Gregory Eduardo Curvelo Suárez: El nuevo pivot de Ciclista Juninense
Nacido en Venezuela, jugó en Ecuador, Perú y Bolivia, recayendo en nuestra ciudad para disputar La Liga Argentina.
Ciclista Juninense entrenó el sábado por la mañana, religiosamente a las 9.30. Seguramente un hora y media después tenía el gimnasio disponible para que pueda reconocer y entrenar Estudiantes de Olavarría, tal cual lo estipula el estatuto de la Asociación de Clubes de Básquetbol en su artículo número 9.
A tranco cansino, en chinelas y con medias de lana, venía caminando a doscientos metros del club y en compañía de Jeremiah Curtis, el nuevo extranjero de la entidad Verdirroja, Gregory Curvelo.
Por supuesto que llegó excedido unos minutos a la práctica cuando intentamos entrevistarlo en la puerta del Coliseo del Boulevard.
-Hola, buenos días, vos sos Gregory Curvelo.
-“Gregory Eduardo Curvelo Suárez, Sr., buenos días y a sus órdenes”.
- Podemos hacer una nota.
-“Es que ya estoy llegando tarde al entrenamiento, si no, no habría problemas”.
-Pero yo te saco permiso, hablo con el entrenador, y listo (de hecho Fabricio Salas autorizó la nota sin ningún inconveniente).
-“Ah, correcto, si es así, métale nomás”.
Así nos sentamos en las primeras butacas del estadio y comenzamos a hablar con éste nuevo valor de Ciclista Juninense, que –como tantos otros- salió a “hacerse la américa” para tratar de mejorar su situación económica y tal vez por qué no la de su seres más querido que han quedado en su país natal tratando de sobrevivir a la difícil situación económica que atraviesan de un tiempo a esta parte.
“Nací en Venezuela, en un pueblito que tiene mucho de parecido a Junín en cuanto a su idiosincrasia, la forma de ser de la gente, en un todo.
Yo de chico jugué al béisbol. Allá es el deporte número uno, como acá en Argentina lo es el fútbol. Las canchas se llenan en cada oportunidad de partidos interesantes que se disputan.
Jugué en la selección de Miranda, luego en la selección de Vargas.
En realidad el béisbol fue un poco frustrante para mí porque nunca tuve la oportunidad de sacar la licencia profesional. Se me complicó para jugar de manera profesional.
El básquet lo empecé casi a los 17. Un tío mío hacía baloncesto y siempre lo iba a ayudar en sus quehaceres cotidianos.
Un día me propone jugar porque le faltaba uno en el equipo. Ahí cambió radicalmente mi manera de pensar por este deporte tan hermoso.
El Club se llamaba Retadores de Curiepe, en el estado de Miranda, en Venezuela.
Estuve como nueve meses jugando y de ahí pasé a Mérida que fue donde tuve el primer torneo de mi vida como federado del básquetbol.
Cuando yo egreso de Mérida me fui a un campamento con un club conocido de Venezuela que en ese momento se llamaba Marinos de Oriente (originalmente Carteros de Oriente, luego Marinos de Sucre), actualmente Marinos de Anzoátegui. Acá estuve un año completo entrenando con el profesor Henry Paruta.
Fue donde me ratificaron como profesional y estuve jugando hasta el año 2016.
Tuve un paso fugaz por el básquetbol de Ecuador, no recuerdo el nombre del club pero fue en Guayaquil. Regresé a Venezuela para jugar la Liga Nacional y volví a salir a Perú. El primer club que jugué allí se llamaba Power. Luego pasé a Pic de Tarma y el último, el año pasado, fue Liga Claretiana Huancayo.
Me fui dos años a Bolivia. Estuve en el Club Deportivo Rubair de Quillacollo (LSBB o Liga Superior de Básquetbol Boliviano).
Fue un recorrido bastante interesante. Pero creo que el jugador que no quiere venir a participar de la Liga Argentina de Básquetbol, no se que se le puede estar cruzando por la cabeza. Esta es una Liga atractiva donde todo jugador como profesional quisiera pasar por aquí. Tiene un gran nivel, se juega muy físico, es interesante.
Yo vine a hacer una primera experiencia en esta competencia, de hecho siempre estuve interesado, y hoy me abrió las puertas Ciclista Juninense.
Venezuela
Venezuela está bastante complicada pero para mí es por los mismos venezolanos.
En las redes sociales ves y te cuentan muchas cosas pero Venezuela no está tan mal como parece.
Tú vas a un supermercado y encuentras lo que quieras, todo lo que necesites.
Claro que el sueldo mínimo no te alcanza para mucho. Pero si tenés otra entrada de dinero, podés vivir una vida común y corriente en Venezuela.
Puedes ver en las redes sociales, nunca hay una discoteca vacía, nunca una playa vacía.
Para que Venezuela pueda lograr una estabilidad, pienso que deberían dolarizarlo. Ya todo está medido en dólares allá.
Yo no entiendo nada de política, no manejo nada de ese tema y de hecho no me gusta la política. Sí digo que teniendo el dinero suficiente, se puede vivir bien.
Pero he conocido muchas personas que comían cuatro veces al día y ahora con suerte comen solo dos veces. Es triste, doloroso, frustrante hablar sobre eso (sus ojos comenzaron a ponerse vidriados y la voz como ahogada).