Luis Ángel Firpo nació en Junín, el 11 de octubre de 1895, y comenzó su incursión en el boxeo a fines de 1917. El 14 de septiembre de 1923, con 1,90 de estatura y 98,2 kilogramos y tras 28 combates de los cuales había ganado 26 -22 por nocaut-, llegó la gran oportunidad de su vida deportiva: disputar el título mundial de peso pesado. De esta manera, se convirtió en el primer boxeador argentino que accedió a dicha instancia.
Firpo debía enfrentar a William Harrison “Jack” Dempsey, apodado “The Manassa Mauler” (“el matador de Manassa”) por su lugar de nacimiento en el estado de Colorado, Estados Unidos, y su impresionante historial: 59 peleas ganadas -49 por nocaut-, ocho empates y cuatro derrotas.
El combate se desarrolló en el Polo Grounds de Nueva York, un estadio donde habitualmente se realizaban partidos de béisbol, pero fue especialmente acondicionado para la histórica velada.
La expectativa fue enorme: asistieron casi 90.000 espectadores; se recaudó más de un millón de dólares y el evento fue cubierto por mil periodistas. Con justa razón, el combate fue bautizado como la “Pelea del Siglo” y así se la conocería por siempre.
En Buenos Aires, miles de personas se congregaron frente a los edificios de los diarios Crítica, La Nación y La Razón para ver la información en las pizarras, que eran actualizadas gracias a los cables telegráficos que llegaban desde Estados Unidos.
La radio, medio de comunicación que en ese entonces tenía sólo un par de años en la Argentina, efectuó una transmisión especial con motivo del combate. El relato partía del Polo Grounds hasta Transradio Internacional, cerca de La Plata, desde allí se retransmitía a Radio Sudamérica y finalmente a Radio Cultura.
Gran cantidad de porteños que no tenían las primitivas radios a galena para captar la señal, se reunieron frente al Palacio Barolo, en la Avenida de Mayo. El edificio, inaugurado apenas dos meses antes, era el más alto de Buenos Aires y tenía un faro en su último piso: si aparecía una luz verde, indicaba el triunfo de Firpo; si era roja, sería ganador el norteamericano.
El primer round comenzó favorable a Dempsey, que logró hacer caer siete veces a Firpo. El boxeador oriundo de Junín totalizó casi medio minuto en la lona en el primer minuto y 45 segundos de pelea, es decir, la cuarta parte del tiempo.
Sin embargo, al comienzo del segundo minuto, Firpo acorraló a Dempsey contra las cuerdas y con un certero derechazo lo hizo salir del ring. El estadounidense cayó directo sobre la ubicación del cronista Jack Lawrence y el operador de Western Union Perry Grogan, quienes evitaron que el boxeador golpeara su cabeza contra el piso. No obstante, Dempsey impactó contra una máquina de escribir, lo que le produjo un corte en la frente. Junto al cronometrista y algunos espectadores, lo hicieron poner en pie y lo ayudaron a volver al cuadrilátero.
No puede establecerse exactamente cuánto tiempo estuvo fuera del ring, porque la única filmación existente fue editada y se advierte claramente que falta una parte. En la cinta se ven cinco segundos desde que Dempsey recibe el golpe hasta que cae fuera del ring; luego viene el corte y a continuación se muestran dos segundos más cuando regresa a pelear.
Cronometrando desde el inicio hasta el final del round en la filmación, estarían faltando por lo menos once segundos, lo que permite inferir que Dempsey estuvo fuera del ring por dieciocho segundos como mínimo.
Leo Britton, gerente general para la Argentina de la compañía cinematográfica RKO, afirmó que Jack “Doc” Kearns, promotor y manager de Dempsey, hizo cortar 17 pies de película a la filmación original.
Aquellas cámaras rodaban a un pie por segundo, por lo tanto faltarían 17 segundos. Más que suficiente para declarar ganador a Firpo por nocaut. Sin embargo, el árbitro Johnny Gallagher nunca terminó el conteo reglamentario y permitió que la pelea continuara medio minuto más hasta completar el tiempo del primer round.
En el segundo asalto, Dempsey volvió a derribar a Firpo en dos oportunidades más. En la primera, cuando llevaban medio minuto de combate, el argentino estuvo en la lona por ocho segundos. Al finalizar el primer minuto, volvió a caer y sería nocaut. El árbitro terminaría siendo suspendido cinco semanas más tarde, pero el juninense ya había perdido.
Mientras tanto, en el Palacio Barolo, los operadores recibieron la información de que Firpo había sacado del ring a Dempsey. Tras unos segundos y sin más novedades, dedujeron que el argentino había ganado. La luz verde se encendió y el público celebró animadamente. Pero, minutos más tarde, llegó otro cable demoledor: el estadounidense había regresado y noqueado a Firpo. La luz cambió a roja y la multitud sufrió una gran decepción.
Luego de la pelea, el periodista Damon Runyon bautizó a Firpo como “The Wild Bull of the Pampas” (“El Toro Salvaje de las Pampas”). Dempsey se llevó 475.000 dólares, y Firpo 156.000. El juninense, bueno para los negocios, lo supo aprovechar y se haría millonario.
Al margen del resultado, aquel combate cambió la historia del boxeo argentino. Allí nació la popularidad y el impulso de ese deporte en nuestro país. El presidente Marcelo Torcuato de Alvear levantó la prohibición para practicar boxeo y aparecieron cientos de entidades deportivas y miles de boxeadores. Desde entonces, el 14 de septiembre se instituyó como el día del boxeador argentino.
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