Primer año de Argentino en el Torneo Nacional de Ascenso, temporada 1999-2000. El Turco venía de ascender con una exitosa campaña en la Liga Nacional “B” y afrontaba una categoría completamente nueva.
De nuestra ciudad ya estaba compitiendo Ciclista Juninense, en ese entonces dirigido por el recordado profesor Roberto Volpi.
A todo esto, y como no habían comenzado los líos que siguieron los años subsiguientes, Azules y Verdirrojos se pusieron de acuerdo para jugar dos amistosos de preparación “low cost”, más allá que “por las dudas” decidieran traer árbitros de otras localidades. De paso se hicieron unos manguitos como para paliar el déficit de los viajes iniciales del campeonato de ascenso.
Buena idea, un golazo institucional de la época. No se gastó en viajes para jugar amistosamente con otros equipos y entró platita fresca para las dos entidades deportivas.
Ambos partidos los ganó Argentino, el primero 93 a 90 (22 de José Luis Gil) en Las Morochas y 102-94 (26 de César Pastorino, 15 de Juan Antonio Abdala) la revancha en el Coliseo del Boulevard.
Y a Argentino le fue muy bien en la fase regular por ser el año inicial. Al mando del profesor Cristian Márquez ganó ocho partidos (incluído los dos clásicos contra Ciclista Juninense el 6-11 por 78/73 de visitante -19 de José Luis Gil y 16 del Loco Dubois- y 89/77 de local el 19-12 con 21 de César Pastorino y otros 16 de Santiago Dubois-) y perdió seis juegos.
Por eso entró en la zona de élite del certamen, el TNA 1, que posteriormente lo derivó en cuartos de final del campeonato.
Y en cuartos de final le tocó uno de los candidatos del certamen: Deportivo General Roca de Río Negro.
Con un fuerte apoyo del gobierno de turno, los sureños habían armado un equipo de fuste con Eduardo Mazzella, el Tigre Aguilar, el tirador Julio Mázzaro, el bahameño Locksley Collie (que había llegado a fines de la temporada anterior en reemplazo Heson Groves y lo dejaron porque les gustó su juego), y dirigido nada menos que por el experimentado Nelson Espada.
Pero claro, como la campaña del Turco fue buena, tenía localía de movida. Y había que venir a ganar a Las Morochas.
Deportivo Roca hizo el primer intento el 15 de abril de 2000 y no pudo. Ganó Argentino 78-75 (27 de César Pastorino, 20 de José Luis Gil). Fue por el segundo intento dos días más tarde y tampoco se le dio. Volvió a ganar el Azul 78 a 74 (17 de Calvester Ferguson, 14 de Santiago Dubois y 14 de Federico Sureda).
Viaje al sur
La serie se trasladó al Sur. Ese viaje lo hice con Claudio “Tato” Aiub, incansable compañero de ruta desde los albores de la década del ´80.
Allá habíamos estrechado lazos con Ricardo Ovejero, periodista y gran persona del Diario de Río Negro, que nos dio una hospitalidad inigualable de repetir.
Por supuesto nos llevó la gente de Argentino en su colectivo. Históricamente los costos hicieron casi inviables los viajes largos para cubrir a los equipos juninenses.
Allá jugaron solamente cuatro días después, de los cuales Argentino tuvo uno de viaje, uno para descansar y otro para reconocer el terreno de juego.
La noche del viernes 21 de abril no terminaba de llegar en General Roca. El día se hizo interminable. Y salimos del hotel en taxi hacia el estadio tipo ocho de la noche –se jugaba 21.30-. La cuestión es que el taxista tomó para el lado de los tomates (el anexo de Deportivo Roca) y se jugaba en la otra punta de la ciudad. Pero llegamos a tiempo igual y nos pudimos acomodar para el juego.
El partido comenzó con un ritmo vertiginoso. Jugaron a correr y tirar. Argentino no desentonó y terminaron 26-24 el primer cuarto. Ya en el segundo aflojaron el ritmo, el Turco erró un par de ofensivas y quedó abajo 46-41.
Sin embargo lo pudo acomodar en el tercero donde endureció las marcas producto de haberse reservado faltas para poder terminar el juego con el plantel completo. Estaban 59-58 a diez minutos del final.
¿Qué pasó en el último cuarto? No lo pudieron parar a José Luis Gil. Hasta le metió dos bombas de casi la mitad de la cancha, dejando con los brazos en jarra al Tigre Aguilar que no encontraba explicación lógica que se le escapaba nada menos que el tercer punto y el equipo se quedaba fuera de la competencia.
Y lo cerró nomás Argentino, no sin antes soportar un técnico contra Cristian Márquez que agarró la pelota de juego cuando se iba afuera y tenía los pies pisando la línea.
Así luchó esa noche Argentino, hasta contra los imponderables. Pero se sobrepuso y pasó a las semifinales del campeonato.
El regreso
Vándalos sureños arremetieron contra el micro de Argentino cuando salía de la cancha y le rompieron dos vidrios.
Tuvieron que acomodar las ventanillas con gruesos cartones, pero el frío que entraba al micro era infernal. En una de esas ventanillas rotas viajó Calverter Ferguson III, emponchado y tapado que se le veían solamente los ojos… mientras que el viaje fue igualmente una fiesta de esas inigualables de poder transmitir con exactitud. Y en Las Morochas una multitud esperó a los jugadores que siguieron festejando en el gimnasio.
La semifinal
Argentino pagó caro la inexperiencia en la categoría. Era el último eslabón del proceso de los ascensos encadenados y estaba todo aceitado para llegar a la Liga Nacional, lo cual le hubiese reportado a la entidad aspirar a hacer una presentación para entrar en el Libro Guinness de los Records.
A Argentino le sobraba localía. Entonces Gimnasia y Esgrima La Plata –con el Mofle Horvath como estandarte, el Tuqui Bulfoni, la Queca Storani, el senegalés Boubacar Aw, el Bebe López- tuvo que venir a Junín. Equipo superior, si los había, era este. Pero a la vez consciente que ganar en Las Morochas iba a ser más complicado que lo pensado.
¿Qué pasó la primera noche? Había una intensa humedad reinante en la ciudad y el campo de juego era una manteca. Sin ventiladores para secar la madera, ni tampoco cañones de calor que llegaron para otro partido (tarde piaste) se complicó en demasía.
Esto fue letal para Argentino. Los jugadores no pudieron hacer pie para tirar al aro en toda la noche –y algunos jugaron con cierto miedo- lo que, ante un equipo superior, fue determinante.
Gimnasia ganó 73-68 (16 de Boubacar Aw) y le sacó la localía. El chivo estaba en el lazo. El Lobo soltó amarras para el segundo partido que lo ganó Argentino 100-87 (36 de Calvester Ferguson) y lo esperó en 4 y 53 hasta con la mesa puesta para la cena.
En La Plata no hubo nada que hacer para el Turco. Cayó en el tercer punto 93-72 (28 del senegalés Boubacar Aw, 19 de Walter Storani y 19 de Fabián Horvath) e hizo un estéril esfuerzo en el cuarto juego que perdió 105-96 (24 de Boubacar Aw, 22 de Javier Bulfoni/28 de Alfredo Vaccarezza, 21 de Josi Gil) donde recibió la friolera suma de 38 goles en el último cuarto y se despidió del campeonato.
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