Un aspecto de las obras en el “José Martínez”.
Un aspecto de las obras en el “José Martínez”.
LA LIGA ARGENTINA

Quilmes vuelve a su histórico estadio de calles Luro y Guido

En alrededor de un mes el equipo profesional "tricolor" podría jugar oficialmente en la histórica cancha de la sede social. 

Las obras no se detienen en la zona de Luro y Guido. Y Quilmes y su gente se ilusionan con la cercanía de poder regresar al mítico “José Martínez” para jugar sus partidos por la Liga Argentina de Básquetbol.

En principio, de acuerdo a los profesionales responsables de la reforma, las modificaciones podrían estar completadas para el sábado 13 de enero de 2024 (inauguraría ante Hispano Americano). Sin embargo, se sabe que en cualquier trabajo de infraestructura suelen surgir imponderables. Y además, una vez terminadas las obras habrá que esperar por la inspección y habilitación correspondientes de la AdC.

En consecuencia, el plazo más realista que se estima en la sede del “tricolor” es para el lunes 29 de enero, cuando Quilmes reciba a Pergamino Básquet. Ahora bien, ¿qué se está modificando en el escenario principal de Luro 3868? Por un lado, se quitó el “vuelo” (alero) del techo de la tribuna cabecera que da espaldas a la calle Guido, para permitir instalar dos gradas o palcos en la parte superior (el “vuelo” impediría una correcta visión desde esas nuevas ubicaciones superiores).

Por el otro, se demolió la pared que comunicaba al “José Martínez” con el gimnasio N° 2. En el hueco resultante se instalarán una tribuna tubular retráctil, que permitirá agrandar la capacidad durante los partidos, sin perder las posibilidades de utilización de ese gimnasio secundario.

Obviamente, se instalarán jirafas nuevas, ya se adquirieron las luminarias de última generación y se realizan trabajos de pintura. Como se aprecia, trabajos que son bastante más importantes que “una lavada de cara”, y que también, por razones reglamentarias, obligará a disponer de un acceso independiente por Guido, al margen del principal sobre avenida Luro.

Cada vez falta menos. Y todos los quilmeños parecen dominados por la ansiedad en esta cuenta regresiva para volver a jugar en su propia casa.

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