Nací en Bahía Blanca, pero a los once meses ya estaba viviendo en Junín. Sucedió que mi viejo estaba haciendo el servicio militar allá. Con mi hermano más grande nacimos en Bahía.
Acá nos afincamos en Solana y Borchex, pero a los cinco años ya vivía en Avenida San Martín y Primera Junta.
Hice la primaria en la escuela número 1 y el secundario en el Comercial. Cuando en el Comercial había que cambiar obligatoriamente a la tarde me cambié al Nacional porque no me permitía entrenar al básquet. Se entrenaba todos los días a las 15 y estaba complicado con el estudio. Fui con Emanuel Tamola, Diego Lanare, Gonzalo Pucheta, Guillermo Vega. A la primaria con Julián Biurrun, Daniel Girardi, Pedro Traverso, Lucas Domench, el flaco Vigorelli, Paolo De Luca, Maxi Bongstrand.
En la escuela primaria estaba de profe Raúl Scaglione y se jugaba mucho handball. Los arcos eran las sillas. Algo de Vóley, al delegado, etc.
A los cinco años y medio comencé a jugar al básquet en Ciclista. Ahí me atrapó este deporte. Estábamos todo el día adentro del club, muy distinto a lo de hoy en día. Como vivía a cinco cuadras, se hacían las nueve y media de la noche y me iban a buscar de casa para cenar.
Veo un cambio rotundo de ese entonces a hoy. Había técnicos con vocación de entrenamiento. Estuve con César Merlo, una época con Cristian Márquez, estaba el Migui Had de técnico, también lo tuve a Bernardo Ochoa. Luego jugué dos años en el club Junín, que estaban Raúl Scaglione y Papeta Gómez.
Lo que pasó fue que siempre tuve mucho carácter y era difícil estar en el plantel de Ciclista, por eso me fui dos años al club Junín. Pero siempre pensando en volver. Igual iba a todos los partidos de Ciclista, que ya en esa época jugaba a nivel de Liga.
En Ciclista jugué la Liga Nacional “B” en 1997. Fue el primer año que vino el profesor Roberto Volpi. Era suplente del Chino Carulla y estaban Diego Belvedere, Horacio Bosco, el Negro Ibarra.
Fue cuando Facundo Sosa se rompió la rodilla antes de empezar; era un jugadorazo y nunca se quiso operar.
Después tomé la decisión de irme a estudiar a Buenos Aires. Había dejado de jugar, pero quince días antes de empezar la “B” en Banco Nación se lesionó el base. Me llamó Guille Tamburini para que fuera y estuve tres meses. Vine con Banco Nación a enfrentar a Argentino, que ya tenía a César Pastorino, Gastón Zagrodny, Gastón Carra, el Turco Abdala.
Siempre estuve en Ciclista y la parte dirigencial me gustó toda la vida. La verdad es que lleva mucho tiempo, justo hubo cambios acá y me ofrecieron tomar el Mini.
Todos los días miro algo de básquet por tele; en Junín voy a Los Indios, San Martín, lógicamente a Ciclista y voy a Argentino también cuando me dan los tiempos.
Ahora que estoy del lado de adentro veo que hay muchos impedimentos para que este deporte pueda crecer. En algunas categorías hay muchos chicos y los clubes quedaron con las instalaciones de hace 20 años atrás. Hay clubes que tienen hasta 40 chicos por categoría y en una hora de entrenamiento se puede hacer muy poco.
Estamos bien en la cantidad, pero en la calidad hay que mejorar. Excepto en Cebollitas que veo que en los últimos dos años arrancaron mucho menos chicos. Yo lo atribuyo al efecto Messi-Mundial, que todos los chicos se tiraron a las escuelitas de fútbol que están todas colapsadas.
Hay que hacer más hincapié en los Cebollitas, una categoría que va de los 4 a los 8. Algunos clubes tienen 20 chicos y es poco, porque cuando se empieza a desmembrar por años, dentro de tres va a haber faltante de Preminis y Mini.
El proyecto que viene lineal de la AJB es tratar de organizar todo administrativamente. No había registro de nada. Va a haber un registro a nivel nacional y de ahí vamos a poder "chupar" información, que es el sistema Ges. Ahí vamos a saber la cantidad de jugadores y jugadoras, por edad, etc., para poder utilizar las estadísticas a futuro. Son buenas herramientas.
Después tratar de organizar el mejor torneo de Mini que se pueda hacer. Vine con la idea de realizar un torneo anual, más que nada para sacar el dramatismo que había en los cuadrangulares finales. Me parece que a esa edad no tienen que jugar un fin de semana a todo o nada, trayendo algunos problemas a nivel padres y con los árbitros, etc. Haciendo un certamen anual le vamos a sacar el dramatismo del campeón.
Después hubo muchos cambios a nivel CAB en cuanto al reglamento. La Asociación, al integrar la nueva Federación de la Provincia de Buenos Aires, adoptó todas las competencias CAB y hay muchos cambios que están costando algunas rispideces. Yo comparto algunos y otros no, pero a nivel CAB y FIBA lo que avalan es que la competencia empiece desde chiquitos. Hay entrenadores locales que están de acuerdo y otros no. Algunos clubes van a tomar algunas categorías competitivas y otros, recreativas. La asociación está abierta a que cada club tome la decisión que quiera.
Megaencuentro de Mini
Vuelven los zonales U13, U15, U17, a nivel masculino y femenino. La situación económica de la AJB no es muy buena porque no tiene recursos. Hay que hacer todos los juegos de camiseta, se vienen los viajes, etc. A mí se me ocurrió como fuente de financiamiento hacer el primer encuentro de Cebollitas. La idea final también es sacar los Cebollitas de la tira de los sábados y hacer encuentros dominicales, porque la tira de partidos es muy larga.
El primer encuentro es el 28 de abril en el Complejo Municipal, que lo solicitamos especialmente al Municipio. Están todos los clubes de afuera invitados, hasta Baigorrita, que está arrancado con los más pequeños, nos confirmó su presencia.
Va a ser masculino y femenino. La idea es hacer algo distinto y ver cómo sale. Luego, cada quince o veinte días, replicar los eventos en distintos clubes, juntar cuatro-cinco equipos y modificar las sedes.
Vamos a probar cómo sale. Este modelo está tomado de Febamba, que hace cuatro años lo utilizan así y les da resultado. Funciona bárbaro. La idea es ver si acá anda. También ver si los clubes pueden tener una fuente de ingreso con cada encuentro.<
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