Adrián Capelli, un histórico entrenador juninense, tiene un logro difícil de repetir: ascendió con Argentino y Ciclista. La particularidad es que es respetado por ambas parcialidades y eso es una hazaña, por cómo se vive el básquet en la ciudad y la rivalidad que hay.
Hoy recordamos justamente una entrevista que le hizo Democracia en septiembre de 2008, en la que cuenta el orgullo que sintió luego de los ascensos.
Cuando quedaste a cargo del plantel profesional de Argentino, ¿qué sentiste?
-Una alegría muy grande. La dirigencia del club se la jugó por mí dándome la oportunidad y traté de aprovecharla al máximo. Era una linda responsabilidad y un crecimiento en lo personal. Es algo que no voy a olvidar porque ellos apostaron por mí para que diera mis primeros pasos.
Vos les devolviste esa confianza dándoles el ascenso…
-Puede ser (risas). Haber ascendido fue una alegría muy grande. Pensá que en mi primer año al frente de un platel profesional logré semejante objetivo, no es cosa de todos los días. Con el correr del tiempo te vas dando cuenta de lo que lograste. Fue hermoso cómo se dio todo y más estando a cargo de un gran plantel con gente maravillosa.
¿Te quedó una espinita clavada porque se les escapó el campeonato en los últimos segundos?
-Un poco el sabor amargo te queda de no haber podido salir primero. En realidad, el objetivo principal era ascender y se logró. Fue una alegría inmensa y el campeonato hubiese sido la frutilla del postre, pero nada más.
Su “cruce” de vereda
Luego del magnífico logro conseguido con argentino en 2003, Adrián Capelli dirigió al equipo en la “A”, aunque un año después dejó el cargo y pasó a Independiente de Pico para salvarlo del descenso. En la temporada 2004-2005, el hombre que había depositado en la Liga Nacional al equipo “azul” llegó a Ciclista Juninense para darle al otro equipo de la ciudad un ascenso que sería inolvidable para la retina de sus hinchas.
Es extraño lo tuyo de haber conseguido dos ascensos con los dos equipos rivales de la ciudad…
-Sí, puede ser. No sé cuántos entrenadores han logrado ascender con los dos equipos de la ciudad. En lo personal, me llena de orgullo porque son cosas que van a perdurar de por vida y me hicieron muy feliz.
-¿Encontrás alguna diferencia entre un ascenso y otro?
-Mirá, cada torneo es distinto y cambian muchas cosas. Seguramente hubo diferencias en cuanto a la forma de jugar y cosas relacionadas con lo táctico, pero sentimentalmente fueron los dos muy importantes y festejados por igual.
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