Nací en General Rodríguez, Provincia de Buenos Aires, en la barriada “San José” donde estaba la escuela, la estación de trenes, gente de trabajo.
Vivía muy cerca del club Leandro Nicéforo Alem, que fue donde me inicié como jugador. Tengo los mejores recuerdos. Mi familia vive actualmente ahí.
Pero hay una realidad que es que hace catorce años estoy residiendo en Concepción del Uruguay, así que casi se puede decir que soy un entrerriano más.
En el club Alem se jugaba a los dos deportes más salientes, fútbol y básquetbol. Es un club que milita en la primera “C” de la Asociación del Fútbol Argentino, el entrenador actual es el Lobo Cordone.
Yo era un rústico zaguero central izquierdo. Siempre digo que en el básquet era menos malo que en el fútbol y por eso seguí con el básquetbol.
Yo fui a jugar como reclutado la Liga Nacional a Ferro Carril Oeste de Capital Federal. Luego pasé a préstamo al Club Atlético River Plate donde participé del ascenso en el equipo que dirigió Mario Guzmán siendo juvenil.
Luego tuve un paso por la antigua Liga Nacional “B”. Estuve jugando en Alianza Básquet El Dorado, en Tomás de Rocamora, en Racing de Gualeguaychú y después decidí jugar en Rocamora y quedarme a vivir en Concepción del Uruguay.
Tuve que dejar la actividad deportiva de joven por un problema en la glándula tiroides. A los 24 años dejé de jugar de manera profesional, me mantuve de manera amateur, inclusive saliendo campeón con el equipo rival Parque Sur que ascendimos al Federal ganando el Provincial de Clubes. Ahí ya dejé definitivamente.
Comencé a trabajar con los chicos de Rocamora. Cuando yo tuve el problema de tiroides el club siempre me tendió la mano y me manifestó el deseo que siga formando parte de la institución. Como no podía ser de jugador, lo hice de entrenador. Pasé por todas las categorías de la institución. Hemos pasado por muchas vivencias en estos últimos años y la realidad que nada mejor para ponerle un broche final que este crecimiento a nivel personal que no solamente es mio sino de toda la institución que me acompañó, me formó y me forjó como entrenador.
Siempre estuve en Tomás de Rocamora. Allá el básquet, la competencia es muy pasional. Está toda la costa del río Uruguay con Gualeguachú, Concordia, Colón, Concepción del Uruguay con mucha historia basquetbolística. Después está la costa del río Paraná con la Capital propiamente dicha que tal vez en la costa del Uruguay no son tan bien vistos. Son grandes duelos, es un básquet muy popular donde cada ciudad tiene su equipo fuerte y la gente lo acompaña. Muy similar a lo que es Junín.
La idea de esta última campaña con Tomás de Rocamora y sabiendo que no había descenso y que la dirigencia decidió mantener la plaza, fue hacer un equipo para potenciar a los chicos del club. Formamos casi un equipo totalmente local, con alguna incorporación. El proyecto se cumplió, los chicos tuvieron muchas responsablidades. Se compitió bien y se terminó de una buena manera. Muy contentos de que los chicos pudieron crecer y ojalá se potencien en la próxima temporada que se avecina.
La llegada a Argentino
Yo tenía informado al club Rocamora que mi deseo era poder seguir creciendo en la profesión. Se dio esta posibilidad de Argentino, como había otras también dando vuelta en la máxima categoría.
La realidad que Argentino se asemeja mucho a lo que es Rocamora en cuando a lo que es la metodología, organización dirigencial, estructura presupuestaria.
Mucho de lo que yo hacía en Rocamora era lo que Argentino necesitaba y después de un par de conversaciones se convino en que yo fuera quien dirija al equipo en la próxima temporada.
Después de 11 años de estar dirigiendo en Rocamora sentimos que quizás ya era mejor un cambio de aire para todo. Desde este lugar mi deseo personal era crecer. Ya el año pasado hubo un acercamiento de un club que no prosperó y este año tenía la ilusión que alguien se fije en mi trabajo. Ese club fue Argentino y la verdad que estoy muy contento de llegar a Junín.
Sistema de juego
En mis equipos primeramente busco la mejor competencia interna. Poder tener una plantilla donde cualquiera que entre a la cancha sepa lo que tiene que hacer. Entender que ante la falta de calidad hay que buscar jerarquía grupal. Tener bien claro que el equipo está por sobre los nombres. Entender en la noche de juego a quien le conviene tomar más decisiones.
Entonces desde ahí construir una identidad de juego para la temporada, sabiendo que es lo que queremos y lo que nos hace más fuertes.
¿Ginóbili?
Sin olvidarme que lo de Scola a nivel Selección Nacional es muy importante, lo que hizo Ginóbili para el básquetbol argentino fue fabuloso. No solamente magnificó todo a nivel selección, sino que individualmente fue el jugador más representativo de todos los tiempos.
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