Pato Garino está en Vitoria, donde su familia está instalada hace un tiempo ya, manejando el emprendimiento de empanadas argentinas Cachito Mío, por lo que no tuvo tanta nostalgia durante la pandemia, ya que no estuvo tanto tiempo alejado de sus padres, como le ocurrió a muchos. A horas de haber anunciado su llegada al Nanterre francés, ubicado en el conurbano de París, charló de todo.
-¿Cuál es el balance de los JJOO?
No, siguen las mismas sensaciones de lo que vivimos desde que comenzó el torneo hasta que terminó. Creo que nunca llegamos a encontrarnos como equipo, ni individualmente, por muchísimos factores que nos afectaron, que no son excusas. No cumplimos los objetivos ni llegamos a desarrollar el básquet que queríamos. No mucho más para decir. Sabíamos que íbamos con una sensación distinta a la del Mundial. No sé si con presión, pero con más peso como equipo, hacia los rivales y hacia el mundo. Y ese extra de tratar de demostrar que lo de China no había sido una pizca de suerte, sino realidad. Y no lo logramos, a pesar de tener algunos pasajes de buen juego. Personalmente, no nos vi bien en ningún momento. Y tuvimos un poco de suerte con el grupo, porque nos tocó Japón, que era de los más débiles, para poder pasar de ronda y quedar en el Top 8. No estuvimos a la altura. Es una lección también, no es la muerte de nadie. Nos sirve como experiencia a futuro. Necesitamos otro tipo de preparación. Como grupo necesitamos seguir otra línea. Tuvimos a Gaby con el virus que el pobre no podía respirar, yo un año y medio casi sin jugar, un par de jóvenes sin experiencia internacional...muchos factores que jugaron en contra y no nos supimos encontrar en ese momento. Hay que dar vuelta la página y pensar en la Americup para volver a ser lo que fuimos.
- Ustedes tienen a mi entender un grupo duro con vos, Facu, Lapro, Marcos y Tortu, con mucho tiempo juntos, y noté un denominador común, como que todos vieron que no estaba bien la situación. Como que nunca se vieron en buenas condiciones.
Fue un mix. Por un lado, tratar de ganarle al inconsciente y pensar que nuestra rutina era siempre parecida, con concentraciones malas y en los torneos romperla. Pero ese año la preparación fue ínfima. En Las Vegas la verdad es que no tuvimos una buena preparación. No hubo una organización completa, tuvimos gimnasio después de una semana de estar ahí, 3 amistosos, en Japón limitados por los horarios de FIBA... nos faltó mucho rodaje. Nosotros queríamos ganarle a la mente. Entrenamos mal, jugamos mal los amistosos, pero quizá pensamos que en el torneo se iba a ir todo. Como solía pasar.
- A futuro, no sé si lo habías pensado antes, sin Luis, ¿te preocupa?
Para nada. Al contrario, me motiva. Y sin Luis es el momento real en el que se marca un antes y un después en cuanto a la conexión con la Generación Dorada. Con Luis recaíamos todavía mucho en él en cuanto a liderazgo, a entrenamiento, cómo mantenernos. Ahora tenemos que tomar las riendas. Somos grandes y capaces. Nico tiene 31 años, Facu 30, Marcos y yo 29, la mayoría anda por ahí. Es el momento de tomar y asumir esa responsabilidad. No somos pichones. Tenemos jugadores en la NBA, otros con mucha experiencia internacional, van a llegar chicos que necesiten de la ayuda y el ejemplo y somos capaces para dárselo. Tenemos que ajustar las tuercas y volver a nuestra esencia.
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