Nací en Arias y Vázquez Diez. Fui a la escuela 22, luego hice dos años en la escuela La Fabrica y después me pasé al Industrial. Me recibí de Tornero y fui derecho al Ferrocarril.
En el barrio se jugaba al fútbol, en un campito que había en la esquina. Después hacíamos los autitos con acoplado que dábamos vuelta a la manzana.
Había un vecino que le gustaba organizar competencias. Ponía un altoparlante en la puerta de la casa y convocaba a todo el barrio. Un día hizo una carrera de bicicletas con un circuito que llegaba hasta el boliche amarillo y daba la vuelta volviendo por el Monte Periné (hoy el Colegio Marianista).
Yo tenía una bicicleta con un plato chico y pedaleaba como loco. Entonces le fui a pedir la bicicleta a mi abuelo que era más grande. Gané la carrera de punta a punta. Tenía 14 años.
Además hacía paleta en el club Sarmiento y natación en el club Junín.
Al fútbol empecé a jugar en la quinta de River Plate, luego pasé a la cuarta y jugué algunos partidos en primera. Me había fichado un pariente de mi mamá, pero ella no estaba de acuerdo en que hiciera fútbol.
Salimos campeones con la cuarta en 1952.
Un día pasé por la hoy Avenida San Martín, que estaban desarmado las vías del Central Argentino, y veo la cancha de Ciclista desde mi bicicleta. Yo más que el club Sarmiento, no iba. Entonces me pregunto ¿a qué jugaran estos acá?, había un vagón de ferrocarril en un rincón, dos aros –uno dando espaldas a la avenida- y polvo de ladrillo en el piso. No sabía.
Después, en River improvisan una cancha reducida para hacer básquet femenino. La cancha ni cerca de ser reglamentaria.
Íbamos a ver las chicas jugar. Un día terminó el partido, nos metimos con los chicos a la cancha, agarré una pelota e hice una bandeja sin nunca haber jugado al básquet. Ahí empecé. Salimos campeones de cadetes cuando River Plate puso básquet. Luego puso cuarta y tercera. A los dos años segunda. Salimos campeones en las otras divisiones también, a partir de 1953.
En 1955 se armó un campeonato de los barrios. Estaban todos los jugadores mezclados. Yo integré el equipo que se llamó más o menos, que éramos los que nos juntábamos en la peluquería de Abraham. Fue la primera vez que jugaba con gente de primera división. Estaban Urano Pérez, Perelli, Ponce y Corvalán. Salió campeón el equipo de Montero con Cara de Bollo Quintanal a la cabeza, Di Primio, Errecalde.
Ahí me ven jugar los de Ciclista y me prometieron que si fichaba, en el Ferrocarril, en un mes me hacían pasar al cuarto de herramientas.
Pero cuando se enteraron los de Los Indios, tenían a uno en la comisión que era jefe en el Ferrocarril y en 48 hs, me consiguieron el pase. Entonces fiché en Los Indios.
Jugaban Errecalde, Perelli, Di Primio, Cairnie, Ponce, Di Filippo. El técnico eran Bastón y Tito Russo. Salimos campeones en 1954 y por tres años consecutivos. Destronamos a Ciclista que venía con cinco títulos al hilo.
Pero había una comisión directiva de primera, con una subcomisión de damas que le ponía el hombro haciendo comidas después de los partidos.
Y en esa época los jugadores fuimos a ayudar a hacer la losa y levantar las paredes de lo que hoy es la cantina, porque no había nada. Después vino Tomás Corrado y lo techó. Fue el primer club con cancha cubierta.
Jugué muchos años en la selección de Junín. Nuca pudimos ganar el título. Estuvimos a un paso en La Plata y nos ganó Pergamino. Ellos habían llevado un técnico de Buenos Aires un año antes y acá en Junín la Asociación se negó a invertir en conocimientos foráneos.
Después le ganamos a Pergamino en la cancha de Ciclista en un partido preparatorio y fue ahí cuando me llevaron como refuerzo para jugar el Campeonato Argentino.
Jugamos en Tucumán y perdimos la final con el local. Le ganamos a Capital Federal, que tenía a González y Menini, todo un acontecimiento.
La diferencia del aquel básquet al de hoy es total. Yo ahora lo veo muy violento. El tacto dejó de ser tacto. Te empujan, te tiran al suelo y a mí no me gusta eso.
Por eso no voy a ver bàsquet. Miro algo por televisión, la NBA.
¿Ginóbili? Un fuera de serie. Va a ser muy difícil que algún otro llegue a donde estuvo él.
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