Nací en el barrio Las Morochas, a la vuelta del club Argentino. Fui a la escuela San Jorge. La mayoría de los compañeros iban a jugar al básquet al club 9 de Julio. Yo por cercanía comencé en el club Argentino. Estaban el Colo Huarte, el Rauli Azpelicueta, Diego Camún, todos grandes formadores de jugadores.
Me fue muy bien en las inferiores, gané casi todos los torneos que jugué. Tengo los más lindos recuerdos. A los 14 años me hizo debutar Marcelo Alsina en primera contra Ciudad de Chacabuco. Jugué hasta que me fui a estudiar a La Plata, donde me fichó el Club de Gimnasia y Esgrima.
De ahí pasé a Argentino de Pergamino, donde tuve la mala suerte de lesionarme dos veces y lamentablemente tuve que dejar de jugar al básquetbol.
Seguí ligado al básquetbol porque hice el curso de entrenador. Cuando me recibí de nivel uno, el club Porteño de Chacabuco me dio la oportunidad de comenzar a dirigir desde inferiores hasta primera y me fue bien. Potenciamos los valores que teníamos en la institución y logramos buenas campañas en todas las categorías.
Un domingo al mediodía me llamó Miguel Had con Roger Arrieta que me necesitaban para dirigir el torneo local en el club Ciclista y no me dieron opciones. Entonces me sumé en el nuevo proyecto del club Ciclista, no sin antes tener un gran apoyo de mi familia.
Paralelamente Marcelo Rodríguez y el Chango Poggi me sumaron al proyecto de selecciones de la Asociación Juninense de Básquetbol, juntamente con Federico Martínez y Julio Mázzaro.
Fueron muchas cosas de golpe, pero siempre afrontando los desafíos con responsabilidad igual que cuando jugaba.
Este año con las selecciones nos fue bien. Disfrutamos todos del proceso que tenemos en marcha, el grupo de trabajo es sencillo con unos valores muy grandes. Julio con su trayectoria en Liga Nacional y Fede con su experiencia a cuestas hacen que sumemos para las selecciones. En todos los torneos nos hemos llevado algo positivo, que es el desarrollo de los chicos. Los procesos de selección no suelen ser muy largos, pero de alguna forma u otra acomodamos los horarios con el básquet local para poder entrenar la mayor cantidad de veces posibles.
Ahora me tocó conducir los U19, no me imaginaba dirigiendo un provincial. Quería involucrarme de a poco con los más pequeños. Cuando me lo dijeron ni me dieron tiempo a decir no. Tuve que afrontarlo cuando se cambió la localía con Pergamino que ellos querían organizar el de mayores y nosotros nos quedamos con el de U19.
Jugar de local tiene un plus, hay que hacerse fuerte porque todos te van a querer venir a ganar.
Supimos manejar muy bien el torneo. Marcamos una tendencia desde el primer partido, un estilo de juego. A La Plata le llegamos a sacar 20; 15-20 a Tandil y Chivilcoy en el primer tiempo.
Se complicó un poco con Pergamino. La relajación de los chicos de haber tenido el primer lugar asegurado y la necesidad de resguardarse físicamente para las otras instancias, caló hondo en el andamiaje del equipo. Había que jugar la semifinal el sábado. Pero en el último cuarto sacamos la fibra que nos caracterizó, repuntamos los doce de diferencia y contra, y terminamos ganando sin problemas.
En la semi llegó Chivilcoy. Sabíamos que nos iba a complicar, pero con el correr del partido logramos imponer nuestro juego y llegar a la final.
Con Bahía me imaginaba un partido durísimo, típico de una final. Bahía es Bahía, siempre está un pasito adelante del resto en el básquet. Obviamente uno no se queda atrás, tiene lo suyo. Tenemos mucho futuro con nuestros jugadores. Por eso hay que seguir trabajando.
Nos encontramos con una solidez ofensiva, más allá que ellos nos metieron 25 puntos. Pero eso nos hizo reaccionar defensivamente. Ellos en el segundo y tercer cuarto no nos convirtieron triples y ahí estuvo la clave. Logramos sacar una diferencia interesante para poder manejar el partido.
Llegar al último cuarto habiendo ajustado la defensa sobre los tiradores y con una diferencia de dieciocho puntos fue importante. Pero hay que mantenerla, los chicos por ahí se relajan un poco porque piensan que ya está y ellos salieron a apretar en toda la cancha. Tuvimos que replantear el cierre, pero básicamente para mantener la calma. Bruno Conti y Facundo Japez se hicieron cargo del traslado de la pelota, demostraron mucha jerarquía.
Muchos de los jugadores estuvieron todo el año en procesos importantes de Liga. Eso también hace que el concepto de básquet que uno quiera imponer, se facilite.
Fue una emoción muy fuerte. Me pasaron muchas cosas por la cabeza, el no poder seguir jugando por las lesiones y después de todo lo que me tocó vivir, para mí fue de una alegría inconmensurable.
Yo había ganado como jugador el provincial U19 en Pergamino en 2014 que fue donde me retiré por las lesiones posteriores. Este título lo viví de otra manera, porque de afuera se tienen distintas sensaciones.
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