Así se vio el enfrentamiento en las plateas.
BÁSQUET

Escándalo en Mar del Plata

Peñarol y Quilmes jugaron un partido amistoso de preparación. Un clásico después de varios años. Pero terminó de la peor manera. El colega Marcelo Solari escribió para el diario La Capital:

“El festejo de la noche se fue para Luro y Guido. Apenas una anécdota de una celebración para el básquetbol todo, y no fue tal. Por la estupidez de unos pocos que comenzaron con provocaciones que parecía que no iban a terminar más que en eso. Pero no. Difícil determinar quién empezó, porque en el colmo de la insensatez, el intercambio de golpes, insultos y arrojo de objetos se generalizó. La locura superó al cordón que intentaron realizar los efectivos del operativo policial, algunos de los cuales no tuvieron otra salida que reprimir con algunos bastonazos y hasta gas pimienta.  Otra vez la sinrazón, el partido que ganó la violencia. Ni la ciudad, ni Peñarol, ni Quilmes, ni el básquet, merecen este papelón. Y encima, lo inexplicable se pudo ver a nivel nacional. Insólito e irremediable.  Antes, claro, hubo un partido, que obviamente pasó a segundo plano (o a tercero) . El amistoso de pretemporada le permitía a Quilmes quedarse con la Copa “Juan Pablo Sánchez-Ciudad de Mar del Plata”, pero el juego quedó suspendido a 2m32s del final del último cuarto, con el resultado favorable a los de la avenida Luro, por 63 a 48. El desenlace en favor de Quilmes ya no tenía retorno cuando se desató el infierno.

Las sillas volaron por encima de la gente para caer del otro lado, energúmenos fuera de sí atravesaron corriendo los pupitres de prensa arrasando todo a su paso y, lógicamente, impidiendo que todo continuara. El Polideportivo “Islas Malvinas” presentó un maravilloso marco de público. Como para reafirmar que, aún sin puntos en juego, sigue siendo -por escándalo- el mejor clásico del país. Nada de eso importó.