-Sí (risas). Me hicieron una falta recién comenzado el segundo tiempo y se me salió el hombro: cuando le dije al técnico se quería morir, puso una carita (risas). Pero ahí nomás lo tranquilicé diciéndole que seguía jugando. Pateé el tiro libre y después fuimos con el masajista al vestuario para que me lo pusiera y seguí como si nada.
-¿Qué le daba usted al equipo?
-Antes que nada expectativa y el respeto de los rivales por mi experiencia. Eso también me servía para aconsejar a los más chicos, les decía: "si yo con la edad que tengo puedo correr, ustedes con la mitad de mis años deben luchar más todavía" (risas). Las cosas salieron muy bien, el plantel era bárbaro, había mucho respeto y todo fue de maravillas.
Un "Pinino" en Junín
Durante 1982 Oscar Más fue la figura que caminó las calles de la ciudad y la gente lo trataba como tal. Jugando en el torneo Nacional para Moreno y luego en Sarmiento disputó en total 32 partidos (14 en Moreno marcando 7 goles y 18 en Sarmiento con 6 tantos) lo que le permitió ser querido por todo un pueblo que se deleitó todo un año con su hidalguía en el juego.
-¿La gente de la ciudad cómo lo trataba?
-El cariño de la gente era extraordinario, es más ahora hace cuatro años estoy en pareja con una mujer de allá , así que mirá todo lo que me dio (risas). No hay palabra de agradecimiento para todo Junín porque me trataron de maravillas. Cuando voy de visita me invitan a comer a todos lados y eso me llena de satisfacción.
-Después vino Sarmiento…
-Sí, me llamó el presidente Sabella consultándome a ver que me parecía ir a jugar ahí, a mí la proposición me gustó y llegamos a un arreglo rápidamente. También la pasé muy bien, me acuerdo que le ganamos a Boca y fue un día de mucha alegría para la gente. Además ahí conocí a Luciano Polo, un personaje (risas), hoy un gran amigo.
-¿Qué sintió cuando vistiendo la camiseta Verde le tocó enfrentar a Moreno?
-Imaginate mi situación, me temblaban las piernas porque era un club al cual yo apreciaba mucho y había pasado momentos hermosos y ganado un campeonato. Era algo muy triste pero lo tenía que hacer. Lo mismo me pasó cuando jugaba en Quilmes y tuve que enfrentar a River, son circunstancias de este juego. Encima convierto un gol, pero bueno son momentos que hay que acatarlos porque tenés que respetar la camiseta para la que jugás. Yo quería que terminara cero a cero, pero no se dio (risas).
-¿Sentimentalmente los dos le tiran igual?
-Sí, los dos fueron muy importantes para mí y el tiempo que pasé en ambos clubes fue algo muy lindo y me trataron muy bien.
-¿Qué vivió en la ciudad?
-Mucho cariño y respeto de toda la gente por mí, me trataban como un ídolo y yo trataba de devolverle ese cariño de alguna manera, siendo respetuoso yo también cuando me saludaban o me pedían autógrafos: para mí era un honor porque me hicieron pasar momentos inolvidables.
-Hablando más allá de Junín, ¿River qué es en su vida?
-Todo. Yo vivo en el club, es mi segunda casa. Cuando necesité algo estuvieron ahí, siempre me dieron una mano y eso es muy importante para mí. Hace muchos años que estoy en esa institución y siento que es lo más grande.
-¿Por qué cree usted que su nombre quedó en la historia del fútbol argentino?
-Por mi sacrificio, la voluntad, la responsabilidad que le daba a las cosas, sumado eso a mi rendimiento creo que es un resumen de mi trayectoria. Sobre todo mi responsabilidad y el respeto hacía el técnico, mis compañeros y a la gente, uno se brinda para ellos y traté de hacerlo de la mejor manera posible, por eso creo que me reconocen.
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