Nací en Junín en el barrio Nuestra Señora de Fátima, en la esquina de Garibaldi y 12 de Octubre, frente al club Junín.
La plaza Marcilla era totalmente diferente en ese entonces, se jugaba al fútbol todos los días. Igual ahora hicieron una canchita de fútbol-tenis que me encanta. Pero en el lugar de los juegos estaba la cancha de fútbol, se trepaba todo el día a los árboles, hasta vine con el palo de hockey de mi hermana a jugar un rato. La verdad que con los chicos del barrio hemos hecho de todo.
Fui a la escuela 24, luego me pasé al Industrial donde hice hasta noveno y cuando comenzaba el doble turno no lo quise hacer y me fui al Comercial.
Los amigos del Industrial los conservo, al igual que los de la primaria y la secundaria.
Todos los días íbamos a jugar al club Junín. Ya estaba cerrada la cancha de básquet, pero me acuerdo de algunas cosas. Por ejemplo hicieron una pileta chica para los chicos donde hace años había un paredón con un aro. Igual antes de empezar en Los Indios vine a dos prácticas a Junín.
De chico hice de todo. Jugué al fútbol en Club Social, en Sarmiento. En Club Junín hice natación, muchísimos años, hasta los 13. Voley dos años, Pelota a Paleta dos años y medio.
Con el básquet pasó que mi mamá es muy amiga de Raúl Scgalione, que estaba en Los Indios, y me llevó allá a los cuatro años y medio aproximadamente. Ahí arranqué, hice las inferiores hasta los 17. Salí campeón en Infantiles, en una final en Chacabuco contra Ciudad. Ganamos 2-0 el play off.
A los 17 me fui a Argentino para empezar un camino más profesional. En inferiores arranqué con el pie izquierdo porque a los pocos partidos me fracturé la muñeca derecha. Eso me dejó un poco relegado del plantel profesional hasta febrero que no pude hacer las cosas con normalidad.
Me costó retomar, pero lo hice. Con las formativas sali campeón en cadetes, juveniles y además en primera con todo un equipo de juveniles.
A los 18 años debuté en el TNA contra Rosario Central en un partido de play off que fue lo único que pude jugar esa temporada. Ese año ascendimos con Argentino a la Liga Nacional.
Al próximo año tampoco tenía muchas posibilidades de jugar y salió la oportunidad de ir a jugar el Federal con San Martín. Desgraciadamente se había lesionado el Negro Godoy de la espalda y no iba a poder seguir.
En cuatro meses de torneo me fue bien. No me esperaba jugar tanto. Ya el primer partido fui titular y seguí siéndolo por lo que quedaba de la temporada. Me costó basquetbolísticamente porque no venía con tanto ritmo de juego en lo que había sido el verano y también la adaptación a la categoría. Había gente más alta, más rápida y fue todo un cambio para adaptarse. Al año siguiente renové con San Martín y me fue muchísimo mejor.
Luego pasé una temporada a Sarmiento. Ya conocía la categoría y me fue mejor todavía. Quedamos afuera de play off con Olimpo de Bahía Blanca que terminó ascendiendo. Igual fuimos a un quinto juego, allá, en una cancha durísima. Cerramos un gran año donde fuimos de menor a mayor.
Ya había tomado la decisión de avanzar un poco más y llegué a Ciclista para jugar dos temporadas en el TNA. Y justo a la segunda pasó a llamarse La Liga Argentina. Cada año pude ir creciendo un poco más.
Con 22 años tuve mi primera experiencia fuera de Junín. Llegué a Tiro Federal de Morteros. La experiencia de estar fuera de casa fue maravillosa. Pensé que me iba a costar más, pero no fue así. La pasé muy bien. Arranqué bárbaro basquetbolísticamente, después no pude jugar tanto. Pero la experiencia fue muy buena.
Después me fui a Tomás de Rocamora. Venían peleando los puestos de abajo. Y después de haber estado dos temporadas, puedo decir que fue una de las mejores decisiones que tomé. Me sentí muy bien. Me abrieron las puertas del club, de los dirigentes, de todos lados. Hice muchísimos amigos. Pude crecer profesionalmente más porque tuve todos los elementos para hacerlo.
En el segundo año fue más notorio, me nombraron capitán del equipo, me sentí mucho más identificado con la institución y paralelamente tuve como una vía libre para poder desplegar mi juego.
La puerta para llegar a la Liga Nacional se abre cuando Matías Huarte arregló para seguir en Argentino. Habló con Martín Budding, mi agente, donde le expresó las ganas de que yo formara parte del equipo.
Tengo muy buena relación con Huarte, me dirigió en San Martín donde hicimos un año histórico para el club donde llegamos a las finales provinciales. No había mucho que hablar porque yo ya sabía que me quería en el equipo.
Las expectativas son las mejores. Se que me voy a encontrar con una categoría nueva, me pasó cuando fui al Federal y al TNA. La Liga Nacional tiene gente más rápida, más fuerte, más todo.
De hecho ya estoy trabajando para tratar de que la adaptación sea la más corta posible.
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