BÁSQUET

Ricardo Pagella: “Ripa”

Fue jugador, entrenador y árbitro. Una historia viviente del básquetbol juninense.

Nací en marzo del ´64 en un campo de la localidad de Morse que era de mi abuelo. Se llamaba La Cuchara. A los cinco años nos vinimos a Junín. Fuimos a vivir a la casa de Alfredo Meoni, porque la esposa era hermana de mi vieja. Luego vivimos en calle Canavesio hasta que gracias a Dios mi viejo compró una casa haciendo cruz con el club Argentino. Donde estaba la vieja canchita, en Alsina y Almirante Brown. Un barrio de muchos poetas como Luis B. Negretti. Todas las marchas de los clubes las hicieron en ese barrio. Acá nació Sarmiento, si la cancha original estaba cerca del cementerio hasta que se fue al lugar de hoy. El barrio se caracterizaba por la Iglesia, la gente mayor, la historia misma del barrio en sí.

Hice la primaria en la escuela número uno. Me habían anotado en el Comercial para la secundaria, pero justo apareció el colegio Marianista que daba clases en el Ateneo Estrada y me mandaron ahí. Fui la tercera promoción. Luego se trasladó a su actual sede.

Y jugué al fútbol en la canchita del Ateneo. Al básquet jugué en Argentino cuando llegué al barrio, ya tenía ocho años. Escuchaba picar la pelota y salía de mi casa como tiro. Era jugar cuando estaba abierto y cuando estaba cerrado porque saltábamos el tapial para hacer algún picado. Teníamos una pelota de cuero y se gastaba rápidamente por el suelo. La calle era de tierra.

No existía el mini. Era cadetes menores, mayores y primera. En cada división había muchos jugadores porque se encontraban dos o tres edades. Tuve la suerte de salir campeón en todas las divisiones. Jugué con los hermanos Biurrun, José Gashp, Roberto El Loco Citterio, Jorge Caña Aiub. En esa época surgían los Tamburelli. El cantinero del club era Zaro Demaría, uno de los mejores en la historia de la ciudad.

De Argentino surgían jugadores, técnicos, árbitros de básquet. Hacíamos casi todas las funciones. El primer año como entrenador fue en cadetes menores de Sarmiento. Entre los jugadores que tenía estaban Daniel Jaule, Tati Rolla, Marquitos Violino. Luego dirigí Argentino en 1980. Fue una sorpresa. Argentino tenía un técnico de Buenos Aires, luego Polo Cárdenas. Un día me llamaron Nené Pagano y Alcides Marchesi y no me dieron alternantiva. “Tenés que dirigir Argentino”. Fue un jueves y el martes comenzaba el campeonato. Dirigí a Quique, Tinto, el Cabezón Marchesi, Derval Lázzari, Pomelo Traverso. Ese año Argentino trajo a Wilson Farley. Terminamos primero ese campeonato. Hubo un partido entre los campeones de los dos torneos y perdimos 105-101 en cancha de Los Indios que había traído a Charles Mc Keller.

En 1981 volví a ser árbitro. Dirigí un provincial de juveniles en Mar del Plata y fui designado por la provincia a dirigir el nacional en Córdoba. Polo Cárdenas me prestó las pilchas y el silbato que él había dirigido un Sudamericano –un Balilla de la época que sonaba como un violín- para ir a ese torneo. Dirigí la final con Eduardo D´Atri. Ese año el Círculo de Periodistas Deportivo me eligió como mejor árbitro.

El mejor árbitro de todos los tiempos fue Rubén Darío Cárdenas. En esa época a nivel nacional era un monstruo. Respetado donde fuera. La gente de Bahía lo quería con locura y eso que ellos tenían a Pajarito Gómez, con quien hizo una dupla excepcional en la Argentina. En la Asociación está el carnet de árbitro internacional firmado por el mismísimo James Naismith. Es una reliquia Serafín Nieto, Julio Dell'Orso, Eber Sofía, Nato Costa, todos fueron excelentes.

Cuando yo vine a vivir al barrio, Argentino venía de una seguidilla de victorias y de ganar el primer torneo de clubes que se hizo en Punta Alta. Recuerdo muy buenos jugadores como Raúl Scala, Julio Dell ´Orso, Toto Biondo, Tito y Enrique Biurrun, José Gashp. Fueron pasando jugadores y la historia hizo que algunos por ahí rozaran la categoría de ídolos como Josi Gil o César Pastorino. Pasaron otros pichones de crack como Andrés Spacapán, Derval Lázzari, el cabezón Marchesi, el gordo Beigier. En el recuerdo, la zurda mágica de Cara de Bollo Quintanal. Y le quedó la zurda mágica porque en una final Argentino-9 de Julio en Ciclista, en el alargue se paró en una punta y metió tres bombas que definieron ese juego. Después surgieron en el básquet de Junín grandes valores como Daniel Aréjula, Chuny Merlo, José Luis Pagella que para mi fue el mejor jugador juninense de la historia. Pero mi ídolo fue, es y será Enrique José Biurrun. 

En la actualidad estoy en la Comisión Municipal de Box, que es otra faceta en donde también me he desempeñado como referee y jurado.

COMENTARIOS