Empecé con el básquet de muy chiquito con mi hermano, Carlos -el mayor-, que me llevaba al club Sarmiento.
Tenía cinco años y ahí comenzó mi locura por esto. Siempre digo que soy un entusiasta, que lo disfruté a mi manera. Cuando quise acordarme pasó el tiempo, pasó el tren como se dice vulgarmente y me dediqué a la parte de entrenador.
Lo del club Junín fue una locura. A fines de 1994 me fui de Sarmiento. La primera vez que me iba del club con 24 años. Arranqué en enero de 1995 haciéndome cargo de todo el básquet del club Junín.
En esa época jugaba y dirigía. Tuve partidos en los que se dio la posibilidad de hacer unos cuantos puntos y lo he disfrutado mucho.
Hoy tengo muy lindos recuerdos y muchas veces cuando compartís algún artículo me pone muy feliz.
Por ahí uno no lo recuerda o no lo valora. Hoy estoy disfrutando del ascenso por primera vez de Argentino, de un equipo de Junín. Miro para atrás y todo me llena de alegría, nostalgia y muchas otras cosas que me cuesta poner en palabras.
Muchas veces trato de transmitírsela a mis hijos porque estoy plenamente feliz del tiempo transcurrido.
El ascenso
En ese ascenso pasaron muchas cosas. Hoy hablo del ascenso y se me llenan los ojos de lágrimas. No puedo creer que una persona como Cristian Márquez no esté con nosotros.
Cristian fue el impulsor para que yo esté en el básquet profesional junto a los dirigentes, Osvaldo, Dady, Fito, con toda la comisión directiva del momento. Cuando Cristian no dirigió más habló con ellos para que me hiciera cargo del equipo. Me pusieron al frente y confiaron en mí. Estoy eternamente agradecido.
Hoy tengo la posibilidad de estar con Josi (Gil) luego de estar muchísimos años sin hablar, de saber que conté con jugadores como él, como Horacio (Beigier), Ramiro Carulla, Alfredo Vaccarezza, Gerado Barrera, Hugo Torres, los juveniles que teníamos como Pablo (Martínez), Juanchi (Cangelosi), Adriano (Di Biaggio), Nico (Márquez) y otros chicos del club.
Con 32 años no me fue fácil, fue un lindo desafío.
En ese torneo siempre estuvimos y tener el clásico de la ciudad con Ciclista, lo tengo muy presente porque un 14 de enero (con 32 años) se fue mi vieja. Y fue duro porque la verdad quería dar un paso al costado, no quería seguir. Arrastraba una enfermedad muy dura, de mucho tiempo, pero bueno, mi familia, mis amigos, la gente del club, todos me apoyaron y de a poquito pudimos lograr un ascenso que fue inesperado.
Inesperado porque conformamos el equipo para ser competitivo, para poder ingresar a play off, pero en ningún momento se nos pasó por la cabeza tener la posibilidad de ascender.
Hoy, después de ver la gente, los dirigentes, los chicos, los jugadores, el cuerpo técnico con Esteban (Cattelani), Jorge (Funes), Juan (Vega), Mariano (Heredia) de utilero, me pone muy feliz porque no nos vemos casi nunca.
Recuerdo que fueron los dos partidos con Echagüe, muy duros. Nos costó un montón. El tercero la pasamos muy mal, nos ganaron muy bien.
Ni hablar del cuarto partido donde tuvimos lesionados, un montón de imprevistos y todo el equipo hizo un esfuerzo extra para ganar el partido, para lograr el ascenso. Fue inolvidable.
La vuelta de Paraná a Junín fue algo único, no sé cuanto tardamos en llegar a la ciudad porque veníamos a paso de hombre.
¿Te consideras un desmembramiento Macariano?
Roberto Macario es mi segundo padre. El estar acá (en la cena del viernes pasado) y compartir este momento con él es muy importante.
Una persona única como dirigente, siempre ayudando en todo, dando una mano. Desde el club Sarmiento me iba a buscar a mi casa, también iba para traer a mi hermano.
Marcó mi camino, cuando era joven. Roberto siempre me guió, aconsejó y me habló mucho.
Y sí, soy un agradecido a Roberto y me pone muy feliz que, después de 20 años, lo podamos disfrutar. Que esté acá para mí es muy importante.<
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