Muchas veces en el mundo deportivo se habla de grandes esfuerzos y sobre todo grandes sacrificios, el juninense Gustavo Francisco Freda (de 51 años) es justamente un poco de cada una, y eso se debe tras haber tenido una infancia agradable, que el mismo detalla:
“Hacíamos mucho deporte, porque íbamos al campito Sánchez, al Hogar Obrero, al Club Rivadavia. También andaba mucho en bicicleta, me gustaba jugar a las figuritas, en fin, andábamos por todos lados, pero mi problema era que me gustaba pelear ya de muy chico, era terrible”, comentó sonriendo.
Un boxeador con buen récord
Freda continuó diciendo que “A los 13 años pude empezar a practicar boxeo y por ahí canalizaba todo, quien fue mi primer orientador Juan Manuel Lagoa. El me enseñó a pararme, a tirar los golpes, pero sobre todo me enseñó que el gimnasio era el lugar y no la calle, me inculcó la disciplina boxística”.
Recordó que su primer pelea fue “Con un muchacho de Vedia, al que le gané por nocaut, yo era una furia de nervios entonces. Después de esa hice seis peleas más como aficionado, pero pasó algo increíble, algo que iba a cambiar mi carrera deportiva.
Mi padre tenía una verdulería en Rivadavia y Betancourt y yo le ayudaba y me daba tiempo para entrenar. Un día apareció Héctor Villaplana, quien me vio condiciones y en el mismo negocio me preguntó si quería ir a entrenar a Buenos Aires, al Luna Park, nada más ni nada menos, que era lo máximo en ese momento.
Lo único que hice fue mirarlo a mi viejo, ya que tenía 15 años recién cumplidos, y él -con un gran gesto- me dio todo su apoyo. Todo fue muy rápido, Héctor (Villaplana) era muy amigo de Juan Carlos Pradeiro, quien con el tiempo se convirtió en mi maestro. Es mi segundo padre. Me enseño todo en el mundo del boxeo, en el Luna Park conocí a Falucho Laciar, a Carlos Monzón, a ´Martillo´ Roldán, a un montón de enormes figuras, ya que antes todo los sábados había festivales y se juntaban todos”
Ya en la Capital Federal, Gustavo Freda -de la mano de Pradeiro- se instaló en una pensión que estaba en Esmeralda y Tucumán, a la vez me consiguió un trabajo en el subsuelo del Luna Park, en una agencia de autos que tenía el legendario corredor Froilán González, junto a Gabino Puelle. Eso me permitía salir a trotar a las 6 de las mañana y a la tarde, iba al gimnasio, ubicado a escasos metros”.
Consultado sobre cómo fue realizando su exitosa carrera como boxeador, muy productiva, Freda destacó:
“Pradeiro fue un grande, me fue llevando despacio para que me vaya afianzando. Me hizo peleas en los Campeonatos de la Juventud, en los de Avezados, logrando algún título y también subcampeonatos. A medida que iba ascendiendo, me metía en festivales donde me cruzaba con boxeadores de mayor jerarquía, hasta llegar al profesionalismo cuando tenía 19 años, peleando con otros contrincantes que tenían como yo pocas peleas.
Hasta que pude llegar al ranking argentino me tocó pelear con todos los de mi peso, de 63,5 a 67 kilos, hasta llegar a los 69 kgs. Recuerdo haber peleado con Ariel Chávez, Adrián Daneff, Roberto Medina (de Arrecifes, radicado en Junín) Cusatto, también fui en 1996 dos veces a pelear a Sud África, la primera de ellas en la ciudad de Durban, donde enfrente a Peter Malinga, quien estaba 6º en el ranking mundial. Para mí, yo había ganado, pero se la dieron al local por puntos. La segunda vez fue en Johannesburgo, con Nika Khumalo, quien estaba quinto en el ranking de la Organización Mundial (OMB). Se hizo todo un plan estratégico distinto, lo que me permitió ganar por nocaut técnico en el octavo round. Eso me permitió pelear por el título de la Unión Mundial en Civitavecchia ( (Italia), en una categoría mayor que me costaba llegar que era la de los 72,500 kilos. Pero no lo desaprovechamos, enfrente tenía a Silvio Branco que era muy alto casi 1,90 de altura, brazos más largo, me tiraba el cuerpo encima, me trababa y eso me degastó, hasta que en el 8º round el referí la paró y la perdí pero en ningún momento me tiró”, dijo Freda en cuanto a la pelea que marcó su despedida.
Hizo en total 26 peleas profesionales, de las que ganó 19 (9 por fuera de combate), perdió 5 (3 por nocaut) y empató dos veces.
El atleta y todo su amor por las ultra maratones
El porqué de dejar la actividad que tanto quería, de una forma tan drástica, destacó:
“Esa pelea fue un clic, ya que llegué a Buenos Aires, tomé mis cosas y me vine para Junín. Acá decidí dejar, dije ´basta´ y gracias a mi pareja de siempre (Beatriz), tomé la drástica decisión, gracias a su apoyo”, confesó el entrevistado a Sergio Gabriel, del programa radial “Deportes en Acción” de nuestra ciudad.
Gustavo buscó suplir el boxeo con otras actividades deportivas, y probó con rugby en el Club Los Miuras, pero no llegó a atraparlo este juego. Luego comenzó con el atletismo y allí se quedó. Al respecto, dijo:
“Empecé a trotar unos 10 kilómetros, tranquilo, y me empezó a gustar. Me metí en distintas carreras, de 5 a 10 kilómetros hasta llegar a las primeras Carreras de Aventura. Junto a Enrique Costilla fuimos a correr el Columbia, en San Martín de los Andes; también fui al Palmar, una prueba de 27 kilómetros. Recuerdo la primera ultra maratón en la que me inscribí fue en el 2008, en Tucumán, en la localidad de Yerba Buena. Allí recorrimos 50 kilómetros, saliendo de Río Grande a Tafí del Valle. Me fue muy bien, ya que entré segundo en la general y fui primero en mi categoría, así que mejor, imposible”.
Siguiendo con su relato, el actual ultra maratonista señaló:
“Continúe buscando carreras de montañas, como las de Villa La Angostura, en Córdoba El Chapalquí, que es de 75 kilómetros la corrí tres veces. Este año corrí la de La Visión, que es una prueba de 160 kilómetros, en la cual tenés 76 horas para terminarla. Venía bien ubicado pero me perdí, algo increíble, ya que estaba muy mal marcado el recorrido y me confundí. Por eso, me retrasé más de seis horas, fue terrible, pero logré superarme y llegué a tiempo a la meta”.
Ya en el final de la charla, Freda recordó como otra anécdota lo que le ocurrió en el “Aconcagua”, manifestando:
“Era una carrera hermosa, en la cual debíamos recorrer 50 kilómetros. Se subía la montaña hasta Plaza Francia, a 4300 metros en desnivel, de allí hasta el Mirador, pero a la mitad de la carrera nos encontramos con un paro. De no creer, un paro en medio de la montaña, realizado por los guardaparques del ´Aconcagua´. Parecía mentira que eso sucediera en medio de una montaña, pero bueno, seguimos por un camino alternativo muy peligroso con precipicios y otros problemas propios del terreno, así que llegamos hasta Confluencia, donde había un puesto sanitario. Allí fue donde nos dijeron que hasta allí nos prestaban asistencia, pero junto a otros atletas, con mucho orgullo, llegamos a Plaza Francia, donde nos sacamos fotos para dejar testimonio que hicimos la carrera”, completó Gustavo Francisco Freda la charla en la cual repasó sus inicios en el deporte, como destacado boxeador, y su presente como atleta “especialista” en ultramaratones y pruebas de largo aliento.
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