BOXEO

Alejandro Hugo “El Indio” Herrera

Reconocido boxeador de Junín en los ´50, protagonista de memorables y multitudinarias jornadas deportivas.

Nací en la localidad de Morse. De chico mis padres se trasladaron a Junín, al barrio de Las Morochas, en Rio Negro y Paraguay.

Acá había una escuela y dos o tres casitas. Después era todo quintas. Y me mandaron a la escuela que estaba al lado de casa donde hice la primaria. Era una escuela de barrio, había muchos chicos porque abarcaba bastante.

En ese tiempo se jugaba al fútbol porque había descampados por todos lados, la billarda, la bolita, los hoyitos, una rueda con un alambre que la llamábamos "El Arco" y corríamos carreras alrededor de la manzana. Esos eran nuestros pasatiempos, nada que ver con los juegos de ahora. Nunca me imaginé que la tecnología iba a avanzar tanto y tan rápido y que yo lo iba a poder ver con mis propios ojos. Hasta me parece mentira. Era otro modo de vivir y no había tantas oportunidades como ahora. Yo cuidaba coches en el cine Italiano para ganarme un mango.

Jugué al futbol en Mariano Moreno, en la cuarta especial campeona invicta en los ´50. Tenía de compañero a Alides Marchesi, Sacco, Gales, unos muchachos que tenían almacén al lado de casa, de los que más me acuerdo.

Llegué a jugar en la primera, pero solamente dos partidos. Practicaba con los Tablada: Chulín, Chiche y Osvaldo, pero nunca jugué con ellos profesionalmente.

Es que cuando jugaba la primera de Moreno, antes estaba el partido de la cuarta especial y había que jugar bien para integrarla.

El tema del boxeo fue en Mar del Plata. Un año me fui a trabajar con un hermano a La Ciudad Feliz y siempre me gustó el boxeo. Tenía muchas fotos pegadas en las paredes. Había un señor que manejaba la cocina del lugar donde yo trabajaba y me invitó a ir al Club Bristol donde había práctica de boxeo.

Entonces fui a entrenar porque él me llevó. Me presentó al Tigre de Alfara que era el técnico.

A los seis meses me largaron al ring con una pelea preliminar y me fue bárbaro. De ocho peleas perdí solamente una por puntos. Me contrataban muy seguido en los espectáculos allá. Les caí bien.

Conocí boxeadores famosos como Rafael Santos Merentino, que entrenaba conmigo en el Bristol, Ricardo Calicchio. Estuve por enfrentarme con Ramón La Cruz, a cinco round, pero él se hizo profesional y se fue a pelear afuera.

Después me vine a Junín, cuando terminó la temporada,  y comencé a pelear en los semifondos. Me puse a las órdenes de Gaboto y Rozuadonskey. Me preparaban para cuatro rounds y fondista.

Gané unas cuantas como fondista, unas 38 peleas y perdí 2.

Acá se peleaba en el club Ciclista Juninense, en el Social, el Centro Español.  En este último club fue la pelea más brava que tuve, contra Ramón Tac Tac de Junín. Le gané por nocaut en la primera. Hicimos la revancha en un galpón que era lo Delacqua y le gané por puntos. Pero se llenaba de bote a bote de gente. Todos los espectáculos se llenaban. Los festivales en el Centro Español eran bárbaros.

Me invitaron a entrenar a Buenos Aires, en Castro Barros, pero extrañaba mucho a la familia y me vine. Eran otros tiempos. Yo creo que con la tecnología de hoy me hubiese ido a cualquier parte.

Antes para largarte como profesional era muy difícil porque había buenos peleadores en todos lados.

Acá íbamos mucho a la zona porque había espectáculos en todos los pueblos. Pagaban muy bien en Viamonte, Bragado, 9 de Julio. Íbamos con Severio Gaboto, un estilista muy bueno de Junín.

Hice box hasta los 36 años.
En peso mediano Carlos Monzón fue lo mejor de lo mejor. Buscaba, arrinconaba y pegaba. Después hubo muy buenos deportistas como Pascualito Pérez,  un poco más exquisito Nicolino Locche.

Con Ringo Bonavena me crucé en un club de barrio y me dice “a vos te conozco del Bristol” y le digo “vamos a jugar una pulseada” y nos prendimos. Me ganó, pero se le hinchó la carótida de la fuerza que tuvo que hacer. Me dijo: “Negro tenés una fuerza bárbara, vamos a tomar una copa”.

Con Horacio Accavallo nos conocimos en un festival en Ascensión, el era fondista en ese tiempo.

Cambió mucho el boxeo, hoy no tenemos una figura sobresaliente como para decir me voy al Luna Park porque pelea Monzón. No hay entusiasmo por el boxeo, por eso no va la gente a los espectáculos. El que vio boxeo de calidad, hoy no tiene incentivo. Se ha perdido mucho, y tampoco surgen figuras.

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